Consonancias, 23
Dicen los sociólogos que en épocas de crisis políticas o económicas, la gente no renuncia a los pequeños regalos, a los placeres mínimos, ya se trate de un buen libro, un perfume, una cena generosa o una función de teatro. Es la manera de compensar las dificultades, de mantener el ánimo en momentos difíciles, de no perder por completo la ilusión vital.
El teatro es una pequeña joya y un regalo siempre bienvenido. Durante la última semana del pasado año y la primera de este, los escenarios zaragozanos han rivalizado en ofrecer programas de gran interés para chicos y grandes, programas familiares, compartidos.
Nada mejor para crear la afición al teatro entre la gente menuda que dar oportunidad a los padres y abuelos de llevar a sus vástagos a funciones diseñadas para todos. Están muy bien los festivales escolares navideños o las representaciones de fin de curso en los colegios y asociaciones de barrio, pero el impacto que reciben los niños al entrar en un teatro de verdad con sus mayores es muy significativo.
Comenzando por el Principal, hay que destacar la presencia de Comediants el 26 de diciembre con la obra ‘Skribo’, una fábula que representa un viaje a través de la historia de la escritura y explica la importancia de la misma. El guión no se aparta mucho de una realidad posible, ya que plantea el caos producido por una tormenta eléctrica en el planeta, cuya tecnología se desploma por completo; los astrónomos están alertando ahora sobre el riesgo que corremos si se produce una eclosión solar semejante a la que sacudió la Tierra a mediados del siglo XIX. En 1859, los daños no fueron muy nocivos porque nuestros antepasados no poseían instalaciones o herramientas tecnológicas que pudieran ser afectadas, aunque hubo algunos fallos en la naciente estructura del telégrafo en Estados Unidos y Europa. En 1960, hace solo 53 años, se produjo una de las más intensas del siglo XX. ¿Es ‘Skribo’ un aviso a navegantes? Los espectadores tomaron buena nota de la necesidad de recurrir a los libros tradicionales y a la escritura, compaginándolas con las nuevas tecnologías. Enseñar deleitando se llama esta fórmula.
En la misma línea, ‘El Toro y el Banquero’, de Elise Varela, abordaba al día siguiente de manera amena y plástica la situación del medio ambiente con los problemas que están planteando el efecto invernadero y el cambio climático. Niños y grandes volvieron a tomar conciencia de la importancia de las energías renovables y el reciclaje para combatir el calentamiento global del planeta sobre el que se desarrolla nuestra vida. Unas interpretaciones sobresalientes en ambos casos, dieron un plus de credibilidad a las propuestas.
Y hubo más. ‘Papirus’, de Xirriquiteula Teatro, destacó el valor de la amistad y las posibilidades que ofrecen las artes plásticas para superar situaciones adversas. La historia de dos desconocidos que se encuentran en tiempo de guerra e inician juntos un camino creativo con gran sentido del humor, abrió ante los más pequeños un horizonte nuevo de ilusión y coraje ante los problemas de la vida.
Luego ‘¡Ábrete Sésamo!’, de Caleidoscopio Teatro, valorando nuevamente el libro, y ‘Árbol’, de Higiénico Papel Teatro, sobre los ciclos de la vida y la magia de la naturaleza, para desembocar finalmente en la danza, con ‘La Cenicienta’ que puso en escena la compañía zaragozana La Mov, y en la música –el concierto de la Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional de Ucrania–, programa didáctico y accesible para el público familiar el día de Reyes.
Por su parte, el Teatro de la Estación, se sumó al Festival ‘Zaracadabra’, de mimo y magia, que llevó espectáculos por toda la ciudad la última semana del año, acogiendo a los ilusionistas catalanes Mag Edgard y Enric Magoo, los días 26 y 27 de diciembre, una iniciativa compartida también por otras salas. Programó además sesiones propias de danza –la sorprendente ‘Transit’, de María Rovira– y la actuación de la compañía La Fundición de Sevilla con la impactante obra de César López Lera, para adultos, ‘Ášltimos días de una puta libertaria’.
No puede faltar una referencia a la programación del Teatro del Mercado, el Teatro Arbolé, el Teatro de las Esquinas y la Sala Galve del Auditorio, donde se ofrecieron sesiones de gran interés para niños y adultos. Y añadir las aportaciones de otros foros, en particular varios Centros Cívicos, interesados en ofrecer posibilidades lúdicas e imaginativas a los ciudadanos de toda edad y condición. Un lujo de Navidades las de este año en esta ciudad, al menos en el capítulo escénico.