Hace unas semanas reseñábamos el poemario Desayuno en la cama, una obra tierna, de un amante en busca de su media naranja, probando mitades que resultan ser de otras variedades de fruta, o bien que, sencillamente, no tienen la forma o el tamaño adecuados, aunque él las llegue a coger cariño, pues en su amor habría puesto hilo de seda para unir lo que, por sí, no era de la misma naturaleza, o no estaba destinado a un fin compartido. El libro destilaba una melancolía amorosa, un sabor tristemente dulce, que nos hacía enfrentarnos a aquellos que, a pesar de la sociedad en la que viven, aún creen en el amor. Hoy hablamos con su autor, Lawrence Schimel, neoyorkino de nacimiento y residente en Madrid desde 1999, para que nos abra más aún la herida abierta de este conjunto de versos que se han fermentado es este Desayuno en la cama:
Ellibrepensador: ¿Qué hace un nativo de Nueva York, capital mundial de la modernidad, escribiendo en castellano?
Lawrence Schimel: El glamour de Nueva York es muy poderoso, y se vende mucho. Pero aunque Nueva York ofrece mucho, es cierto, el precio de alma es muy alto: una ciudad fría y anónima, donde cada uno es un mero engranaje en la maquinaria, intercambiable por otro. Tengo mejor calidad de vida en España y en Madrid, a nivel personal (Nueva York es una ciudad muy cara), a nivel de comunidades (como vecino del barrio, como homosexual, como escritor, etc.), a nivel profesional (vivo de traducir del castellano al inglés, y hay más curro y trabajos más interesantes aquí), etc.
El: ¿Es el español una lengua más propicia que el inglés para expresar sentimiento? ¿Qué las separa en su capacidad poética?
LS: Hay dos cosas que afectan mi producción poética en cuanto a sentimiento. Uno es que, sin duda, la lengua en sí me ayuda a matizar, por razones de gramática: en inglés, usamos una sola palabra, «you», para expresar «tu», «usted», «vosotros» y «ustedes». Por otro lado, ya llevo doce años en España, así que la mayoría de mi vida sentimental de adulto se ha desarrollado en español. Me sale expresarlo en la misma lengua.
El: Normalmente suelo comenzar mis entrevistas por una pregunta antipática, o incómoda, para el autor, a ti te dado dos de tregua, pero vamos a ir con la impertinente: ¿Qué hace un homosexual del siglo XXI cantando al amor y al deseo de preparar desayunos en la cama para la pareja? ¿No te llaman dinosaurio emociona desde el “mundo gay”?
LS: Yo nunca he fingido ser moderno ni otra cosa. Soy un chico clásico, sin duda, y con una vena ñoño. Dicho eso, no creo que el amor sea incompatible con una vida gay del siglo XXI–especialmente en España donde existen más derechos, entre ellos el matrimonio entre personas del mismo sexo, que en EEUU Pero el amor no es la antítesis de una vida gay urbano, ni mucho menos; no creo que es incompatible el amor y el sexo (incluso con otros que no sean el amado), e intento plasmar este anhelo en mis versos.
El: Se habla bastante de la promiscuidad del hombre homosexual, dicho sea de paso como una crítica a su forma de vida. En tu caso, analizábamos que el ir de una pareja en otra a través de las páginas del libro, no se diferenciaba en lo fundamental de la vida de muchos heterosexuales de nuestros días en España, en busca de la media naranja. ¿Qué opinas?
LS: Yo creo que cada relación es única. No deberemos esperar que nos ofrezca siempre lo mismo, ni que nosotros mismos ofrezcamos lo mismo. Con suerte, vamos aprendiendo y madurando y en consecuencia, creo que aprendemos a buscar o recibir de otra manera, y a ofrecer más de nuestra parte. Por eso, no es incompatible tratar con dignidad a un ligue de una sola noche, reconocer que es una persona y no solo un trozo de carne, y ofrecerle el desayuno antes de despedirle. Incluso en una búsqueda de media naranja (y no todos los encuentros lo son) es importante recordar que es otro ser con quien estamos, y si podemos compartir algo de felicidad entre los dos, mejor que mejor.
El: ¿Por qué crees que duran tan poco las parejas? ¿Buscamos un príncipe azul o princesa rosa que no existe? ¿Damos demasiada importancia a la apariencia física? ¿Somos excesivamente egoístas o individualistas?
LS: ¿Por qué siempre se mide el «éxito» de una relación por cuánto ha durado? Hay muchas parejas que aguantan juntos, muy infelizmente, especialmente en situaciones concretas como cuando hay hijos de por medio. Hay relaciones que pueden importar mucho en nuestras vidas y crecimiento personal aunque no son duraderas, o incluso, que sean efímeras.
También, creo que mucha gente no tiene educación en cómo llevar una pareja, en cómo cuidar una pareja, en cómo hacer concesiones, y en saber ofrecer y no solo ver cómo sacar provecho. También creo que no todas las parejas deben durar para siempre; cambiamos como personas, y algunas parejas pueden crecer juntos pero otros tienen que separarse para buscar otros caminos y no por eso son fracasos en haber amado.
El: Has escrito narrativa, ensayo, poesía, cómic… ¿Te consideras un “todoterreno”? ¿Tienes preferencias o sigues sencillamente el dictado de las musas?
LS: La musa o el mercado. Sin duda, los libros de prosa son más comerciales que la poesía, pero también es cierto que mis gustos, como lector, son bastante variado, y eso se refleja también en lo que termino escribiendo (que no es siempre lo mismo que lo que termino publicando). La poesía constituye quizá la parte más pequeña de lo que escribo y edito, pero tiene un peso mucho más grande para mí; igual porque los temas suelen ser muy personales.
El: Tras la recopilación Best Gay Poetry, ¿a quién nos recomendarías leer? ¿Qué autores considerarías positivos en las lecturas de la enseñanza de adolescentes sobre el hecho homosexual y la poesía de los homosexuales?
LS: No es lo mismo recomendar a un adolescente y a un adulto. Aunque es cierto que hay gente de edades físicas bastante avanzadas con edades sentimentales aún muy jóvenes. En cuanto a libros de poetas gays que recomiendo, y me limito al mundo anglosajón como me preguntas sobre la recopilación que hice en inglés: THE REST OF LOVE de Carl Philips, THE CHARGE de Patrick Donnelly, y SWEET CORE ORCHARD de Benjamin Grossman. También, un libro que ha publicado con mi editorial, A Midsummer Night’s Press: MUTE, de Raymond Luczak, un poemario explorando ser sordo y gay.
El: Aparte de Amores iguales (Antología de la poesía gay y lésbica) de Luis Antonio de Villena y tu propia recopilación, ¿qué otras recomendarías a los lectores?
LS: Hay una nueva recopilación a cargo de Luis Daniel Pinto, Blanco Nuclear, que recoge una selección de las nuevas voces gay-lésbico escribiendo en castellano. (Hay que confesar que también estoy incluido en dicha volumen, pero no es por eso que lo recomiendo.)
El: El hecho poético ha sido cultivado por los homosexuales con gran asiduidad, contando con grandes autores como Miguel Ángel, Lorca, Cernuda… ¿qué dirías que aporta tu poesía a este elenco?
LS: Yo diría que soy más bien en la vena de Cavafis. Y creo que lo que aporta a un lector, especialmente a un lector homosexual que igual tiene miedo de la poesía, por haber tenido malas experiencias en la escuela, y de verse reflejado más bien poco en la poesía tradicional, es un poesía accesible y relevante, sin tapujos ni eufemismos, que refleja nuestro mundo actual.
El: Una confesión íntima… ¿cuál es tu poema favorito del libro y por qué?
LS: Siempre me sorprendo como cada lector tiene sus poemas o versos preferidos, y que varia tanto de un lector a otro; incluso hay los que eligen poemas que yo creo que son más bien flojos, aunque aportan algo (una experiencia, un sentimiento) al volumen en total. En cuanto a un favorito, mucho depende del ánimo: para un poema de añoranza, «Metonimia»; un poema alegre, «Receta para el amor».