Muchas protestas se han producido en relación con la supresión de la asignatura de filosofía en los cursos del Bachillerato. Diversos filósofos españoles, como Javier Gomá Lanzón, defendieron el mantenimiento de la enseñanza de la filosofía como instrumento para transmitir los mecanismos que sirven al pensar.
La supresión de la filosofía como asignatura está en una extraña situación de incertidumbre. Realmente, no puede defenderse su eliminación, por la utilidad que la caracteriza, pero tampoco puede pretenderse que continúe estancada en la misma situación durante más tiempo, por los perjuicios que eso implica para sus contenidos y para los estudiantes, que, con otra programación, podrían lograr más frutos.
En la actualidad debería defenderse con fuerza una alteración en los medios formales y materiales aplicados hasta ahora para exponer los conceptos de la filosofía. La razón es sencilla y esta directamente vinculado con la realidad del presente, en la que la finalidad general de esa rama del conocimiento sigue siendo la misma pero importantes diferencias en lo que a los modos de empleo se refiere.
Las humanidades están sufriendo una crisis existencial en la actualidad por la creciente relevancia de las nuevas tecnologías y la desvalorización del ámbito de las letras. Este problema afecta también a la filosofía, pero la potencial transversalidad de la misma, ya descubierta pero sin explotar, podría ser la salvación.
Algunos cambios que debieran impulsarse deberían ir destinados a loa ciudadanos. Debe comunicarse con destreza lo fructífera que puede llegar a ser la filosofía si se conoce bien y también hay que conseguir que los propios filósofos, a través de sus textos, pretendan expandir el conocimiento, no generar dudas sobre la forma y al contenido de sus trabajos:
- – En cuanto a la forma, muchos textos filosóficos contemporáneos, que en la actualidad deberían facilitar, mediante el lenguaje, una mayor comprensión, resultan más complejos para la mayoría de personas que trabajos de siglos anteriores. Ortega y Gasset ya decía que la claridad en el lenguaje es la cortesía de los filósofos y pocas cosas más importantes se necesitan en las humanidades que filósofos que la adoren.
- – En cuanto al fondo, podría decirse claramente que, habitualmente, se plasman cuestiones cuya solución no llega a presentarse claramente, quedando, normalmente, un simple boceto teórico que no sirve demasiado bien al objetivo de resolver cuestiones fundamentales.
Ramas de las ciencias vinculadas a la sociedad, como el Derecho, pueden mantenerse en una directa circunstancia por la correcta y visible utilidad que tienen. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la filosofía, cuya generalidad y transversalidad provocan una abstracción indeseable para muchos, que terminan por no tener interés en algo que debiera fascinarles y atraerles.
Debe llegarse a la gente corriente con la filosofía por vías directas. De ese modo, al comprender su contenido, entenderá, la mayoría de las personas, su funcionamiento y sus fines, pudiendo llegar a quererla todo como tendría que corresponder si se quisiera una sociedad civil fuerte.
Que la filosofía pueda evolucionar servirá para ayudarla a mantener su sustancia, de modo que podrá continuar aplicándose. Además, se podrá hacer que la gente sea capaz de pensar independientemente y, con ello, que tengan una mayor libertad para decidir.
Diego Fierro Rodríguez