No hace mucho tiempo tuve la fortuna de asistir como oyente a las palabras de Grazia MarchianÁ², una eminencia en el mundo de los estudios estéticos. En dichas palabras, llenas de sabiduría y experiencia, fue palpable su larga trayectoria. A la hora de escribir, Grazia MarchianÁ² plasma en sus textos una actitud comprometida y reivindicativa en contra del eurocentrismo estético. En su obra encontramos un tema protagonista: la estética transcultural.
Durante la conferencia nos habló de un cambio nuevo y emocionante que ha sucedido en el contexto de la estética; los estudiosos de este ámbito han empezado a pensar en la estética en términos más amplios. Han traspasado las fronteras de Europa para tener en cuenta el legado de otras culturas, lo que nos llevaría a hablar de una “estética mundial”. Aún así, todavía existen algunos frentes abiertos que hay que superar, unos marcos mentales occidentales muy difíciles de dejar atrás. El primero tiene relación con la supuesta naturaleza dual del ser humano, la naturaleza de las funciones corporales y la de la mente, lo que rechaza una noción plenaria de lo humano. Todavía tenemos problemas para admitir la integridad y totalidad de nuestro ser, del corazón y la mente. El segundo marco, muy difícil de eliminar y que encontramos tanto en la mentalidad occidental como en la oriental, es el relacionado con el “yo”, la sociedad a la que pertenezco en términos de parentesco étnico y lingÁ¼ístico y todo lo que la traspase. Ambas ideologías son denominadas “dualismos occidentales” y “otredad”.
Por otra parte, estos factores nos han llevado a una discriminación entre los seres humanos individuales, comunidades sociales y de nuevo entre la humanidad y su conjunto y la Tierra. Según Grazia, la dimensión estética está involucrada orgánicamente en cuestiones sobre la estructura indivisa del ser humano o sobre la relación entre mí mismo y el “otro”. Ella nos sugiere dirigir una mirada distanciada hacia el ámbito estético tanto oriental como occidental, debemos acercarnos a las culturas y explorarlas eliminando los prejuicios existentes. Finalmente, nos indica que para construir un pensamiento pan-estético debemos recibir estímulos de la variedad más amplia de modos humanos de saborear, sentir, hacer arte, y disfrutar obras de arte o artesanía o de una naturaleza en estado puro o refinada.
En la segunda parte de la conferencia nos comentaba la manera en que en la estética occidental se ha identificado al placer físico con el rango más bajo del espectro de placeres. En cuanto al término percepción, exponía que se encuentra íntimamente unido a la noción de estética y que con el tiempo hemos olvidado la parte intelectual del término percepción, por lo que se ha creado un dualismo. Originalmente el término tenía un sentido psico-físico. El dualismo en la estética viene por parte de la filosofía tradicional, se ha tomado el aspecto visible de la percepción, teoría del pensar bello, del razonar, de la ciencia del conocimiento sensible, como algo distinto de la lógica. Se ha tomado a la estética como un conocimiento inferior opuesto al conocimiento lógico. Pero, si consideramos una jerarquía de valores, uno inferior y otro superior, lo que hacemos es estar atrapados en una trampa. Aunque, ahora las cosas están cambiando, no estamos tan presos de los dualismos occidentales, tenemos una visión más integradora, y las polaridades se están disolviendo.
Como comentó Grazia, somos animales estéticos, la dualidad nos separa del cosmos, pero realmente somos parte de la naturaleza y la dirección a seguir sería desarrollar una nueva epistemología de las ciencias y las humanidades, las cuales deberían ir juntas. Además, indicó que en Occidente pensamos que la razón es instrumental, pero es mucho más, perdemos mucho del espectro de la razón por tener esta actitud. Por ello, la sociedad moderna se encuentra construida sobre los criterios de la utilidad. Pero no hay que olvidar que tras lo instrumental de la razón hay un corazón.