Escenarios, 46
Los alumnos de tercer curso de la Escuela Municipal de Teatro han puesto sobre el escenario del Principal la pieza de Rafael Campos ‘Geometría del Adiós’ durante los pasados martes y miércoles de la semana que concluye. Un ejercicio del máximo interés, tanto por razón del texto como para poder comprobar el nivel interpretativo de las próximas figuras de la escena y la pantalla.
El tema es importante y afecta a todos los humanos: son muchos los momentos de despedida, de ruptura, de separación… los momentos del adiós. El autor reflexiona sobre este fenómeno en dos planos, el primero conceptual y el segundo anecdótico. El espectáculo contiene esos dos enfoques, que se suceden sin interrupción. Hay un desarrollo filosófico, con ciertos matices poéticos, de lo que significa esta contingencia humana en la primera parte. Con un lenguaje muy trabajado se van exponiendo situaciones y actitudes que analizan las reacciones personales frente al fenómeno de la separación, de la pérdida. Paulatinamente se va descendiendo a casos concretos, resultando especialmente llamativo el episodio de la desaparición del padre de una de las protagonistas.
A pesar de la seriedad del planteamiento general, quedan huecos para el humor, particularmente en el cuadro que retrata las desavenencias entre una mujer mayor y un hombre joven, con la presencia de la hija de ella. Se da una cierta reiteración presentando este tipo de rupturas y es muy significativa la escena en la que los amantes llegan a separarse porque su evolución personal y su concepto del amor han variado con el transcurso del tiempo. El contraste entre el sexo fisiológico y el amor espiritual está muy bien planteado.
Hay también un duro simbolismo reflejado en la traslación de las mesas y las sillas con las que se monta la escenografía, sobre todo en el momento en que los actores –siete mujeres y un hombre– se van sucediendo bajo el gran panel que se ha montado uniendo las cuatro mesas.
La dirección de Paco Ortega es segura. Conoce bien a sus actrices y a su actor, y los conduce con mano firme a lo largo del intrincado proceso interpretativo, en el que también intervienen el mimo y las coreografías montadas por Samuel Retortillo y Luciana Croatto, de gran expresividad. La banda sonora, debida también a Paco Ortega, subraya la tensión de algunos momentos y se corta en seco cuando las situaciones son insoportables.
El elenco interpretativo está a gran nivel, en general, aunque pueden apreciarse algunos altibajos porque finalmente los actores son todavía alumnos en prácticas. Ana María Pérez de Saracho, Carmen Córdova, Ana Rut Serrano, Juan Gracia, Isamar Lucía, Irene Joven, Marián Marín y Eve Sancho tienen en la exigencia del texto y el rigor de la dirección oportunas piedras de toque para evaluar sus posibilidades de futuro.