Este es un caso de la vida real… le sucedió «al amigo de un amigo»…
Existen historias que a veces resultan tan perfectas que no se creen, y esta es una de ellas, por lo menos en mi caso yo jamas pensé que pudiera pasar, por lo menos no con estos 2 entes a los cuales conocí hace mas de 1 año…
Ellos comenzaron como simples conocidos, conociéndose día a día de una manera casual, donde ninguno de los 2 miraba al norte del otro…
Después de haberse conocido consiguieron momentos afines y amistades similares… y de ahí salio una amistad bonita, confianza duradera…. (me imagino que ya ustedes se están imaginando el final… bueno yo jamás me lo imaginé).
Con el tiempo pasando entre ellos, empezaron a llamarse hermanos, solo por cariño, porque era el apelativo que mejor les resultaba a ellos, ya que eran más que mejores amigos. Yo por supuesto fui confidente más de ella que de él.
Cada uno de ellos buscó diferente norte, cada cual por su lado. La princesa del castillo encontró un sapo disfrazado de príncipe que supo jugar con sus instintos… dicho sapo era tan cercano a su mejor amigo como lo puede ser la luna al cielo… El mejor amigo, en cambio, buscó resguardo en algunas bocas, y no podía conseguir una boca donde pudiera hacer su nido… y encontró cabida en la mejor amiga de la princesa del castillo. Todo un poco confuso pero así es la vida, jejej….
Luego el tiempo pasó factura a esas 2 relaciones que no pudieron ser… La princesa del castillo se dio cuenta de que el sapo disfrazado de príncipe era solo eso… un sapo; y el mejor amigo de la princesa, el que ella llamaba hermano y salía con su mejor amiga, se dio cuenta de que esa amiga solo era alguien que necesitaba más atención que amor.
Cada uno de ellos simplemente decidió dejar ir a esos amores que no eran, y en algún momento (que todavía no logro reconocer) se dieron cuenta de que el llamarse «hermanos» y ser mejores amigos había dado cabida a algo más. Yo jamas lo vi venir y eso que fui confidente de la princesa, pero nada que ver… al final el resto del mundo vio algo a lo que yo estaba ciego, y pasó el tiempo, pero para ellos el compartir tanto entre dio cabida a pequeñas aventuras que jugaron a juntarlos más y, sin quererlo, enredando sus historias, terminaron dándose cuenta de que lo que ellos estaban buscando siempre estuvo frente a ellos.
La princesa del castillo besó al mejor amigo, que era otro sapo en el estanque, y este sí se transformó en un príncipe. Yo fui el segundo en enterarme… y mis 45 minutos en silencio, después de que la princesa me contara las andanzas de sus corazones sin yo haberme percatado, me dieron a entender que soy muy inocente cuando lo quiero así.
Yo, cabe destacar, sigo tratando de acostumbrarme a verlos como pareja, cuando siempre los veía como hermanos. Ellos tratan de acostumbrar al mundo que tanto renegó de esa unión y de decirle que en realidad no importa lo que muchos digan, lo que algunos protesten… ellos jamás buscaron que pasara… solo el destino jugó a las cartas y salió que debían estar juntos y ser felices… ojalá que por siempre.