Una escapada gastronómica ¿Por qué no?
Agosto puede ser el mes de las escapadas, dejando a un lado las angustias, los problemas, las letras del piso, del coche, para decirnos para nuestros adentros: me merezco una escapada familiar y rememorar, aunque sea por una vez, las palabras hechas célebres por el Parlamento Español: ¡que se joda la pobreza!
Y pagarnos una escapada gastronómica con nuestra pareja.
Un momento de relax en los problemas de cada día, para disfrutar de un momento maravilloso degustando un platillo que te apetece y te puede hacer feliz.
No voy a recomendar un restaurante, ni tampoco hacer una crítica sobre lo mejor y lo menos malo de la restauración alicantina, hoy solo deseo dar unos consejos simples y básicos para elegir un restaurante que no te decepcione.
Sí entramos en un restaurante y no vemos personal de cocina, sólo encuentras varias chicas sirviendo cerveza, les pides algo que te llamó la atención en su carta y te lo traen calentito en cinco minutos, puedes tener la seguridad de que te están sirviendo un congelado pasado al microondas.
En otros vemos paellas en un tablero publicitario: muy rica y en cinco minutos… No hace falta ser muy listo para darnos cuenta de que son las mismas paellas congeladas que puedes encontrar en el super del barrio.
En mi opinión la publicidad más negativa de un restaurador suele ser: “saboree nuestra cocina como en casa”. Para comer como en casa no necesitamos salir.
La más positiva en el momento que estamos viviendo: “Vean nuestra calidad-precio”
Una escapada debe ser un momento sublime, un pequeño sacrificio merece un degustar los manjares que te apetecen con la seguridad de conseguir una buena calidad y pagar un precio justo.
RECETA: Carpaccio de Mero
El carpaccio es un plato tradicional piamontés que se compone de finísimas lonchas de carne cruda, aliñadas con aceite, sal y vinagre di Módena, y que termina animando su sabor con virutas de Parmesano. Originalmente se hace con solomillo de ternera, la nueva cocina lo ha adoptado para una larga variedad de pescados.
La receta
Parece difícil conseguir cortar el pescado en lonchas tan finas como el papel de fumar, y eso lo conseguimos poniéndolo en el congelador (semicongelado) para luego cortar a máquina o con un cuchillo jamonero.
Elaboración
Se limpian bien los filetes del pescado elegido de piel y espinas, y se envuelven en papel para horno o transparente para darle a la carne con la forma deseada.
Luego se mete al congelador durante un cuarto de hora para que se ponga bien firme, pero sin llegar a la total congelación.
Al momento de preparar el plato, se saca, se retira el envoltorio (ya estará tieso), y se corta a máquina o con cuchillo jamonero lo más fino posible.
Terminación
Vamos cogiendo las láminas de pescado una a una, y las vamos colocando en el plato, bien colocaditas, una de seta con otra de pescado, y así vamos configurando una espiral que poco a poco vaya cubriendo el fondo del plato.
Lo condimentamos con aceite, limón, sal, pimienta y si deseamos realzar el sabor, lo perfumamos con aceite de setas, también hay quienes le ponen setas cortaditas por encima para conseguir un sabor más sutil.
Un toque de sabor
Si los sabores les parecen demasiado marinos (en realidad son maravillosos, pero la primera vez solo saber que es pescado crudo, no te deja degustar con alegría), se puede aliñar según la receta tradicional, es decir, salpicar con algunas (muy pocas) gotas de vinagre de Módena (en sus diferentes sabores, frutados o limón), un chorrito de aceite de oliva, y unas virutas de Parmesano auténtico, o setas frescas como cantarelas o boleto bayo.