Ellibrepensador: ¿Cuántas veces te han preguntado sobre la sexualidad de tu protagonista? Los finales abiertos están muy bien vistos por parte de la crítica pero, ¿y los personajes abiertos?
José Guerra: La sexualidad “ambigua” de Daniel llama mucho la atención. Es curioso, muchas personas me han preguntando por qué dejo sin resolver la sexualidad del protagonista, del guardia urbano y de la chica californiana. Por otra parte, el personaje de Jan también les atrae por esa posible “metrosexualidad” que podría terminar siendo bisexualidad. Mi intención, de un final abierto donde algunos de los personajes se reservan su definición sexual, fue muy meditada de mi parte. La sexualidad humana es muy compleja. Y al día de hoy, en una sociedad que parece abierta a los cambios, están resurgiendo las inquietudes sobre la aceptación de la propia condición sexual.
El: ¿Cómo ha recibido el público homosexual a un personaje que en plena España del matrimonio gay no quiere reconocerse como todos le dicen que lo haga?
JG: Muchos homosexuales que aún están dentro y fuera del armario se han identificado con alguno de los personajes. No olvidemos que en “Barsexlona” no hablo solamente de la sexualidad del protagonista, no. Muy por el contrario. He dibujado una gama muy amplia de personajes y cada cual tiene sus propias inclinaciones sexuales. El guardia urbano que defiende su heterosexualidad incluso cuando duerme con el protagonista y le profesa un cariño ambiguo; la pediatra que jamás habla de sus verdaderas inclinaciones sexuales; el editor casado y padre de familia que acosa al escritor; el motorista casado que va a MontjuÁ¯c para sostener sexo con otros hombres; el chico canadiense gay declarado que no soporta a los “gays muy gays”; el guapísimo holandés al que parece que el azul y el rosa le da igual… He intentado presentar situaciones distintas, cada cual con su propio drama sexual. Procuro no ponerles etiquetas a los personajes, ni a las personas. Y antes de describir a mis personajes me documenté bien. España no está del todo abierta a las relaciones homosexuales. Hay muchos personajes públicos influyentes en la política, los deportes, y el mundo del espectáculo que son homosexuales –o bisexuales– que no salen del armario por prejuicios. Eso me da una idea de cuánta hipocresía hay en torno a la sexualidad en este país.
El: ¿Qué crees que ha hecho al jurado del premio decidirse por tu obra? ¿Qué piensas que aportaba especialmente para que el galardón haya ido a parar a tus manos?
JG: Que no es la historia típica del inmigrante que se prostituye. Es una historia que va más allá al hablar de las relaciones humanas, la amistad, los temores interiores, del mundo editorial, de la cotidianidad dentro de una Barcelona contemporánea… Y que no tiene el final de vivieron felices para siempre. Es una novela que refleja por igual la tragedia y las alegrías. También debió influir el lenguaje que uso. Pese a narrar escenas sexuales muy explícitas jamás llego a usar un lenguaje obsceno.
El. Entiendo que el título Barsexlona, no es en absoluto casual. De hecho esa palabra aparece en boca de uno de los personajes, en pleno diálogo con el protagonista si no recuerdo mal. Evidentemente la forma del nombre de la ciudad te permitía el «juego de palabras» pero, además, hay una «afirmación» de la ciudad como un centro contemporáneo de sexo: Montjuic descrito con bastante detalle y otros lugares de cruising mencionados de pasada; las fiestar en fábricas con drogas y sexo anónimo; los vídeos robados; la prostitución a través de Internet… ¿Crees que Barcelona es más Barsexlona que Madrid pueda ser SexMadrid, Cádiz por ejemplo Cádsex o Amsterdam digamos Amstersex?
JG: Mis amigos íntimos, que son de un universo cultural infinito, suelen elogiar mi creatividad y esa particularidad mía de jugar con los idiomas. Si me pusiera a registrar los verbos y palabras que me invento terminaría publicando mi propio diccionario. Me gusta describir en una palabra lo que quiero contar. Y si tomamos en cuenta el libertinaje sexual de Barcelona, que no tiene nada que ver con el resto de España, “Barsexlona” resume lo que aquí se vive. Y es curioso, has nombrado Ámsterdam, y justamente es allí donde transcurre la siguiente etapa del protagonista de mi novela. Pero, el nombre que le he puesto es más creativo que “Ámstersex”. Aclaro que no soy el único a quien se le ha ocurrido nombrar así a la ciudad condal. Antes de publicar la novela ya había una serie online con ese nombre.
El. Acabo de mencionar un pasaje de la novela en el que relatas las prácticas y «procedimientos» del ligue anónimo en la colina de Montjuic. El capítulo se llama «El bosque de las estatuas libidinosas» y me ha llamado la atención porque a pesar de describir un cruising al aire libre utilizas esta imagen teatral, casi mítica. ¿Cómo se te ocurrió? ¿Lo llaman así o es creación tuya?
JG: El calificativo de “Bosque de las Estatuas Libidinosas” sí que es de mi absoluta autoría. Me parece tan surrealista lo que allí ocurre. Me confieso opositor a esto del cruising. Creo que debemos satisfacer la necesidad sexual, mas defiendo aquello del sexo con amor. Y si no es con amor al menos que sea con cordialidad y respeto. Pero desfilar, paralizarse como estatuas y seducir a desconocidos para luego tener un encuentro sexual, bastante inseguro desde mi punto de vista, es algo que me cuesta aceptar. Eso nos convierte en trozos de carne y nada más. ¿Acaso no es mejor conocer a alguien, seducirle, sostener el encuentro en un lugar íntimo y llamarle una semana después para ir al cine? No digo que de un encuentro va a surgir el amor de tu vida. No obstante, supongo que me quiero mucho a mí mismo como para formar parte del “aquí te pillo aquí te dejo”.
El: Las experiencias que vive tu personaje son en general negativas, algunas muy duras… pero la amistad siempre está ahí. Daniel es un chico dulce y organizado que sirve de argamasa para el grupo. ¿Crees en el poder y la magia de la amistad, como los decimonónicos, por encima de los del amor?
JG: La amistad es el motor del mundo… al menos del mío. Las relaciones de pareja terminan y esa persona se va de tu vida mientras que los amigos siempre están allí. Tengo unos amigos increíbles que llenan el vacío de cualquier ausencia de pareja o familia. Cuando me caigo me sobran los amigos que acuden a mí para ayudarme a levantarme.
El: ¿Son la bisexualidad y la transexualidad las siguientes realidades que tiene que aprender a entender la sociedad para continuar con la compresion de la complejidad sexual del hombre empezada con la «normalización» de la homosexualidad? ¿Era tu intención bisexualizar al personaje?
JG: Ya te comenté en otra pregunta un poco sobre mis intenciones al narrar las tendencias sexuales de mis personajes. Con toda la experiencia que tengo en estudios sobre sociedad, psicología y sexualidad te comento que la transexualidad no lo tendrá fácil hasta al menos la segunda mitad de este siglo. En cuanto a la bisexualidad, todos somos bisexuales. Nos guste o no reconocerlo, químicamente y biológicamente hablando todos somos bisexuales. De allí a sostener relaciones sexuales con hombres y mujeres por igual sí que hay una gran diferencia. No es lo mismo sexo que sexualidad.
El: ¿En qué autores has bebido fundamentalmente? ¿Quiénes han influido más en tu estilo? ¿A quién podemos rastrear en Barsexlona?
JG: Esta es una pregunta más compleja. He escrito mucho y no siempre ha sido sobre sexualidad. Me gusta más dedicarme a la novela histórica, al debate político, a los ensayos científicos y a las biografías. Leo muchos autores franceses, británicos y estadounidenses que pueden influir en mis estilos. Pero, voy a asumir que te refieres a “Barsexlona”. El único autor que me influyó en esta obra es justamente francés: BenoÁ®t Duteurtre.