Escenarios, 81
El Teatro Principal ha sido el escenario donde la compañía oscense Lagartolagarto ha vuelto a mostrar su hilarante parodia sobre los usos y costumbres en la España cañí, un espectáculo que fue estrenado en Huesca el pasado mes de mayo.
El acierto de la creación consiste en la mezcla de la trama real con la trama imaginaria: dos actrices llegan a un teatro. Han quedado allí para ensayar, pero el ambiente les lleva a recordar los tiempos en que trabajaban sobre aquel mismo escenario. Aparece otro actor y entre los tres irán recordando algunos números que les dieron fama.
En una especie de flashback, recrean ciertos episodios escénicos del pasado. Entre actuación y actuación, los espectadores pueden verlos tal cual son, con sus problemas, sus manías, sus ilusiones y sus proyectos. Una estupenda sesión de metateatro.
Hotel España es un espectáculo compuesto de episodios cómicos, cuyo nexo de unión son los actores y el ambiente reivindicativo que subyace a gran parte de los números, entre el cabaret y la revista. El texto es de Alfonso Palomares, director al mismo tiempo del espectáculo.
A lo largo de la actuación podemos reconocer nuestra cultura y encontrar ciertos personajes de nuestro imaginario colectivo, como Franco, Lola Flores, la duquesa de Alba, un guardia civil y un torero, paradigma taurino. Hay también figuras populares y un continuado recurso a las canciones folclóricas para amenizar la trama discontinua.
La interpretación de Amparo Nogués y el propio Alfonso Palomares, base de la compañía, es excelente, y la de Encarni Corrales, que completa el trío actoral, sobresaliente. Su plasticidad gestual resulta impresionante, alcanzando cotas de gran calibre con una expresividad que desborda las mejores expectativas. La veintena de personajes que interpretan da idea del trabajo previo realizado.
En el texto hay mala leche, pero también ternura. La combinación de lo cómico y lo irónico, a veces hasta extremos sarcásticos, está muy conseguida. Las risas dejan paso, en bastantes de los sketches, a la reflexión.
La dirección de Alfonso Palomares es dinámica, eficaz y llena de matices. La escenografía presenta una casa en ruinas, que es aprovechada tanto para distribuir las entradas y salidas de los personajes como para provocar el efecto sorpresa con sus apariciones repentinas a distinto nivel.
Los arreglos musicales de David Angulo sobre el pasodoble ‘Suspiros de España’ y la canción de El Fary ‘Torito guapo’ contribuyen a definir el ambiente.