Cuando dentro de una organización se crean grupos de interés, se pierde la esencia misma de la organización, para obtener como finalidad última el poder.
Así podemos pensar en la Conferencia Episcopal, en la que se apoyan algunos obispos, mientras se abandona en el anonimato de sus obispados a los mejores.
Pero hay muchos otros ejemplos: Las corrientes de opinión dentro de los Partidos Políticos. Por ejemplo, el PSOE tiene algunas que podemos analizar: Izquierda Socialista, una organización dentro del mismo Partido, que desde el instante en que se constituye ya busca el poder dentro de la organización, en vez de buscar los votos en las calles para que su Partido consiga el Gobierno y así cambiar la sociedad. Suele mantener posiciones muy contradictorias con la definición que como Partido adoptó el PSOE, la socialdemocracia.
He podido conocer un grupo llamado cristianos por el socialismo, un movimiento político y cultural que nació en Chile durante los años 70. Nació como un movimiento de cristianos progresistas con la intención de sostener la candidatura del presidente socialista Salvador Allende. El socialismo cristiano es un intento de construir el socialismo desde el cristianismo. Son grupos admirables por varias razones: en las Asambleas y Congresos no actúan como grupos de presión, son simplemente militantes; realizan una de las labores más loables que puede hacer un socialista, trabajar en actividades sociales para los más desfavorecidos. Si analizamos las enseñanzas de Cristo y sus luchas junto al ideario socialista, no encontraremos grandes diferencias: la lucha por la Igualdad de clases, la fraternidad o amor al prójimo y un largo etc., por el que dentro de la socialdemocracia también tienen cabida los buenos cristianos.
Quienes no demuestran ser cristianos, por mucho que lo proclamen, ni aman la sociedad que Gobiernan, son ‘la derecha’, que mantiene su apoyo a los poderosos a costa de los más desfavorecidos.