Cultura

Entrevista a Carlos del Valle-Inclán. Un novel en busca de voz.

Carlos del Valle-Inclán

Carlos del Valle-Inclán

Entrevista a Carlos del Valle-Inclán.

 

 

 

 

 

 

Hace unos días reseñábamos la opera prima de Carlos del Valle-Inclán. Hoy, lejos de su España natal, nos concede una entrevista para desgranar su premiada obra y sus anhelos literarios. A sus veintiséis años confiesa que lleva ya casi una década escribiendo, que le ha costado encontrar un estilo, una voz, y que ha habido gentes, formadores predispuestos, que le han ayudado en ese camino.

Sus palabras son las de un escritor humilde, inserto en el aprendizaje de los días y las letras, que entiende que está empezando y tiene toda la ilusión y todos los proyectos en mente.


               – ELLIBREPENSADOR:
Con tu primera obra publicada has conseguido quedar finalista de un premio. ¿Cómo te sientes? ¿Lo habrías imaginado?

        – Carlos del Valle-Inclán: El simplemente el hecho de haberla finalizado, era un orgullo. Alrededor de 8 años después de empezar a escribir, conseguía terminar algo que había empezado. Y además, me gustaba y me sentía orgulloso de ella. Tardé más de un año y medio en escribirla.

         Empecé a presentarla a concursos, y nunca tenía noticias, lo cual te hace dudar bastante sobre tus capacidades. Imagino que esto es porque no tienes nada sobre lo que sustentar tu «ego» literario, no tienes un caparazón sobre el que protegerte y empiezas a dudar de ti. Sin embargo, un día Víctor Pozanco me llamó y me dijo que había quedado finalista del premio Novela 2008 que lleva el nombre de su padre: Ángel Miguel Pozanco.
         Por supuesto, sientes una gran alegría porque sientes que alguien valora tu trabajo, y te das cuenta de que la confianza que habías depositado en ti, merece la pena. En ese momento, estás consiguiendo algo que tu mente había proyectado una infinidad de veces, pero que realmente no sabes si vas a conseguir por la dificultad que entraña el simple hecho de recibir una respuesta. Es el premio y el reconocimiento a tu obra.

 – EL: Hay en tu obra una asfixia, un ahogo que atrapa a los personajes y los deja salir de su vida, como una cárcel de barras invisibles que no les deja respirar. ¿En qué te has inspirado? ¿De dónde ha salido esa localidad cerrada y terrible?
       – CdVI: Hay tres sentimientos en el ser humano que me fascinan: la envidia, el rencor y el orgullo. Son sentimientos capaces de destrozar las relaciones más fuertes. Y lo peor, es que son sentimientos muy comunes en el corazón del hombre. Para mí, el sentir rencor, envidia u orgullo, es como estar encerrado en una especie de cárcel en nuestro corazón, una sensación que no deja respirar ni tampoco razonar debidamente. Algo que oprime desde el exterior. Para transmitir todo esto, necesitaba un pueblo pequeño, donde estos sentimientos estuviesen generados por toda la historia de ese pueblo y de sus gentes, que todos tuviesen un hilo común.

         El pueblo como tal es absolutamente inventado, e imagino que estará fundamentado en la multitud de pueblos de amigos míos en los que he estado, pero si te paras a pensar, en la literatura hay muchos ejemplos sobre los cuales me podría haber visto inspirado. Sin ir más lejos, Macondo de Cien años de Soledad para mí es un ejemplo claro, o el condado de Yoknapatawa de las obras de Faulkner.

        Si te soy sincero no pensé en ninguno de ellos cuando escribí la obra. Imagino que allí estarán, pero no de modo consciente. Yo simplemente he creado un pueblo sin nombre porque es como si prácticamente no existiese o estuviese en las puertas del infierno. 

      – EL: El dinero, en la obra, es un motivo de envidia y un motivo de desgracia (como en la vida misma), todos se creen los propietarios de los fajos de billetes. ¿Por qué crees que nos cuesta dejar que los avariciosos que no viven sino para trabajar tengan su recompensa?

     – CdVI: Es una pregunta realmente interesante. Y en este caso, mi respuesta será muy breve. El dinero, para mí, es el medio, no el fin. Por eso, las personas que lo viven como fin, para mí merecen más bien un castigo que una recompensa. Están persiguiendo durante toda su vida algo vacío y sobre todo, efímero. El dinero es el generador de las envidias, los celos y el orgullo. Por tanto, no te puedes fiar de alguien que tiene el dinero como fin.

 

 – EL: Tres voces, las tres masculinas, cruzan su visión y sus recuerdos para contarnos la obra. Una única protagonista que no habla por su propia boca. ¿Has buscado sequedad, aridez masculina en la narración o ha sido una casualidad?
        – CdVI: El hecho de que sean 3 personajes masculinos no es casualidad. Para mí, el modo de expresarse de una mujer difiere mucho del de un hombre. En este caso, necesitaba la crudeza de un hombre al relatar una historia de vida. Algo concreto, directo y diáfano.

        Para explicarme mejor, yo creo que un personaje femenino hubiese plasmado otra historia diferente. En Entre polvo y asfalto, los personajes sienten muy intensamente, pero a la hora de expresar estos sentimientos son muy concisos. El lector los adivina por la carga de sus palabras, no porque ellos expresen de modo abierto sus sentimientos, sin embargo, si hubiese creado un personaje femenino para relatar la historia, hubiese utilizado una mayor cantidad de detalles y un mayor detenimiento en las causas que generan esos sentimientos, sustituyéndose la crudeza de la historia por las consecuencias de la misma.

         Y el hecho de que la única protagonista no hable por su propia boca me parecía que tenía bastante fuerza dramática. Sus sentimientos son expresados por las personas que cuentan la historia, el lector, lo único que puede hacer es imaginarse cómo se sentirá la protagonista, y el único modo que tiene para hacerlo es ponerse en su piel, y eso es mucho más intenso que cualquier palabra que un autor pueda escribir.

 

       – EL: ¿Qué es lo que más te ha impactado de cuanto te han dicho sobre Entre polvo y asfalto?

       – CdVI: Que es demasiado corta. Eso es muy bueno, porque quiere decir que el lector se ha quedado con ganas de más. Creo que para un autor, es un halago que alguien esté dispuesto a leer 50 páginas más de tu obra.

 

       – EL: ¿Eres de los que tiende a la obra filosófica y breve como el San Manuel bueno, mártir de Unamuno o este un primer ejercicio para abordar un Crimen y castigo a lo Dostoyevski?

       – CdVI: Me encanta Dostoyevski y me encanta Crimen y castigo, pero por mi forma de escribir me quedo con obras más breves. Me encantaría poder escribir una novela larga algún día, pero para ello tienes que mantener al lector durante 400 ó 500 páginas entretenido. Eso es un esfuerzo y un talento tremendo.

 

 – EL: ¿Cuál es la tendencia o el defecto en el que nunca habrías querido caer al escribir?

      – CdVI: Creo que hay al menos dos aspectos que no me gustaría, o que intento evitar al escribir: en primer lugar el no ser yo mismo y expresarme con mi propia voz, y en segundo lugar lo que podríamos decir «el facilismo».  Simplemente relatar, y no meterte en la piel de los personajes para intentar transmitir cómo sienten.

 

            EL: Empezábamos hablando de galardones. Terminemos también con ellos: ¿Qué premio te gustaría ganar especialmente, hay alguno que por trayectoria o por prestigio te seduzca?

            – CdVI: Tengo debilidad por el premio Nadal. Creo que es un premio bastante honesto. Y por qué no: el Premio Cervantes, aunque esto, por supuesto, son palabras no mayores, sino mayúsculas.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.