Errantes de la vida sin rumbo fijo más allá del próximo pueblo en el que escenificar su función, los personajes de esta excelente novela de Eva Monzón erran en sí mismos en busca de lo que un día fueron, huyendo de lo que son y tratando de llegar a ser lo que nunca se atrevieron a soñar.
No en vano la historia de “Errantes” la narra una niña recién nacida que comienza ca contárnosla incluso antes de nacer, en un atrevido truco narrativo que funciona a la perfección, y es a través de sus ojos inocentes y repletos de ansías de conocimiento la forma en la que vamos conociendo a sus compañeros de viaje en la vida y en los sinsabores de la misma.
En un contexto histórico tan complejo como el de la Guerra Civil española, Eva Monzón aprovecha la inestabilidad política e histórica para presentarnos a unos seres de los que caemos rendidamente enamorados en cuanto comenzamos a escuchar su historia, porque todos nos sentimos de alguna forma identificados.
Es “Errantes”, sin duda, una historia de personajes, bien construidos y sin fisuras, que reflejan en su propia compostura todo aquello que significa la esencia humana, con nuestras metas inalcanzables y nuestras incoherencias inextricables.
La evolución de los mismos, el avance de sus vidas mientras vagan por los caminos de España en una rutina evolutiva de cariz etéreo, hace que construyamos el castillo de naipes de nuestra propia vida, tan alto como nos atrevamos a soñar, tan frágil ante un leve soplido de contraviento.
Eva Monzón consigue manejar la coralidad de su novela, revestida de una falsaria narración en primera persona, sin que se derrame ni un ápice de tinta en vano, apuntillando los detalles y apostillando las descripciones, consiguiendo invitarnos en su viaje hacia un mundo que recreamos repleto de magia e ilusión, valga el estereotipo del circo, pero que en realidad se compone de aristas poliédricas de ilusiones rotas por el desdén de la sociedad.
Alba, nuestra guía narrativa, crece junto a nuestro interés por las historias que nos cuenta, sobre los tejemanejes de sus acompañantes en la aventura de vivir, ella en un inicio ensoñador, el resto en una rebeldía congénita ante las adversidades de su propia idiosincrasia.
Y es que “Errantes” es un canto a la evolución interior, a no aceptar los juicios preconcebidos, el destino es una bagatela encumbrada por la tradición pero no un corsé del que no podamos liberarnos para luchar por aquello que deseamos.
Los personajes de “Errantes” lo acaban haciendo, ¿por qué no lo vamos a hacer todos?