ENTRE DIOSES Y HOMBRES. Museo de Prado. Madrid. Del 4 de noviembre de 2008 al 12 de abril de 2009.
En el prestigioso Museo del Prado, en opinión de muchos, la mejor pinacoteca del mundo (entre ellos, según parece, Francis Bacon, cuyas obras están ya ocupando también de forma temporal las salas del museo), también se puede disfrutar de un magnífico edificio, como no podía esperarse de otra forma en Villanueva, y de una colección de escultura magnífica que cuenta con más de novecientas piezas. De escultura, precisamente, trata esta exposición que se encontrará en Madrid aún durante más de dos meses.
En esta ocasión cuarenta y seis piezas de las Staatliche Kunstsammlungen de Dresde han viajado a nuestra capital para unirse a otras veinte obras de la colección permanente y formar una magnífica muestra que trae la belleza clásica a nuestros ojos.
Y el nombre de la exposición es de sobra acertado porque uno no sabe muy bien si perfecciones como éstas, tanto en lo que se refiere a la realización, como en lo que se refiere a lo representado, son algo propio de lo humano o lo es más de lo divino. Atletas; dioses; faunos; ménades; retratos de la familia imperial; césares, a medio camino entre la deidad y la persona… estos son los protagonistas absolutos de estas salas hasta el próximo abril. Ellos y, por supuesto, el mármol: pulido y brillante en algunos casos; traslúcido y arenoso en otros; incluso con restos de policromías en determinadas piezas pequeñas, la piedra blanquecina es el medio cumbre con el que se ha labrado la maravilla por parte de los talleres de copistas romanos que reprodujeron las obras maestras de Mirón, Fidias, Praxíteles, Policleto…
La muestra tiene la facultad de evocar el mundo perdido de los siglos gloriosos de las polis, la conquista helénica y la influencia posterior en todo el mundo occidental en parte gracias a los romanos, que supieron plagiarlos, imitarlos y darse la debida propaganda, que supieron, además mantener su dominio en el tiempo. Y ahora que los imperios parecen algo definitivamente olvidado y cuando surgen se hunden en sus mismos cimientos al cabo de décadas, se puede seguir soñando con ese mundo que primaba la belleza del cuerpo humano, mujer u hombre y la veneraba a través de un arte, volviéndose ambos inmortales.
Para empezar la muestra nos reciben ocho musas, ocho inspiradoras blancas restauradas en el siglo XVII (una de ellas con el retrato de su compradora, la reina Cristina de Suecia) que, formando un hemiciclo se presentan, tras la luz, dispuestas a prepararnos para la visita, tan espectacular como íntima.
Para más información: http://www.museodelprado.es/es/pagina-principal/exposiciones/info/en-el-museo/entre-dioses-y-hombres/
Fotografías Cabeza de anciana y Máscara de sátiro cedidas por el Museo del Prado. Fachada del museo archivo del autor, digitalización por Eduardo Fernández.