Semanas atrás comentábamos el valiente ejercicio poético (pero la poesía, si no es sinceridad, no merece llamarse poesía) de David D. Navascués.
Su Homoerótika nos parecía un baño puro, una inmersión en las olas del placer de la piel. El poema, la palabra, sería para evocar las sensaciones, las ensoñaciones y los viajes que el bardo había sentido y hecho. Con un lenguaje sencillo, sin abandonar la poesía de la experiencia, sin experimentaciones incomprensibles: directo al lector y a su capacidad para dejarse llevar por esas palabras que se convertían, ellas mismas, en masajes.
Ellibrepensador: Costumbre de la casa, empezaremos por una pregunta antipática. ¿No temes que el lector medio pueda utilizar palabras como promiscuidad para hablar de tu libro? ¿Sentirías que es injusto si así fuese?
David B. Navascués: ¿Qué es el lector medio? Quien abre un libro de poesía homosexual debe saber qué tipo de contenidos se va a encontrar. Pero no, no temo en absoluto la calificación de promiscuo. Por dos razones: En la contraportada ya se dice que el libro trata de encuentros y desencuentros, tanto con otras personas como conmigo mismo. Y en estos desencuentros mi propia imaginación juega un papel destacable. Pero incluso en las situación «reales» (¿y qué es la realidad, después de todo?) cualquier hombre o mujer tiene un bagaje más o menos amplio, dependiendo de sus experiencias personales y de su vida, convencional o más o menos heterodoxa. En mi caso concreto, después de haber vivido bastantes años en varios países, y ya con cierta edad, puedo decir que tengo cierto recorrido. Ni buscado ni rechazado, sencillamente el camino que he sufrido y disfrutado.
Ellibrepensador: Tanto en la reseña que redactamos en su día como en la entrada de esta entrevista hacemos hincapié en el masaje, que aparece en varias ocasiones entre tus poemas. ¿Qué significa el masaje para ti? ¿Es un conductor? ¿Un medio?
David B. Navascués: la verdad es que me sorprendió en su día esa insistencia, como la pregunta ahora. Es una experiencia más, entre muchas. En realidad el poemario es una selección de unos pocos poemas. Suelo publicar poemas en un blog del mismo nombre, y allí incluyo material de diversa índole, con motivación distinta, pero siempre con el erotismo masculino como hilo conductor. La situación podría fomentar el morbo, disparar los sentidos, pero que haya tenido una experiencia sensual durante algún masaje (¿y no lo son casi todos los masajes, como contacto humano próximo, de una manera, una experiencia de este tipo?) no es sintomático
Ellibrepensador: En tu poema TORMENTA dices: “Una vez más, empujado. / Por la memoria. Por el deseo. / La lujuria y… / esa extraña inquietud nunca satisfecha. / Maldición o regalo divino”. ¿Has conseguido dirimir ese binomio? ¿Te has decantado por llamar a esa inquietud don o veneno?
David B. Navascués: Nadie puede cambiarse… al menos no en ese aspecto, aunque algunos les pese o nieguen las evidencias. Pero con todo, yo tampoco creo que me cambiaría a mí mismo. Esa desazón, esa zozobra, forma parte de quien soy. La búsqueda es parte del viaje, la vez la mejor parte.
Ellibrepensador: Una pregunta plagada de tópico: ¿cómo se conjugan la ciencia y las letras? ¿La observación “matemática” del cielo y la metáfora cadenciosa de la poesía?
David B. Navascués: Todos somos seres humanos, con múltiples facetas. Yo plantearía la pregunta de otra manera: ¿cómo hay seres humanos que rechazan parte de si mismos, tanto desde el punto de vista sexual como intelectual? ¿Cómo se puede establecer este tipo de dicotomías? Entre ciencia y humanidades, entre el sentido y la racionalidad. Yo veo la vida como una experiencia integrada.
Ellibrepensador: En tu poema ESTRELLAS dices: “Cómo se forman / las estrellas, / preguntas. / Yo te explicaría / qué es el amor”. ¿Se trata de dos preguntas demasiado grandes, con respuestas demasiado complejas? Cuando surge el amor, ¿no es como una gran explosión interna que da vida (a luz) una estrella? ¿Es por eso que las has relacionado en el mismo poema?
David B. Navascués: La realidad es siempre muy compleja, tal vez incluso demasiado compleja. Pero no podemos hemos de renunciar a entender, a sentir. En cualquier caso, nunca analizo mis poemas. Ni durante su escritura ni a posteriori.
Ellibrepensador: ¿Lorca o Stephen Hawking? ¿Copérnico o Miguel Ángel a Tommaso Cavalieri?
David B. Navascués: De personales contemporáneos es muy difícil opinar, sus experiencias están demasiado cerca, la historia se puede decir que quema. De los tres últimos, elegiría a Buonarroti. Entre otras razones, por su versatilidad, por la amplitud de miras. Prototipo de Hombre de Renacimiento, creo que su ambición de ser, de hacer, tuvo pocos límites.
Ellibrepensador: “Me sumerjo en él. Penetro y vuelvo a penetrar. / Golpes de cadera contra cadera; / mar y tierra, acantilado batido por la tormenta”. ¿Cómo consigues conjugar lo explícito con lo metafórico?
David B. Navascués: Supongo que se bebe de todo tipo de experiencias: desde la literatura a mis vivencias. Siempre he tenido pasión por la lectura, y por la naturaleza, y tal vez esos hechos se reflejen en mis poemas, y en mi capacidad de expresarme con un lenguaje hasta cierto punto ambivalente.
Ellibrepensador: Una curiosidad sobre el título: ¿Por qué la K de Homoerótika? ¿Qué regla quieres romper o a qué hace mención esa K como las jotas/ges de Juan Ramón Jiménez?
David B. Navascués: Rodeado de normas y regulaciones (como todos los seres humanos), me gusta romperlas cuando no hago daño, buscar vías alternativas, abrir la mente, eliminando mis propias auto-restricciones. Hasta cierto punto, es una llamada de atención, a mí, al lector. En este caso, un juego sencillos, pero también es un juego muy personal. Pero eso queda para mis memorias.