Escenarios, 24
Tras un largo periplo, que comenzó el 1 de enero del presente año con los ensayos de la obra ‘El coloquio de los perros’, basada en la novela homónima de Miguel de Cervantes, la compañía Els Joglars llegó y llenó el Teatro Principal de Zaragoza durante el último fin de semana de octubre para ofrecer una actuación tan extraordinaria como lo vienen siguiendo las del grupo desde hace más de 50 años.
Unir la investigación, fuera de cualquier convencionalismo al uso, y la popularidad de cara a la audiencia ha sido el objetivo permanente de Els Joglars. En su versión de la obra de Cervantes lo consiguen plenamente. El acierto es múltiple, desde la actualización de los temas sobre los que coloquian Cipión y Berganza, hasta el mantenimiento del pulido lenguaje cervantino por parte de los protagonistas en muchos pasajes del diálogo.
Si en la obra original hace repaso Cervantes a los principales temas espinosos y conflictivos de su momento, habría que pensar cómo retrataría la actualidad, no sólo la general, sino también la particular de cada lugar o zona donde se puede producir el milagro de que los perros entiendan y hablen, porque ver y escuchar lo hacen: escuchan y ven más de lo que parece.
Una idea que, en este sentido, queda servida para los creadores dramáticos es la de hacer interrogatorios a los perros domésticos sobre los datos que conocen y los hechos que presencian. Sería como una ampliación de funciones de los que hoy guían a los ciegos, orientan a los rescatadores o conducen a la policía hacia la detección y posterior detención de maleantes.
Si los perros hablaran podían echarse a temblar no sólo la mayoría de sus dueños sino también todas aquellas personas que transitan en su entorno, bien sea por visita, paseo, contacto casual o cualquier otra circunstancia. La perspectiva del perro-testigo no sería nada halagÁ¼eña para mucha gente, parece claro. El alivio consiste en pensar que se trata sólo de una fantasía. Pero aún así no estaría de más utilizarla como principio de reflexión y de toma de conciencia.
Volviendo a la obra que han versionado para la escena Albert Boadella, Martina Cabanas y Ramón FontserÁ¨, hay que aplaudir todos sus pasos y componentes, sobre todo cuando la acción y el diálogo se asientan tras unos inicios un pelín abigarrados. Tanto los dos protagonistas como los restantes actores realizaron una interpretación de gran mérito. Vestuario, atrezzo, ambientación, iliminación y música estuvieron al servicio de una idea brillante luminosamente realizada.