¿Crisis?… ¡Lo será en política de ayudas y subvenciones a la cultura aragonesa!…Porque lo que es, en talento y creatividad… ¡No!
Les confieso que sentía la necesidad de volver al Teatro Principal de Zaragoza. Siempre que lo hago siento una admiración especial hacia este edificio, tan nuestro.
Asistí con especial motivación al festival del Conservatorio Municipal Profesional de Danza en nuestra ciudad, para disfrutar de una programación doble, como fin de curso 2012 – 2013.
Llevaba yo tiempo pensando en la excelente labor educativa que realiza este centro con el Ballet, tanto clásico como contemporáneo.
Al igual que en otras ocasiones, con otros artistas y grupos aragoneses, siento muchísimo orgullo por el esfuerzo y dedicación de todos ellos en cualquier disciplina que les compete.
Considero que son un motor cultural adecuado para salir de cualquier momento especialmente difícil que nos toque vivir.
Dos partes diferenciadas, en un programa adecuado para todo el alumnado.
No nombraré a todos… pero sí, destacar… la ilusión, el esfuerzo y la motivación de todos ellos, aportando una espectacular presencia, al escenario de un Teatro Principal orgulloso de acogerlos entre sus atrezzos y bastidores.
En una primera parte, atrevida y vistosa, me gustaron las coreografías de Ramón Taulé y Ángeles Rullán, con música de Johann Strauss, Heredia Hernández y Manolo Sanlúcar.
Admiro el desparpajo y frescura de los más jóvenes en Soufflé, de Johann Strauss. Semillero de futuro dentro del mundo de la danza en Aragón.
Excelente interpretación en Opereta, con música de A. Balanescu y coreografía a cargo de Alejandro Siveroni.
Ángela Romero, Erika Gordillo, Brenda Tena, Elena Alvarado, Isabel Ledesma y Celia Pérez de Viñaspre, dejaron impresa en el escenario una espectacular belleza plástica.
Una segunda parte brillante, dedicada por completo a una puesta en escena de Los cuatro elementos… Tierra, Fuego, Agua y Aire… Puso de manifiesto el buen hacer de los profesores y la ilusión, motivación y esfuerzo de todos.
Con música de H. De Courson, P. Akendegué, N.Dalil y Oscar Carreras, sobre temas de J. S.Bach, W.A. Mozart y B. Smetana.
Magnifico el trabajo en la coreografía, a cargo de Blanca Álvarez, Silvia Gonzalvo, Nuria Pardo, Ruth Vaquerizo y Alejandro Siveroni.
Fueron casi dos horas de programación amena y agradable para todos los sentidos.
Había llegado el momento de levantarme del asiento y dirigirme a la salida. Pasé junto al bar del Teatro y me apeteció tomarme algo … ¡Un vino blanco… Por favor! – Pedí, mirando al camarero –
– ¿Del Penedés, señor?-
Me le quedé mirando y negué con un gesto , al cual, aquel camarero entrado en años, me respondió con una sonrisa.
Abandonó la barra y volvió con una botella de Cariñena en la mano.
Así, mejor – le contesté –.
Bebí despacio el vino fresquito y salí a la calle satisfecho de ser y sentirme aragonés.