por Roberto Carlos Miras
Cuando está en la calle su tercer libro, “El Palestino, Aprendiendo Árabe se convirtió al Islam. Se infiltró en las redes del terrorismo internacional” (Editorial Temas de Hoy) Vamos a recuperar una conversación que mantuvimos hace unos años y quizás muchos entiendan este libro que se encuentra en las librerías. Primero nos sacudió con un libro “Diario de un Skin” en donde daba a conocer, una parte de lo que se esconde detrás de esas ideologías. Tiempo después publicó “El año que trafiqué con mujeres” en donde nos dice que, aún en pleno siglo XXI, existe la esclavitud, (Ambos en Temas de Hoy)
P- Han sido dos libros con mucha repercusión. Del segundo han hablado de unos hechos, pero se han olvidado de otros.
R- Al estallar toda la polémica me encontraba en el Senegal. Estaba grabando en un lugar que se encuentra en la isla de Gore, frente a las costas de Dakkar. Era la fortaleza de la que salían todos los esclavos negros, hace un siglo para el Nuevo Mundo. Oficialmente, la esclavitud, se abolió en febrero de 1880, ¡no es cierto!. En la isla de Gore estuve grabando el encabezamiento y la introducción al segundo reportaje de los que emitió Tele 5 hace unos meses sobre la historia de Susy, una chica nigeriana que yo compro en Murcia.
P- ¿Y?
R- Regresé a España con ese tema muy vivo, el de la esclavitud que es el eje de mi libro, la trata de blancas. Y lo que me encontré aquí es que durante semanas han dedicado programas y
monográficos, horas y horas de televisión a hablar sobre un supuesto libro, sobre famosas, que se prostituian lleno de iniciales. No es mi libro.
P- ¿Qué has sentido?
R- Lo primero que sentí fue rabia, lo segundo impotencia, y lo tercero tristeza, pues en un libro en el que se revela, que puedes comprar a niñas de trece años, mientras cenas un osobuko en un restaurante de Madrid, y negociar cuanto cuesta la virginidad de una niña de trece años. Eso no le interesó a nadie. Lo que interesaba es una inicial que aparece en las cuatrocientas paginas, treinta y seis páginas son las que hablan de las agencias de alto standing entre cuatrocientas, dos capítulos de catorce, el resto del libro no interesaba a nadie.
P- Has publicado un primer libro, ¿cómo surge este segundo libro?
R- No deberían tener nada en común, aunque sí descubrí, cuando empecé a trabajar en la investigación del trafico de mujeres en España que había alguna relación con algunos grupos neonazis. Me sorprendió mucho, descubrir de una forma accidental que, el fundador y secretario general de la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (ANELA) que viene a ser la federación de burdeles de España es el presidente del partido político España2000, que yo conocí en una manifestación contra la inmigración llena de cabezas rapadas que se manifestaban en contra de la inmigración, cuando concretamente un noventa y nueve por ciento de las mujeres que ejercen la prostitución son inmigrantes.
P- Al leer el libro, da la impresión de que, existe una sociedad que no queremos ver. ¿Es así?
R- Siempre ha existido la prostitución, y como dice un funcionario de información buen amigo mío, “las prostitutas son unas minusválidas sociales” desde el mismo momento en que viven al margen de una sociedad abierta. Sin embargo, existen más de medio millón de prostitutas, ejerciendo en España y además cientos de mafias que traen mujeres, a España.
P- ¿Es por que hay…?
R- Cientos de miles de hombres que demandan esos servicios y que mantienen con su dinero el tráfico de seres humanos en este país.
P- En esta investigación te encuentras con varios casos. Hablas de Paulino que te introduce en ese mundo y da la impresión de que Paulino más que buscar el sexo busca el afecto. ¿Estamos faltos de afecto en esta sociedad?
R- ¡Sí, por supuesto! Es una pregunta muy profunda. La sociedad está falta de afecto, sobre todo en las grandes ciudades. Uno de los grandes problemas es la incomunicación, la soledad entre las personas. Eso hace que, negocios de relaciones, agencias matrimoniales, los chats de intercambio de charla en Internet, cualquier forma que permita a las personas comunicarse unas con otras tiene éxito y además también tienen éxito las agencias o los servicios sexuales para aquellas personas que tienen poco tiempo y no quieren invertir el mismo en una relación.
P- Dos casos, Carmen la chica que te encuentras en la carretera y la otra chica de Cambre que han comprado y la tienen en la cocina …
R- No viví personalmente el caso de la esclava de Cambre, lo conocí a través de la ONG que la liberó junto con la Guardia Civil, pero si he visto casos muy parecidos. La chica que mencionas, es el típico caso de una chica nigeriana que llega a España traficada por una mafia, con una deuda de varios millones de pesetas que tiene que pagar a su mafioso, y antes de que salde la deuda es vendida. Yo he hecho lo mismo, esta chica es vendida a un tío que la compra para él…
P- ¿Dónde la tenía viviendo?
R- En un trastero de su bar, la tenía durmiendo en una placa de polispán, sin sábanas, ni almohada, dormía sobre dos sillas y llevaba mucho tiempo sin comunicarse con nadie. Hasta que fue liberada por la policía. Y en el caso de la chica nigeriana un desgraciado la compró y era suya. Puedes comprar mujeres digan lo que digan, los libros de historia. La esclavitud sigue existiendo y en la España del año 2004 es posible comprar mujeres. Estos casos que me comentas y que yo doy a conocer en mi libro, son tan sólo dos más…
P- ¿Y, Mari Carmen?
R- Fue un caso que me encontré accidentalmente. Hablábamos de una prostituta callejera que hacía la calle en Pontevedra, cobraba veinte euros por un servicio completo, consiste en un francés y en penetración, y trabajaba en un trastero almodovariano, absolutamente, increíble, con un olor a orines impresionante. El de Mari Carmen es el ejemplo del estrato más bajo de la prostitución. La prostituta española, adicta a las drogas, con la que yo llegué a consumir heroína en un momento determinado.
P- ¿Pero, antes…?
R- En su día, había sido una chica conocida, había trabajado en una orquesta con Juan Pardo, actuando en la Televisión de Galicia. Pero creo que dentro del libro es el caso más emblemático de la prostitución, del más bajo…
P- Al introducirte en este tipo de temas es como si fueras un actor y pierdes parte de tu personalidad, creas unos hábitos…
R- No es exactamente así. Como si fueras un actor, no. No puedes equivocarte y repetir la escena.
Cuando tú, estás con un traficante armado o cuando te encuentras en un local, con unos doscientos cabezas rapadas. Tu no puedes equivocarte en tu interpretación, pues nadie va a decir, ¡alto y repetimos la escena! Si a mí, me pillan, cuando estoy negociando la compra de un grupo de niñas menores de edad, o cuando estoy con un grupo de Skins, y descubren que tengo una cámara oculta se acabó la investigación, no hay segundas oportunidades.
P- ¿Entonces?
R- El infiltrado, no interpreta un papel, sino que tiene que convertirse en el personaje que está infiltrado, lo que a la larga deja unas secuelas psicológicas.
P- Volvemos entonces a la teoría de que los medios de comunicación te venden de alguna manera “una sociedad” con unas características, pero por detrás existe otra realidad.
R- ¡Absolutamente! Creo que, vivimos en un mundo completamente ficticio en el que hay una serie de realidades sociales que nos rodean, que conviven con nosotros, pero de las que es incomodo hablar. Me ocurrió con los Skins que no es un fenómeno marginal, que es un fenómeno creciente, que además crece el aumento de la xenofobia, del racismo, de los grupos violentos, de los ultraderechistas, nacionalistas, es directamente proporcional al incremento de la inmigración ilegal.
P- ¿Es algo?
R- Que forma parte de nuestra sociedad y cada vez es más grave, podemos cerrar los ojos o podemos verlo, si cerramos los ojos, no tomaremos medidas contra ese fenómeno, hasta que ya sea demasiado tarde. Con la prostitución ocurre igual. Cada vez, están entrando en España, más pateras, más grupos de inmigrantes ilegales y eso acabará creando un problema social, grave, sin solución, al menos que tomemos medidas cuanto antes.
P- En el caso de Sunny que desarrollas en un apartado del libro da la impresión como si incluso al Gobierno anterior – es mi opinión-, le interesara tener a los inmigrantes aquí.
R- Hay un universo, un número de inmigrantes aceptables en una sociedad que son los que van a hacer los trabajos más sucios, los trabajos que los españoles no queremos hacer, los trabajos más denigrantes y peor pagados. Eso ha hecho que se abran las puertas y que se acepten un número de inmigrantes. Lo que no se ha sabido predecir por parte de los Gobiernos es que esos inmigrantes que llegan a España, crean una corriente, un torrente imparable.
P- ¿Qué quieres decir?
R- Cuando un inmigrante y lo he vivido en sus países de origen vuelve a Nigeria o a Senegal, a Rumania, con ollas, con un buen traje, y es admirado, crea una corriente de envidia en sus vecinos que piensan que él tiene un puesto importante en España y gana mucho dinero. No es así.
P- ¿Qué hacen?
R- Lo que hacen esos inmigrantes y es lógico es intentar volver a su país como triunfadores, como si en Europa se hubiesen hecho millonarios, aunque se hayan gastado todo el dinero que han ahorrado en seis meses limpiando retretes en un buen traje y en un reloj de marca, para dar esa imagen.
P- ¿Entonces, en sus países de origen?
R- En sus países de origen, hacen que otros compañeros, vecinos, quieran imitarles, y también se decidan a venir a Europa. En estos momentos hay un torrente de inmigración ilegal, imparable. Se ha creado una corriente que no se ha sabido frenar a tiempo y ahora es muy difícil de detener.
P- Pero, entonces, ¿quién vende a Europa? Se vende lo de las pateras, lo de los marroquíes que vienen a España, se habla de la panacea europea. Intentas decirme que son ellos mismos…
R- Son los mismos inmigrantes. En el caso de la prostitución que es el tema que, me ha ocupado, los traficantes o los proxenetas lo que hacemos, o, lo que hacíamos, es llegar al país de origen y para captar a las niñas o a las adolescentes o a las chicas. Se les vende la idea de que en Europa, en España, o en Italia, en los países receptores, de la trata de blancas, el dinero cae de los árboles.
P- ¡Se les vende la idea!
R- ¡Sí! Como dices, se les vende la idea de que una chica de dieciocho o diecinueve años en España va a poder ganar millones de pesetas en tres o cuatro meses de trabajo que, es la deuda que va a asumir con nosotros y se las convence de que a partir de esos dos o tres, o cuatro meses, va a ganar dinero para ella, y se va a hacer rica en poco tiempo. Eso no es cierto.
P- ¿Qué se hace?
R- Traerlas aquí con esa deuda millonaria a cuantas más se traiga mejor por que es más dinero y venderles esa imagen ficticia. Son los traficantes de mujeres, en el caso de la prostitución los que venden, esa publicidad engañosa en Europa.
P- Para trabajar en esta investigación, para comprar personas. ¿Cómo se mete uno en esa piel?
R- Como en todas las infiltraciones, la primera etapa, es teórica, de educación, tienes que leer, conocer el tema en que te vas a meter. En mi caso, me leí todos los libros que había, todos los informes, sobre el trafico de seres humanos, fui a las comisarías de policía a los cuarteles de la Guardia Civil a las Brigadas de Extranjería para pedir información.
P- El tema clave del libro es denunciar la prostitución.
R- ¡Así es! Contestando a tu pregunta anterior, contacté con ex – prostitutas, con escritoras, con Isabel Pisano, con Valerie Tasso, con ONGS, con Alecrín, que se dedican a ayudar a la mujer inmigrante hasta tener la información teórica. Y luego, llega la parte más difícil que es hacer el trabajo de campo, llegar a los lugares, ir a los burdeles, ver como se mueven, como respiran, entrar en contacto. Primero lo intenté con los dueños.
P- Dices, con los dueños. ¿Y?
R- Fue un fracaso, todavía no estaba suelto en mi papel, una cosa es el lado teórico y otra cosa es cuando tienes que desenvolverte sobre el terreno, entonces busqué otra estrategia que es llegar a los traficantes, a través de las prostitutas, ganarme la confianza de las prostitutas, convertirme en su cómplice, y a través de ellas, conseguir que Susy por ejemplo, me presentase a su proxeneta para luego poder meterlo en la cárcel. Yo llegué a los traficantes a través de las prostitutas.
P- Has dado una serie de evidencias, ¿cómo lo han tratado?
R- Yo hago la investigación periodísticamente, para publicarla, no para que se quede archivada en un informe policial, yo no soy policía. Si es cierto, que a mí no me basta con la publicación de la información. Me gusta pensar, que mi trabajo sirve para algo, real. Algo que contribuya al interés social. Entonces, cuando he terminado la investigación no antes, puesto que no confío en la policía. Cuando he terminado, y ya tengo las pruebas, lo pongo en conocimiento policial, para que la policía, con esos datos, que yo he conseguido, pueda con su trabajo proceder a las detenciones de los traficantes o de los proxenetas con los que yo he convivido.
P- ¿En el caso de Sunny?
R- Yo entrego las cintas, en el caso de Sunny, es un caso completo, cerrado con la detención y procesamiento judicial de Sunny y de diecisiete personas más que configuraban su red, que fueron detenidas. Hago la investigación durante cuatro meses en Murcia, consigo llegar a él, y comprarle a Susy y a su hijo por diecisiete mil dólares, entregó esas cintas a la policía, y la policía, la pone en conocimiento del juez, se inicia la investigación policial, por orden del juez y se procede a la detención de Sunny y de toda la red que operaba.
P- Al terminar todo esto, hasta que punto quedas satisfecho “a un nivel personal” si es que puedes quedar…
R- Me encontraba en Murcia y me acuerdo que era un día temprano por la mañana a eso de las diez, nos encontrábamos haciendo una vigilancia de la casa de Sunny y de repente comienzan a aparecer coches de policía para detenerlo. Reconozco que cuando vi a Sunny esposado, salía esposado de su casa, rodeado de policías y me ve, grabándole, sentí una pequeña satisfacción en el momento, por que habíamos conseguido meter a uno en la cárcel.
P- ¡Pero…!
R- Cuando yo me hago consciente de quedan miles de Sunnys, de que los burdeles siguen abiertos, han cerrado unos cuantos, pero las carreteras de todos los pueblos de España, están llenas de burdeles, están llenos de prostitutas que vienen con las mafias. Me da la impresión de que he hecho un agujero en la playa, para intentar meter el océano. El haber conseguido meter a uno en la cárcel legalmente no sirve de nada.
P- ¿Tiene poder el periodismo?
R- Tiene más fuerza y ese es el poder del periodismo, el poder de la información, el hecho de que por leerse un libro, una chica, dos chicas o cuatro chicas, hallan decidido dejar la prostitución. Tiene más fuerza, el hecho de que por haberse leído, un libro, me estén escribiendo puteros, consumidores de prostitución, pidiéndome perdón y diciendo que van a dejar, de consumir prostitución.
P- ¿Y, en cuanto a la sociedad?
R- La mentalización de la sociedad, creo que es otro caballo de batalla, posible para luchar contra otro fenómeno de la prostitución, más incluso, que la herramienta legal, o, la herramienta judicial. Lo que demuestra, como ya ocurrió con “Diario de un Skin” que la pluma, puede mucho más que la espada. La información, es un poder enorme.
P- En otra de las partes del libro, hablas de un narcotraficante, que te quiere vender unas niñas menores, pero antes, las tiene que probar…
R- Mario Torres, es un narcotraficante, que yo lo conozco como narcotraficante. La identidad que yo utilizaba, era la de un traficante de mujeres, dueño de dos burdeles, uno en Marbella, y otro en Bilbao, que estaba metido en otros negocios, que, yo no especifiqué. Eso me permitió conocer a traficantes de armas, traficantes de drogas, a sicarios, a gentes de este estilo, entre ellos a Mario Torres.
P- ¿Cómo entras en contacto?
R- Entra en contacto conmigo, para hacer negocios de drogas, y al mismo tiempo para hacer negocios de mujeres, que es lo que yo le propongo, es la investigación que estaba desarrollando y el me dice que si, que puede conseguirme niñas.
P- ¿Y?
R- Me ofrece niñas de hasta diez años vírgenes. Hay una frase en el momento de la grabación, muy elocuente que dice, el cabrón “tu sabes que aunque sean vírgenes, puedes cobrar lo que quieras” el me pedía 25.000 dólares, por cada una. Y hay un momento en la conversación en que cerramos un pack de seis niñas de Chiapas, entre los trece y catorce años de edad y el me dice que “me garantiza la virginidad de cinco, pero una no, pues tiene que probar la mercancía” Eso es lo que ocurrió, exactamente.
P- ¿Y, la cabeza, como le queda a uno?
R- ¡Mal! Estuve yendo a dos psiquiatras, recibiendo una medicación y yo, creo que es imposible hacer este trabajo, sin que te queden secuelas psicológicas, creo que soy peor persona, ahora de lo que era hace un año, y no me gustan las cosas que pienso, las ideas que me vienen, por que no serías humano, si estas un año conviviendo con traficantes de mujeres, con narcotraficantes, con traficantes de armas, con falsificadores, y con sicarios, y que eso no te afecte. Eso no es posible.
P- Y como te planteas, eso sin ser a un nivel personal, una vez que te lo están contando, una vez que lo has vivido, al margen de las secuelas, que son algo normal. ¿Qué sucede?
R- Pensé y lo hice de una forma real en tomarme la justicia por mi mano. Ha habido varios momentos a lo largo de esta investigación en donde me dejé llevar por las emociones. Algo que nunca debe de hacer alguien que está infiltrado. Hubo momentos en que quise tomarme la justicia por mi mano, sentí ese impulso, ese instinto. Ese es uno de los motivos, por los cuales, la policía o los servicios de información, siempre hacen las infiltraciones en parejas.