Hace unas semanas reseñábamos El reencuentro, una obra de Pedro Carrasco Garijo, donde se presentaban las dolorosas relaciones de un homosexual en la infancia con su entorno rural y en concreto con la figura de su padre. Desde un futuro de éxito en una gran ciudad de América (en esa búsqueda de opuestos el personaje resulta muy real), y al cabo de muchos años, el protagonista decide regresar para aclarar los silencios entre su familia y él, y en especial entre el padre y él. El por qué de este planteamiento y de una estructura poco al uso nos han movido la curiosidad lo bastante como para molestar unos minutos de su vida al autor, que nos responde hoy:
Ellibrepensador: La marca de la casa es una pregunta incómoda, a veces incluso antipática. Vamos con ella: ¿Por qué solventar en la primera parte de la obra el desenlace, aquello cuya solución más puede retener la atención del lector?
Pedro Carrasco Garijo: Me pareció una forma atractiva de estructurar la novela, y creo que haciendo eso, construí realmente dos novelas complementarias.
Ellibrepensador: Vamos con otra insidiosa. Pedro/Peter parece haber triunfado en la vida: sentimental y laboralmente. ¡Se ha convertido en un guionista en Nueva York! ¿No parece un exceso de glamour que vuelve algo inverosímil la historia? ¿O precisamente porque es inverosímil se acerca más a la vida real?
PCG: Efectivamente. Podría haber escrito que era astronauta o que había sido abducido por marcianos o cualquier otra cosa. Daría igual, ya que lo que realmente quiero expresar es que por muy lejos que te vayas nunca puedes escapar de ti. La distancia nunca va a poder sustituir las repuestas a tus preguntas.
Ellibrepensador: Si he entendido bien tu novela parece que el gran nudo es la homosexualidad del protagonista en el entorno rural, que condiciona tanto sus posibilidades culturales y relacionales como la educación y formación recibida por aquellos que le rodean, empezando por sus padres. Considero que se ha hablado muy poco de este tema en ensayos y novelas. ¿Por eso elegiste este tema? ¿Cuál es tu percepción?
PCG: La novela trata de la intolerancia a la diferencia. No está tan centrada en la homosexualidad como en la respuesta a la homosexualidad. Pero centrándonos en ella, mi percepción es que se ha avanzado mucho al respecto aunque todavía se siguen escribiendo cientos de artículos en prensa, por lo que desde mi punto de vista no está todo solucionado ni mucho menos. Creo, fíjate, que cuando el propio vocablo “homosexualidad” desaparezca o sea anecdótico encontrarlo en alguna noticia, será el verdadero punto a considerar que ya no es un problema decidir tu orientación sexual.
Ellibrepensador: En el libro se puede percibir en muchas escenas el machismo que impera en la casa, incluso diría en todo el pueblo, pero hay un fragmento clave en el que, hablando del padre de Pedro se llega a decir: «siempre había sido el elemento principal insertado a escoplo en el centro gravitatorio de la familia» (páginas 60 y 61). ¿Crees que ese machismo es directamente responsable del rechazo a la orientación sexual?
PCG: El machismo es una fuerza muy poderosa y arraigada en nuestra cultura desde hace miles de años. Podría ser perfectamente uno de los pilares fundamentales a dicho rechazo. Es una característica que desgraciadamente se da tanto en hombres como en mujeres, al igual que la aversión a orientaciones sexuales distintas a la de uno.
Ellibrepensador: En la segunda mitad del libro (los hechos que, cronológicamente, son anteriores) se describe parte de la infancia del protagonista, cuando su orientación sexual empezaba a hacerse evidente, sobre todo por cierto amaneramiento. Algunos cables y apoyos entre amigos y vecinos, pero en general una cierta lástima o un abierto rechazo. ¿Cómo te planteaste el daño producido en el niño por esas circunstancias? ¿Cómo imaginaste su desconcierto al no encontrar referentes homosexuales en los que explicar sus gustos y sentimientos?
PCG: Fue fácil. Extrapolé el daño y el desconcierto producido por algún tipo de acontecimiento durante la infancia, como por ejemplo la desorientación que produce la muerte de un familiar. El resultado es el mismo.
Ellibrepensador: Cuando escribí la reseña sobre tu libro cité Fiesta al Noroeste de Ana María Matute. ¿Lo has leído? ¿Qué te sugiere? ¿Has encontrado en él raíces para tu libro o alguna referencia?
PCG: Lo siento. No lo he leído, pero ya tengo elegida mi próxima lectura.
Ellibrepensador: El ambiente rural, los pueblos pequeños, se convierten en perfectos «Grandes Hermanos» donde la opresión que se ejerce sobre el individuo impide toda libertad personal, toda diferenciación, o al menos casi toda. Sin embargo, la sociedades inmensas de las macro-ciudades como la Nueva York de nuestros días, individualizan al sujeto hasta hacerlo insensible y superficial. ¿Toma postura tu novela o está al margen de esta problemática social?
PCG: En este sentido no creo que haya absolutos, aunque sí que intento hacer cierta perspectiva social para que el lector vea lo que se ha avanzado en el tema y, por supuesto, lo que todavía queda, claro está.
Ellibrepensador: En la historia Pedro tiene un amigo que le defiende pero con el que no parece haber quedado un sólido apego con el paso de los años. La relación es extraña…
PCG: Claro, su amigo tiene que vivir allí. Tiene una lucha interna muy difícil entre lo que realmente le dicta su conciencia y lo que debería hacer para que su convivencia sea lo más llevadera posible. Á‰l sabe perfectamente que Pedro se irá algún día y que él no.
Ellibrepensador: Escribes, además, un blog de nanorrelatos y tienes otros textos en prosa que nada tienen que ver con la temática homosexual. ¿Con qué nos sorprenderás en tu próximo asalto a las librerías?
PCG: Sí, escribo un blog literario llamado “Al despertar de un sueño intranquilo”donde en forma de nanorrelatos intento expresar situaciones que para cada lector pueden significar cosas distintas. En esa misma línea estoy actualmente buscando editorial para un libro de nanorrelatos en la línea de los del blog muy concienciados con injusticias y dramas actuales como los malos tratos, la intolerancia, etc., ilustrados por mi amigo y pintor Jesús Oliván, que le otorgan al texto una dimensión muy interesante.