La presentación de Il Trovatore, conocida ópera de Verdi, en el Auditorio de Zaragoza, los pasados días 22, 23 y 24 de junio, es una muestra de cómo se pueden y se deben hacer las cosas.
En primer lugar hay que felicitar a los promotores por la idea y a los artistas por su ejecución. El montaje, la realización, la interpretación vocal y la actuación orquestal pueden considerarse magníficos en líneas generales. Tanto los solistas, como el Coro Amici Musicae recrecido con elementos de la Escuela de canto lírico del Conservatorio San Pietro a Majella, de Nápoles, como la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Aragón, todos bajo la dirección de Juan Luis Martínez, tuvieron un alto rendimiento artístico, especialmente relevante habida cuenta de que la mayoría de los actuantes no son profesionales.
En segundo lugar, y a la vista del éxito de público, hay que afirmar de nuevo que en la ciudad y su entorno hay afición suficiente como para pensar con seriedad en la necesidad de un foro adecuado para la lírica de altos vuelos; llenar tres días consecutivos la sala Mozart es un logro irrebatible y un argumento contundente.
La desafortunada gestión de los responsables culturales de la Comunidad hace una década dejó en el aire el proyecto ‘Fleta’, que hubiera permitido atender con suficiente eficacia esta demanda. En la actualidad, el Teatro Principal la suple con dignidad y del mejor modo posible, teniendo en cuenta las circunstancias del espacio escénico y el presupuesto disponible. Pasó el momento de las finanzas dulces y ahora es impensable retomar aquel proyecto que, por otra parte, se ha quedado obsoleto. Por desgracia, el fantasma de lo que pudo ser se enseñoreará durante mucho tiempo de un enclave estratégico en la ciudad.
Al margen del éxito artístico y de público, es necesario resaltar el espíritu de colaboración que ha inspirado a las dos entidades implicadas en el acontecimiento: el Auditorio y el Conservatorio Superior. Esta buena relación viene dando magníficos frutos a lo largo de los últimos años, siendo un modelo a imitar en otros ámbitos de la cultura.