Dr. Belisario Rodríguez Garibaldo
Jurista, Periodista, Sociólogo,
Analista Político, Profesor y Escritor
E-mail: brodgari@hotmail.com
PERSONAJES:
Salvador: joven de clase media
José: padre de Salvador
Sofía: madre de Salvador
Raúl: dirigente estudiantil
Daniel: estudiante universitario
Ramón: estudiante universitario
Sargento Martínez: Guardia Nacional
Cabo González: Guardia Nacional
Cabo Sánchez: Guardia Nacional
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ESCENA Nº 1:
(En la sala de un hogar de clase media, hay un sillón, sillas, una mesa, cuadros y adornos).
Salvador: Te he dicho mil veces que por lo menos me dejes una nota.
Sofía: Mira hijo, no te pudimos avisar, pues fue una cena de último momento con el cónsul de Chile, y tu padre y yo teníamos que asistir.
Salvador: Pero me preocupé toda la noche y no sabía donde estaban.
Sofía: Es inútil que me recrimines, hijo, nosotros tenemos “La Importadora” y debemos hacer contactos en el ámbito consular pues de eso vivimos.
Salvador: Ni siquiera estuvieron aquí en el día de mi cumpleaños, es el colmo que no se acordaran de ese día.
Sofía: Claro que nos acordamos hijo, tu padre te compró un regalo muy bueno y en cualquier momento lo debe traer.
Salvador: A veces siento que estoy solo, pues esta familia pocas veces les veo, sino muy entrada la noche cuando ya nos vamos a acostar.
Sofía: Todo eso es porque trabajamos muy arduamente para sacar adelante el negocio, “La Importadora” necesita mucho esfuerzo pues el mercado es muy competitivo.
Salvador: Yo no sé de esas cosas.
Sofía: Pues deberías saber, hijo, pues algún día el negocio será tuyo (lo dice acariciando el cabello de Salvador).
Salvador: (Molesto, esquiva la caricia) Lo más importante es que me dediquen algo de tiempo el día de mi cumpleaños, ayer nadie me felicitó.
Sofía: Mentira, tu Tía Enriqueta me dijo que te llamó en la mañana para felicitarte.
Salvador: Mi Tía no vive conmigo y sin embargo se acordó.
Sofía: Ya, ya, cambiemos de tema. ¿Cómo te fue en la Universidad ayer, te matriculaste siempre en la Facultad de Derecho como acordamos?
Salvador: Acordaron ustedes, pues conmigo no llegaron a un acuerdo, yo me matricularé donde quiera, pues cada quién debe seguir su vocación.
Sofía: ¿Te matriculaste entonces en la Facultad de Economía para seguir los pasos de tu padre, hijo mío?
Salvador: No, mamá, me matriculé en la Facultad de Ciencias Sociales, para seguir la carrera de Sociología.
Sofía: ¿Sociología? Esa carrera no tiene mucho campo, hijo, debiste matricularte en la Facultad de Derecho como acordamos. ¿Dime, quién vive de la Sociología en estos tiempos?
Salvador: Yo quiero seguir mi vocación.
Sofía: A tu padre no le va agradar tu decisión, él quería que fueras Abogado, pues es necesario un Abogado en la familia.
Salvador: (Molesto) Siempre lo necesario, lo conveniente, pero nadie se preocupa porque estudie lo que me gusta.
Sofía: Ya, Ya, cálmate, mira allí viene tu Padre, veremos que opina.
José: (Entrando por la puerta, con saco y corbata, además de un maletín) Qué tal muchacho, hola mi amor (le da un beso a la esposa).
Sofía: ¿Sabes en que carrera se matriculó el niño?
José: No, ¿en cuál?
Sofía: En Sociología.
José: Que te pasó muchacho, esa carrera no tiene futuro. Habíamos acordado que te matricularías en Derecho.
Salvador: Solo sé que quiero ser Sociólogo, no hay nada de malo en eso.
José: Esa carrera está llena de ñangaras y vividores, no es conveniente para ti. Mañana mismo vas a la Universidad y pides un cambio.
Salvador: No papá, no lo voy hacer.
José: Te digo que lo harás y punto.
Salvador: Yo sólo quiero seguir mi vocación.
José: (Más tranquilo) Bueno, bueno, ya veremos después. Por ahora quiero que veas por la ventana tu regalo de cumpleaños.
Salvador: Para ver (se acerca a la ventana).
Salvador: ¡Pero si es una motocicleta!
José: ¿Qué pasó, no te gusta muchacho?
Salvador: Más me hubiera gustado que estuvieran aquí el día de mi cumpleaños.
Sofía: ¡Ya va de nuevo!
José: Tuvimos una cena con el cónsul de Chile, no pudimos estar aquí, es cuestión de negocios.
Salvador: Me pueden dar todos los objetos materiales, pero no me comprenden. Es que me siento como si estuviera solo.
José: Bueno, bueno, deja el berrinche, y sal a probar tu moto, que bastante cara me salió.
Salvador: Lo que cuenta es la intención y no el factor dinero.
José: Eso dices tú porque no sabes lo que cuesta el dinero.
Salvador: Vivo muy cómodamente, pero no cuento con el mínimo cariño de mis padres.
Sofía: Te damos todo lo que quieres, hijo, ¿qué más podemos hacer?
Salvador: Un poco de comprensión basta.
José: ¿Que quieres que comprendamos? ¿Qué te metiste a esa estúpida carrera de Sociología y que vas a malgastar tu futuro?
Salvador: Como te dije, vivo muy cómodo, y allá afuera hay miles de personas que se mueren de hambre. Yo quiero trabajar en cuestiones sociales, ayudar a los pobres, darles un poco de mi tiempo. Por eso es que quiero estudiar Sociología.
José: Esas son tonterías. Necesitamos un abogado en la familia y tú te preocupas por los pobres. Debes pensar más en los negocios de tu familia.
Salvador: Cada minuto en que uno vive en opulencia, es un minuto que uno le roba el pan a los pobres.
José: Ya hasta, hablas como ñangara. Malas influencias tendrás en esa carrera. Mañana mismo pides el cambio y se acabó.
Salvador: Te dije que no papá, yo seguiré la carrera de Sociología y esa es mi vocación.
Sofía: (Interviniendo) Por lo pronto debes comprar algo de comer, tu padre y yo tenemos una cena con el Banquero Grimaldo y su esposa, vendremos muy entrada la noche, así que no nos esperes.
Salvador: Disfruten su cena. Son muchos los que no cenarán hoy.
José: Anda Salvador, prueba tu moto, y así te despejas un poco.
Sofía: En la mesa te dejo algo de dinero para que compres la comida, y no te desveles, pues llegaremos muy tarde hoy.
José: Recuerda que las llaves de la moto están en la mesa. Maneja con precaución. (José y Sofía salen por la puerta).
Salvador: No me comprenden. Tenemos mucho dinero y nada de comunicación. Yo quiero ser Sociólogo para cambiar el estado de cosas en el país. ¡Con los pobres de la tierra yo quiero mi suerte echar! (Toma el dinero, las llaves y sale por la puerta).
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ESCENA Nº 2:
(En una cafetería universitaria, hay una mesa y sillas).
Salvador: ¿A qué hora llegaran tus amigos?
Raúl: No te desesperes, en cualquier momento llegaran.
Salvador: ¿Y son gente de fiar?
Raúl: Daniel y Ramón son gente convencida de la causa, tienen varios años de militancia en el movimiento estudiantil.
Salvador: Espero que sean gente clara.
Raúl: Mira ahí vienen.
Daniel: Hola muchachos.
Ramón: Que pasó Raúl.
Raúl: Muchachos les presento al nuevo del grupo, él es Salvador.
Salvador: Mucho gusto.
Daniel: Mucho gusto.
Ramón: El gusto es mío.
Raúl: ¿Trajeron la carta?
Daniel: Aquí la tienes, Raúl.
Raúl: (Abriendo la carta) En esta carta el Dr. Ernesto Lanzador Cortez te da la bienvenida al Movimiento. El Dr. Lanzador Cortez es nuestro contacto en el Partido Comunista, y es además nuestro mecenas y amigo. (Le entrega la carta a Salvador).
Salvador: (Lee la carta detenidamente) Entonces ya soy parte.
Daniel: Eres parte del Movimiento.
Raúl: Vayamos a la concreta.
Daniel: Muchos de los profesores e intelectuales que conforman el Partido Comunista están temerosos de una acción de este tipo. Somos la Juventud del Partido los que estamos claros que ha llegado el momento de tomar las armas e instaurar la Nueva República.
Raúl: Son pocos los miembros del Comité Central del Partido que nos apoyan. El Dr. Ernesto Lanzador Cortez nos ha brindado su apoyo incondicional, y ha conseguido los contactos internacionales para el suministro de armas y municiones, además de alimentos en conserva.
Ramón: Y es su esposa la que ha confeccionado los uniformes del Movimiento.
Raúl: El Comité Central está reacio a una acción de este tipo, nos llaman aventureros y dicen que van a iniciar una purga entre los cuadros dirigentes de la Juventud.
Ramón: Pero nosotros nos hemos solidarizado con los compañeros y en todas las provincias estamos reclutando jóvenes para integrar al Movimiento.
Daniel: La Juventud del Partido Comunista está conformada en un solo bloque unitario, y no podemos dejarnos intimidar por los dinosaurios del Comité Central.
Raúl: El Dr. Ernesto Lanzador Cortez ha hablado con el resto del Comité Central y ha manifestado su apoyo al Movimiento. Propone que en aras de la Unidad del Partido, el Comité Central debe brindar su apoyo a la causa que nos ocupa.
Salvador: ¿Y qué papel juego yo?
Raúl: Tú debes reclutar jóvenes en la Facultad de Ciencias Sociales e introducirlos en el Movimiento.
Daniel: Al igual que tú, tenemos cuadros en todas las Facultades de la Universidad, reclutando elementos jóvenes que deseen integrar el Movimiento.
Ramón: Pero debemos tener cuidado, pues el Aparato de Seguridad del Estado tiene informantes por toda la Universidad y pueden detectar nuestros pasos.
Salvador: ¿Y cuándo iniciaremos la campaña?
Raúl: Una vez hayamos solidificado nuestra fuerza a lo interno del Partido Comunista y tengamos el apoyo del Comité Central.
Salvador: ¿Y para cuándo es eso?
Raúl: Tenemos que cabildear el apoyo del Comité Central. Para eso contamos con un elemento en el Comité Central que le va hacer llegar nuestra propuesta, y es el Dr. Ernesto Lanzador Cortez.
Salvador: ¿Pero cuándo partimos para la Montaña?
Raúl: Deja la impaciencia, compañero, en su debido momento iniciaremos la Revolución.
Ramón: Son miles los jóvenes en todo el país, quienes están integrando el Movimiento. Por lo pronto hay varias decenas de jóvenes integrando un Foco de Entrenamiento con la Coordinadora Campesina. Tu deber, Salvador, es incorporar a jóvenes de la Facultad de Ciencias Sociales para perfeccionar el Movimiento.
Daniel: En las semanas que vienen, vamos a recibir un cargamento de armas procedente de Centroamérica. Con ese cargamento, que va a ser recibido en el Puerto de Colón, vamos a iniciar otro Foco de Entrenamiento en las Faldas del Cerro Tute.
Raúl: Todo depende de que el Comité Central del Partido Comunista nos den todo su apoyo. Según los cálculos el nuevo Foco estará integrado para noviembre.
Salvador: ¿Y más o menos, para cuándo se iniciará la insurrección?
Raúl: Pensamos que debemos iniciar el 1° de enero, pues las fiestas de año nuevo tienen al país ocupado en otros menesteres. En ese momento iniciaremos las hostilidades, con el ataque al Cuartel de Santiago y la lectura de nuestra proclama por la radio al medio día. Nos tomaremos a esa hora la Radioemisora.
Salvador: Entonces hay que prepararse. En mi salón hay muchos compañeros que son revolucionarios y pueden que salga un buen núcleo de allí.
Raúl: Para las dos de la tarde tengo una reunión con el Dr. Ernesto Lanzador Cortez para ver cómo perfila el apoyo del Comité Central dentro de las semanas siguientes.
Daniel: ¿Tenemos entonces por segura tu colaboración, Salvador?
Salvador: Cuenten conmigo incondicionalmente.
Ramón: Ya decía yo que el niño rico salía más revolucionario que cualquiera.
Salvador: No soy un niño rico.
Ramón: Está bien, sólo fue una broma.
Raúl: (Interrumpiendo) Bueno muchachos, calma. Salvador, ¿para cuándo tu piensas que puedes programar una reunión con los jóvenes revolucionarios de tu salón, para que yo asista y hable con ellos?
Salvador: Para la otra semana.
Raúl: Entonces debemos prepararnos para hacerles la Propuesta.
Daniel: Mientras más jóvenes se integren al Movimiento, mejor será para nuestra causa.
Salvador: Bueno, Muchachos, ya tengo que irme, ha sido un placer conspirar con ustedes.
Raúl: Entonces, contamos contigo.
Salvador: Incondicionalmente.
Daniel: Hasta la próxima semana, Salvador.
Salvador: Hasta la próxima semana, muchachos.
(Sale Salvador por la puerta de la cafetería).
Daniel: Intrépido el Muchacho.
Raúl: Me parece que esta claro políticamente.
Ramón: Yo no confío mucho en él.
Raúl: ¿Por qué Ramón?
Ramón: Es un niño rico, no tiene conciencia de clase.
Raúl: Pero tiene conciencia social.
Ramón: Pero no pertenece al Proletariado. Esos elementos a la hora de los mameyes son los que se abren.
Raúl: Me parece que lo subestimas.
Ramón: No creas, Raúl, la historia es clara. Los Pequeños Burgueses son los primeros que claudican.
Raúl: Bueno, eso el tiempo nos los dirá.
Daniel: Yo me voy compañeros, mi mujer me espera para comer.
Raúl: Hasta pronto Daniel.
Ramón: Nos vemos Daniel.
(Sale Daniel por la puerta de la cafetería).
Raúl: (Para sí mismo) ¡En esta Revolución no se rinde nadie, carajo!
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ESCENA Nº 3:
(Ya en la Selva, la incursión del Grupo Guerrillero).
Raúl: Vamos muchachos, que se hace tarde.
Daniel: Tenemos que llegar a tiempo al Campamento.
Ramón: Este lugar está lleno de culebras.
Salvador: No se amilanen muchachos, que falta poco.
Ramón: ¿Seguro que este es el camino, Raúl?
Raúl: Tan seguro como que yo soy el Comandante de este Batallón.
Daniel: El camino me parece que era a la izquierda.
Ramón: Yo creo que era más adelante.
Raúl: Seguro que es por aquí, a mano derecha.
Salvador: Comandante, déjeme despejar el monte del camino con mi machete.
Raúl: Muy bien, compañero, tomen el ejemplo camaradas, y hagan algo útil. Yo sé que es por la derecha.
Daniel: ¿Cómo a qué tiempo estaremos del Batallón del Comandante Germán?
Raúl: Como a tres horas de camino.
Ramón: Comandante, ¿Y a qué tiempo estamos del campamento?
Raúl: Como a 45 minutos de camino, por la mano derecha. Este es el sendero, estoy seguro.
Salvador: Necesitamos apresurar el paso, pues se hace tarde compañeros.
Raúl: Síganme a paso lento por este sendero.
Daniel: Sí Comandante, Ramón, tú vienes detrás mío.
Ramón: Sí señor.
Salvador: Yo voy en la retaguardia, vigilando.
Raúl: Seguramente el Comandante Germán recibió nuestro mensaje. Debemos apresurar el paso, pues debemos llegar al campamento antes que anochezca.
Daniel: ¿Cuándo va ser el asalto, Comandante?
Raúl: Mañana, al amanecer. Nuestras fuerzas se reunirán con las fuerzas del Comandante Germán y con las fuerzas del Comandante Nicasio, y al apuntalar el alba atacaremos la guarnición militar.
Ramón: Pero antes tenemos que llegar al campamento y recuperar fuerzas, comer y descansar por unos minutos.
Daniel: ¿Cómo cuántos hombres hay en la guarnición militar?
Raúl: De 100 a 150 hombres, muy mal armados.
Ramón: Nada que no se pueda vencer con un poco de maña y mucha escaramuza.
Daniel: ¿Y con qué armas contamos?
Raúl: Además de los fusiles de Asalto AK-47, las granadas de mano, unas ametralladoras de posición y dos lanza cohetes RPG. Nada despreciables en términos de la correlación de fuerzas.
Ramón: Cuando lleguemos al Campamento, debemos intentar comunicarnos por radiotransmisores con el Comandante Germán para decirle nuestra posición.
Raúl: Eso lo haremos en su debido momento.
Daniel: ¿Y cuándo nos reuniremos con el resto del Batallón?
Salvador: Ellos nos están esperando a una hora de camino, en las faldas del Cerro Tute. No es verdad, Comandante Raúl.
Raúl: Definitivamente que sí.
Daniel: ¿Cuántos Hombres conforman el regimiento guerrillero con el que atacaremos?
Raúl: Con las fuerzas conjuntas del Comandante Germán y del Comandante Nicasio, más nuestro Batallón, llegamos a los 200 hombres.
Daniel: Entonces ni hablar, superamos al enemigo.
Raúl: Confiemos en la Virgen de la Caridad del Cobre, que para mañana a al mediodía la guarnición militar será nuestra y nos habremos tomado ese poblado. Reuniremos a los campesinos para que el Comandante Germán les dirija un discurso reivindicativo de nuestra causa.
Ramón: Mientras tanto tenemos que llegar al campamento, y este camino se vuelve más impenetrable por la cantidad de maleza que hay por aquí.
Daniel: Les digo que a mí me parece que era a la izquierda.
Ramón: Y yo les digo que era más adelante.
Raúl: Les digo que a mí me parece que era por aquí, a mano derecha.
Daniel: A mí me huele que estamos perdidos.
Salvador: Comandante, propongo que yo haga un reconocimiento más adelante y les avise si estamos en el camino correcto. Ustedes me esperarán aquí.
Raúl: Me parece excelente idea, Compañero Salvador. Haga usted el reconocimiento y nos avisa si estamos o no lejos del campamento.
(Se sienta el grupo guerrillero en el borde del camino, mientras Salvador avanza por el sendero).
Salvador: (Para sí mismo) Por este sendero debe estar la tropa del Sargento Martínez, tal como habíamos quedado. Espero que estén allí y no me hagan esperar más.
Sargento Martínez: ¡Quién vive!
Salvador: Movimiento Revolucionario, yo soy el confidente.
Cabo González: Cuidado sargento, que puede ser una trampa.
Sargento Martínez: Descuide cabo, que yo conozco al muchacho, es de buena familia.
Cabo Sánchez: Allí viene el muchacho.
Salvador: Hola Sargento Martínez. Buen día a todos.
Sargento Martínez: Que tal Muchacho, como te va.
Salvador: Estoy aquí, como les había dicho.
Sargento Martínez: ¿Nos tienes Información?
Salvador: A unos minutos de aquí está el escuadrón guerrillero. Yo llevaré al grupo hasta aquí, para que ustedes hagan una redada. Preparen la emboscada, que yo les avisaré cuando deben atacar.
Sargento Martínez: Bueno, bueno, tal como convenimos. Aquí está tu paga. Son 300 dólares por tu información. (Se lo entrega a Salvador).
Salvador: Bueno, hasta la emboscada, recuerden, yo les avisaré cuando deben atacar. (Se retira Salvador).
Cabo Sánchez: ¿Confía en él sargento?
Sargento Martínez: Es un muchacho de buena familia, al integrarse en ese grupo guerrillero se había engañado a sí mismo.
(Llega Salvador donde sus compañeros)
Salvador: Aquí estoy Comandante, traigo reporte.
Raúl: Entonces, ¿qué viste Salvador?
Salvador: Estamos a media hora de camino del Campamento.
Raúl: Entonces, a ponernos en marcha, que ya estamos llegando.
Ramón: Por fin podré descansar unos minutos en el campamento.
Daniel: Cuando lleguemos, debemos comunicarnos con el Comandante Germán.
Raúl: ¡Andando! (Caminan por un rato)
Salvador: (De repente) ¡Alto! ¿Quién Vive?
Cabo González: ¡Guardia Nacional! Ríndanse.
Raúl: ¡A morir por la Revolución!
Daniel: ¡Hasta la victoria siempre!
(Se escucha disparos, ráfagas de ametralladoras, y caen muertos en el medio del camino. Sólo queda vivo Salvador).
Sargento Martínez: Gracias por tu colaboración, muchacho, Y hasta la vista. (Se despide con un apretón de manos. Sale del Escenario con sus guardias).
Salvador: Ramón, Raúl, Daniel. ¡Puerca Miseria! Los he matado, los conduje a la muerte. Soy un cobarde. Soy un miserable traidor. No merezco la confianza que me dio la Revolución. Merezco morir. ¡Hasta siempre compañeros! (Toma un machete y se lo introduce en el vientre. Cae en el suelo muerto).
(Luego que se abre el telón, Salvador se levanta y dialoga con el público)
Salvador: ¿Qué piensan de mi acción? ¿Fue un acto de cobardía? ¿No debí delatar a mis compañeros? ¿No debí haberme suicidado? Quiero escuchar opiniones.
(Dialoga con el Público).
FIN
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* Belisario Rodríguez Garibaldo. “IDENTIDAD: SOCIODRAMA DE LA LIBERTAD”. Teatro, Editorial CIEN, Panamá, 2005.
– Obra de teatro que consta de tres escenas. En su breve Prólogo, el crítico panameño Mario García Hudson comenta: “Belisario Rodríguez, nos brinda una lectura de connotaciones éticas, develadas en términos claves como: colectividad, compromiso social, solidaridad y transformación… Sin mayores pretensiones de establecer innovaciones técnicas, el autor llega a cuestionar, mediante la utilización de un verbo incendiario, una moralidad burguesa alimentada en una serie de fijaciones que norman su existencia”.