En una esquina perdida de Internet (en Internet la mayoría de los lugares son rincones de culto y sólo unos pocos destinos mayoritarios, a la inversa que en las agencias de viajes) llamado http://equusboy2006.blogspot.com.es/, y en un doble fondo de ese rincón, como si fuera un cajón de tesoros llamado *Un Nombre en el Espejo*, un poeta tímido esconde sus perlas de palabras. Están, a veces ensangrentadas, y siempre cargadas de símbolos. Su poesía, a veces, es hermética como pócima de alquimista, pero surge intensa, llena de imágenes, metáforas que se consolidan en su obra tomando carta de naturaleza, dando un estilo y un mundo semántico propio al autor. Para que nos hable de esos pedacitos de química de palabras hoy entrevistamos a Jordi Congost.
El Librepensador: Tu blog se llamad equusboy seguido de un año, y tu nombre en Facebook no es el tuyo. ¿Hay un juego de máscaras en tu desdoblamiento público? ¿No era Wilde el que decía «»Dad una máscara al hombre y os dirá la verdad.»?
JC: Suena a cierto, pero sólo se hablar en cuanto a mi experiencia y para mí es también un juego para dar salida de una forma natural a esa voz, o voces, que con el tiempo voy desarrollando, pues nunca soy igual delante de una persona que de otra, o incluso en grupo, porque se elaboran unas emociones por ambas partes que nos hace ser diferentes, de ahí que mi personalidad se desdoble en cada medio.
El Librepensador: En tus poemas hay una presencia constante de la sangre, de la muerte, del dolor, de la herida. ¿es metafórico como símbolo del sufrimiento? ¿O es más una realidad, un lenguaje que quiere hacer constar el dolor físico, la desaparición, el deseo de la nada?
JC: Es un dolor que lo abarca todo, la vida y la muerte, una cuestión sencilla que da muchos quebraderos de cabeza, y que todos saben la respuesta, lo doloroso es aceptarlo. El lenguaje que uso es para mí muy liberador, atávico. El escenificar una muerte, un sufrimiento, es despegarme, desnudarme ante los demás, es mostrar una realidad ante un espejo, donde todo el mundo está representado, de ahí nadie se libra, yo el primero.
El Librepensador: ¿Qué referentes poéticos te han traído aquí? ¿Hay algún en particular que te haya marcado o intentas conseguir una poesía «pura» libre de referencias directas?
JC: La verdad es que no he leído mucha poesía, pero mis referentes son evidentes, Alejandra Pizarnik. Nos mueven los mismos motivos, los mismos sentimiento, incluso diría que el estilo formal es parecido, en mi caso limitado y repetitivo, lo cual me estimula a jugar a hacer combinaciones con pequeñas variaciones, es casi un juego musical. Y colateralmente, Federico García Lorca.
El Librepensador: Otro valor seguro en tu poética, recogida en este blog, es el rechazo o minimización de la primera persona del singular y enaltecimiento de la segunda personal del singular y de otras personas. Podría deducir que es una consecuencia lógica de tu humildad pero, ¿por qué ese reduccionismo del yo? ¿Intentas luchar con el egoísmo infantil reinante en el mundo occidental o es algo más personal?
JC: Como siempre, sólo puedo hablar por mí, y en este sentido, hablo en mi primera persona del singular junto con el resto, porque todas las personas son yo, a la vez que, yo formo parte del total y no puedo separarme, de ahí esa lucha para encontrar el centro, la estabilidad. No sé si eso es humildad, pero sé que mi empatía con lo externo es total, y eso, rompe. No puedo parar de darme.
El Librepensador: En algunos poemas el vaso, el vaso vacío, el vaso de agua, el agua… son llevados por el protagonista. ¿Qué representa?
JC: No lo he estudiado con profundidad, pero diría que el vaso es un símbolo del tiempo, la espera, junto con el agua, esa sed de saber, así como las emociones y los sentimientos, que para mí van siempre ligados al agua: lágrimas, lluvia, ríos, mares y océanos. Para mí la presencia del agua es Vital, más que el resto de elementos, así como los instrumentos transparentes o brillantes, cristales, espejos, donde todo se refleja y juega al ser o no ser, al desdoblamiento.
El Librepensador: Hay versos de una belleza sobrecogedora por la dureza del silencio que se impone, por ejemplo en el Poema 14 dices: «La noche atraca sus estrellas / en el manto oscuro de mi lengua / donde intento inútilmente amarrar con los dientes / esos luceros que flotan en el agua estancada, / que ahoga mi garganta de náufrago». De hecho ya el poema empezaba con un mutismo tras el acto de cariño: «Junto las palabras para formar / Un beso. / Después, el silencio / Arremete / Sin fin». También en el poema diez dices algo de un impacto notable: «Miráis mi cuerpo cubierto de palabras sordas / que brotan de mis muñecas. / Me balanceo en un mar de olvido». ¿Son tus poemas un grito silencioso -hasta que alguien les pone voz al otro lado de la pantalla- contra ese silencio impuesto?
JC: Sí. Todos gritamos desesperadamente de una forma u otra. Yo lo hago callado, y eso a veces es ensordecedor. El silencio es mi gran tema, lo amo, y por eso siempre hago ruido de las formas más extrañas que se me ocurren, como para ocultarlo, cultivarlo como una flor rara, en el jardín del olvido.
El Librepensador: Dices en el poemas 6: «masticar con rabia mi alma negra, ese monstruo que creció / creyéndose un ángel». ¿Cómo sientes la dicotomía del ser humano? ¿No crees que el monstruo es mitad terrenal, mitad divino y no una cosa ni la otra?
JC: Mi dicotomía es extrema, siempre me he situado en los extremos, tanto de las situaciones como del carácter, etc… Entiendo perfectamente a la mayoría de la gente, me es fácil situarme en cualquier punto de la línea. De ahí mi inestabilidad, mi querer ir al centro, el ser alguien invisible, del montón.
El Librepensador: Tu poemario está escrito (de momento) en tres idiomas: castellano, catalán e inglés, con predominancia del primero. ¿Responden a necesidades de expresar diferentes cosas o sólo a diferentes momentos vitales?
JC: Utilizo las herramientas que tengo, me es indistinto una lengua que otra. Aunque mi voz nativa es el catalán, mi educación fue siempre en castellano, mi vida la vivo en catalán y mis sueños siempre son en inglés. Me encantaría ampliar el abanico, pues no me cierro a nada, y cuantos más hilos pueda hilvanar, mejor tejido resultará.
El Librepensador: Tu poema 31 dice: «I that ran from those words you once pronounced / Therefore my corpse lies over the cold stone of eternity». (Dejo a tu elección si quieres traducirlo o no). ¿Cómo te vino esta impresionante imagen?
JC: (Nunca he sido bueno en las traducciones, son útiles, pero sólo las puedo sentir, nunca sé cuál es la palabra justa). “Yo que huyo de las palabras que tú una vez pronunciaste / Por eso mi cadáver yace sobre la fría piedra (altar) de la eternidad”. El origen son esas imágenes de esculturas clásicas, donde los cuerpos yacen para ser contemplados para nuestra eterna satisfacción.
El Librepensador: Una última pregunta, ¿por qué has elegido un blog para hacer públicos tus poemas? ¿Eres un escritor de la era virtual más que del libro físico? ¿O ha sido por otros motivos?
JC: Primero de todo debo decir que no me siento escritor. Utilizo estas herramientas modernas para difundir, simplemente, pero para la creación, escribo, aunque debería decir que reescribo una y otra vez a mano hasta encontrar el ritmo y las palabras justas en trozos de papel con bolígrafo.
Al principio eran poemas que regalaba a mis amigos, luego pensé que podrían gustar a los demás y los publiqué hace años en un blog que había creado expresamente. Y mi alegría era que si alguien tropezada con ellos y les gustaba podían utilizarlos libremente, como si fueran una pequeña ayuda y a la vez un regalo.
Hoy no conozco otro medio más apropiado. Es discreto, es libre, uno no es lo importante, sino los poemas en sí. Libres para navegar a través de esas redes, que dan mil vuelta al mundo; donde uno, un día enciende el ordenador, presiona cuatro teclas y, zas, te aparecen palabras que te ahogan, te atrapan, te atan a un mundo de emociones, del que ya no puedes desprenderte, bien, ese es mi deseo.