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  TodavÃa me acuerdo de cuando salió en prensa la noticia: “Encuentran los cuerpos carbonizados de cinco jóvenes en un local de ensayoâ€. Asà fue. Cinco jóvenes músicos madrileños fueron encontrados muertos de mala manera el 29 de diciembre de 2001 en un local de ensayo de 15 metros cuadrados. Calcinados, que no pudieron ni ser reconocidos en un principio, y en posturas que reflejaban la terrible agonÃa que debieron sufrir queriendo escapar de la muerte. Agrupados bajo el nombre artÃstico de Santuario y con el “heavy-metal†como bandera, preparaban la maqueta de lo que probablemente habrÃa de cuajar en un primer disco. Cinco jóvenes músicos que, como muchos otros, tenÃan que dar forma a sus humildes creaciones rodeados de una serie de elementos a cada cual más desfavorable para el ejercicio de la música y, por supuesto, desprovistos de los útiles o herramientas de seguridad imprescindibles para este tipo de locales. Pues que estamos hablando de una actividad que requiere de un aluvión de vatios y, por ello, se hace del todo necesario disponer de los medios suficientes para poder atajar en un momento determinado una posible tragedia.
  ¡Si supieran ustedes de la manera en que tenÃamos que ensayar los Keys, y supongo que la mayorÃa de los grupos musicales que en los 60 habÃa en mi ciudad, en Huelva! Eran otros tiempos, estamos de acuerdo. Pero siempre me vienen a la memoria los Poker’s tocando en una azotea de un edificio del centro, que yo no sé de dónde tomarÃan la corriente y en qué condiciones. O mismo el embrión de grupo que tenÃamos entre Alejandro Luengo, Antonio Navas y un servidor, con una guitarra eléctrica que se habÃa fabricado Alex y la enchufaba a una radio, practicando en su minúsculo cuarto el “Flamenco†de los Brincos… Y asÃ, el resto de grupos de aquella época que podrÃan contar infinidad de anécdotas o casos, todos ellos más bien rondando el peligro del accidente y del que no tenÃamos la menor idea al respecto. Quiero decir que la posibilidad de un accidente no existÃa para nosotros.
    La verdad es que ignoro cómo ensayan nuestros jóvenes músicos, nuestros grupos musicales, en la actualidad. No sé si disponen de una red de locales oficiales para sus ensayos o si ensayan “por su cuenta†en recintos particulares. De cualquier modo, serÃa interesante, no serÃa mala idea el que por parte de las instituciones a quienes corresponda se realizara, con la frecuencia que fuera necesaria, un chequeo a fondo en las distintas capitales y en sus correspondientes pueblos, de estos locales de ensayo al objeto de prevenir cualquier tipo de accidente relacionado con la actividad practicada. De esta manera, no se tendrÃan que dar más noticias en prensa como la referida en el comienzo de este artÃculo.
 Foto: A. Tiedra (Las Chinas, grupo femenino integrante de la nueva ola madrileña)
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