Hace un par de días Iván Thays, un bastante conocido escritor peruano, puso al fin al descubierto uno de los más grandes problemas del Perú contemporáneo: su identidad estomacal. Escribió en la versión digital de El País de España tantas verdades que se le parte a uno la panza de risa. “La comida peruana es indigesta y poco saludable” –escribe Thays- “se trata de un petardo de carbohidratos al cubo, una mezcla inexplicable de ingredientes que cualquier nutricionista calificado debería prohibir”. “Soy de esos pocos peruanos que detestan la burbuja de aire que llaman el boom de la gastronomía peruana” –dice en otra parte-. De un momento a otro, el Perú, país que pasa a la historia del mundo moderno como un gigantesco restaurante, se ve también atravesado de gente que discute, lo cual es algo mejor a que esté atravesado de gente haciendo la digestión. Como sea, como quien escribe es un peruano que, aparte de ser filósofo, ha sido deportista durante veinte años, y tiene sin dudas el peor concepto de la comida peruana, que es regularmente una sepultura de papa con arroz y aceite, el mero hecho de recordarla le da la ventaja de pasar al punto serio, a saber, por qué, a qué se debe que la identidad nacional del Perú se halle vinculada tan íntimamente a cosas de comer.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=zmKW4C3ZOhE[/youtube]Para un joven de 20 años el Perú es su gastronomía. Pero quien escribe tuvo la dicha de nacer algo antes. Y detrás del presunto “boom de la gastronomía” reconoce una política de Estado, del Estado peruano, que explícita y descaradamente ha intentado soldar la comida con la noción de nacionalidad. No es que de pronto, inopinadamente, los peruanos descubrimos que nuestra esencia cabía en un plato, sino que a un grupo de personas cuyo estómago sin duda era de mucho seso, se le ocurrió crear una agenda nacional basada en el consumo de comida. Y todo esto tiene que ver con el procesamiento social del gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) hacia sus sucesores.
Quizá es bueno, para este asunto del Perú y su identidad alimentaria recordar la política nacional de Alberto Fujimori Fujimori. Fujimori es recordado por haber implantado en el Perú las políticas económicas neoliberales en la década de 1990. También por haber vencido al terrorismo maoísta y –valgan verdades- también por unos escándalos de corrupción. Bajo la sombra de estos pesos históricos, es difícil recordar que el suyo fue también un Estado que abrazó una política general nacionalista, en especial en los últimos años del régimen. Se hizo socio geopolítico del Brasil, el Contuvo un intento nacionalista ideológico, el primero después del abortado ensayo de la dictadura de Juan Velasco Alvarado (1968-1975). Este Fujimori, como antes Velasco, se hizo antiimperialista. Para esto se nutrió de las ideas de varios intelectuales de derecha, el más relevante de ellos Francisco Tudela, quien publicó con patrocinio del gobierno “Globalización y políticas nacionales”, un folleto que fue el vademécum del nuevo orden ideológico fujimorista. Tudela sería más adelante premier y luego candidato a Vicepresidente. Su idea era reforzar el Estado nación contra el pensamiento único y la globalización política del Ordo Norteamericanum. En la mente de Tudela y su entorno, el nuevo Estado fujimorista debía rescatar la identidad histórica del pueblo peruano soldando el presente con el pasado, tanto incaico como virreinal.
Tudela estaba inspirado en las ideas de Francisco García Calderón, un filósofo pragmatista del 900 peruano, de quien tomó algunas ideas que estaban emparentadas con el tradicionalismo laico y el nacionalismo francés, en particular con la doctrina de Charles Maurras. Á‰ste fue el gran momento de la intelectualidad de la derecha peruana. Fujimori, a quien nunca se le había visto haciendo un signumcrucis, se hizo de pronto amigo del clero, y comenzó a ir a misa. Misas en el Palacio, pues se puso en forma la capilla presidencial, hasta entonces abandonada. Fujimori iba personalmente a las procesiones en Semana Santa. Su hija Keiko Fujimori comenzó a frecuentar la Plaza de Toros de Acho en la Fiesta del Señor de los Milagros. Las obras de García Calderón fueron reeditadas por el Congreso de la República y se dedicó a este autor un ciclo de conferencias que ha dejado una inmensa secuela hasta el presente. Pero, como es bien sabido, Fujimori hoy está en la cárcel. En el año 2000, con una inmensa presión de la izquierda internacional y el gobierno de los Estados Unidos, pidió asilo primero al Sultán de Brunei, con quien tenía cierta amistad, y luego a la aristocracia del Imperio del Japón. Ese año la política nacional del Estado peruano se convirtió en comida.
Cuando los Fujimori fueron despedidos del Perú, por las razones que fueren, sus enemigos políticos no dieron cuartel para combatir las líneas generales del régimen saliente. El Perú, entonces aliado dela Venezuelade Chávez y rival en el posicionamiento regional con Estados Unidos, abandonó la política nacional diseñada con el pensamiento de Tudela y sus allegados. Eso significó no sólo no promover, sino incluso rechazar la idea del Perú como una identidad nacional. Se puso en boga la postura contraria, por la cual el Perú no era de ninguna manera una nación, sino un país multicultural, que había muchas etnias en potencial rivalidad y que no había un pasado sustancial que pudiera unir una posible agenda de futuro. El futuro, entonces, se dejaba al Estado cosmopolita, lo que en clave de la década pasada era regalárselo a la política internacional y al modelo de gerencia global de los Estados Unidos. Mientras tanto, en el Perú, no por casualidad, comenzaron a proliferar los conflictos sociales y la identidad del presente fue abandonada al arte culinario. Y así, querido lector, es que el Perú terminó convertido en un restaurante. Creo que el único país que me viene en mente cuya identidad es un almuerzo es la Argentina. Debo anotar que la Argentina está dotada de fuerza para satisfacer instintos que a muchos pueden parecer más convincentes.
Excurso: La principal causa de muerte en el Perú por enfermedad el año pasado fue el cáncer al estómago.