Tras una cortina de humo rasgada en forma de novela coral, «El Trepanador de cerebros» nos cuenta la historia de Silvia, su principal personaje, y sus peripecias vitales junto a una banda de inadaptados sociales, por voluntad o por imposición, en un escenario que todos reconocemos y hacemos nuestro desde la primera página.
Pero no es la amalgama independiente de personajes entrelazados el gran descubrimiento de Sara Mesa, la autora, sino el estilo narrativo embaucador, cruel y tierno a la vez, y recubierto de un sentido del humor burlesco pero respetuoso, con el que se gana la complicidad del lector.
Porque con otro estilo más presuntuoso la novela habría decaído en cuanto los personajes hubieran sido presentados, pero con el estilo de Sara, no sólo no decae sino que crece hasta mantenernos en vilo hasta el final. Un final que, a mi juicio, es un tanto decepcionante, con un recurso metaliterario en forma de epílogo alejado de la brillantez del resto de la novela.
Y es que «El Trepanador de cerebros» es una novela brillante, no cabe otro adjetivo, capaz de mostrarnos las pandemias sociales de nuestra época sin que por ello cobren el protagonismo, absolutamente cedido al personaje de Silvia, el más interesante, tal vez por ser el más desarrollado, una chica olvidada por el amor, que sobrevive en lugar de vivir, y que hace de la incongruencia virtud para querer siempre evolucionar y abandonar el pozo en el que se encuentra metida.
Junto a ella el grupo de comparsas que le sirven de apoyo y lastre a la vez, un niño rico con delirios de Chamán, un extraño capitalista, dos gemelos maestros en el arte del hurto menor, un enano apesadumbrado que vende su alma en eBay, y otros que van y vienen, llegan a su vida y desaparecen, dejando huella, un vivo recuerdo sin el que no podemos vivir.
En definitiva, «El Trepanador de cerebros» es todo un descubrimiento para los que no conocíamos a Sara Mesa, una autora a seguir, de narración sencilla pero certera, y con un sentido del humor de gran calado, capaz de respetar la inteligencia del lector al burlarse de sus propios personajes de los que todos nos acabamos enterneciendo.
«El Trepanador de cerebros» es una novela de lacerante brillantez, profunda y socialmente comprometida a la vez que humilde y honesta con el lector.