Cada vez que el Gobierno toma la decisión de aplicar medidas de estímulo, nos da la impresión de que no saben adónde van, ni han elaborado estudios sobre las consecuencias de las medidas adoptadas.
Han rebajado los Impuestos a las embarcaciones de recreo, esta decisión a priori parece demencial, en un país en el que la disminución del poder adquisitivo apenas nos permite tomar un café en el bar ¿cómo vamos a comprarnos un Yate?
Medidas que, apoyadas con una serie de estímulos para la reconversión de los astilleros hacia este tipo de industria, podría asegurar trabajo a muchos miles de personas: arquitectos, creadores, diseñadores, soldadores, mecánicos, decoradores, carpinteros y un largo etc. de maestranzas que, hoy por hoy, engrosan las filas del paro.
Bajar los Impuestos a las embarcaciones de recreo podría estimular la competitividad y la compra de este tipo de embarcaciones, pero si nuestros astilleros no tienen producción ¿dónde se compran? En Alemania, Italia, las grandes naves; en Corea, Singapur?
Sin embargo los astilleros españoles han demostrado poder realizar magníficos yates, con la más avanzada tecnología, como por ejemplo; “El Fortuna” construido íntegramente en los astilleros de Cádiz.
¿Qué necesita España para lanzar la construcción de yates en los astilleros españoles? Muy poco, solo hacer lo mismo que hace Alemania, todos los barcos de la Marina Militar son construidos en astilleros nacionales. La renovación periódica de las flotas de líneas comerciales entre el continente y las islas, también son de producción nacional, al igual que todas las embarcaciones que dependen del presupuesto nacional, como guardacostas y guardia civil.
Lo que permite que los astilleros con varios años de trabajo asegurado puedan permitirse invertir en nuevas tecnologías de punta, captando armadores de todo el mundo. Eso se llama competitividad, algo de lo que el Gobierno habla mucho pero hace muy poco para conseguirla.
