La prevención del consumo de drogas y psicofármacos es un proceso educativo integral, dirigido a enfrentar un problema que ha existido siempre, y seguirá existiendo siempre, como es el abuso de las drogas y el alcohol.
Además de apoyar el desarrollo personal y social, también busca modificar el ambiente social para enfrentar eficazmente el consumo de esas drogas y psicofármacos.
El propósito de toda la acción de prevención es sensibilizar acerca de los riesgos del consumo, enfrentar la presión social y acrecentar la responsabilidad respecto al problema. La prevención no sólo depende de los organismos de control (policía, psiquiatras, asistentes sociales, investigadores, etc.), sino que es fundamental que se involucre el Estado, la comunidad, la escuela y especialmente la familia, ya que es un problema que afecta a todos.
¿Qué importancia tiene la familia? ¿Cómo se previene el consumo en los hijos? ¿Qué tiene que ver la relación padres-hijos en el consumo de drogas y psicofármacos? Estas y otras preguntas son frecuentes entre los padres y aquellos que son los responsables en la formación de los jóvenes.
La familia debe ser entendida no sólo en un sentido tradicional, es decir, padres casados y sus hijos, ya que en nuestra sociedad la familia adopta distintas formas. Entre otras: núcleos incompletos (uno de los padres y sus hijos), extendida (otros familiares), los hijos también pueden estar a cargo de otras personas, incluso no familiares. Lo importante es saber quiénes cumplen ese rol.
Hay que tener en cuenta que la familia es la base de la sociedad y es la principal fuente de influencia que tienen los hijos. Ya que desde su nacimiento, el niño recibe en ella satisfacción a sus necesidades primarias de alimentación, seguridad, cariño, etc. Es la primera fuente de estímulo para su desarrollo como persona, como ser social. Es a través de ella que en el niño toma contacto con la sociedad.
Es por eso que la familia debe permitir el desarrollo del niño como persona que se valora, que es capaz de tomar decisiones, de aceptar o rechazar las influencias de los demás, de protegerse.
Una buena calidad en las relaciones familiares permite que la familia tenga mayor importancia en la relación respecto a otras influencias, como por ejemplo las amistades, la escuela y otras personas.
En las relaciones de padres e hijos es importante que los padres impongan normas, ya que los hijos no son simples copias de ellos (padres) o de quienes tomen como modelos. Por esto los hijos necesitan que les impongan normas, definiendo qué conductas son adecuadas y cuáles no los son, lo que es justo e injusto. Además es importante que esas normas sean claras, es decir que pongan límites respecto a lo que está permitido y lo que no. Por ejemplo, el respeto a ciertos horarios (fiestas, diversión, estudios, etc.). Pero así también es importante que los padres señalen razones, para que los hijos entiendan el porqué de esas normas y la necesidad de respetarlas.
Así mismo, los hijos deben entender que las normas familiares y su aplicación son una expresión de atención y cuidado por ellos, en definitiva, son una expresión de afecto.
Las normas que establece la familia y su refuerzo, expresado en premios y castigos, son parte del control que los padres deben tener sobre la conducta de los hijos. Este control debe ser entendido en relación con una autoridad legítima de los padres, es decir, basado en la cercanía, una identificación de padres con hijos.
Hablamos de un control efectivo basado en el respeto a los hijos y no en la fuerza, ni el miedo o el castigo indiscriminado, pues esto no implica una restricción innecesaria de la libertad de los hijos; al contrario, la autoridad de los padres actúa principalmente a través del estímulo y el reconocimiento a las conductas positivas, en una valoración de su persona y sus capacidades.
Por otra parte, al hablar de psicofármacos hacemos referencia a toda esa serie de pastillas, relajantes, excitantes, anfetaminas, etc. que constituyen un peligro potencial como drogas, ya que en algunos países no hay una buena regulación, y existen vacíos en las leyes, que provocan el que se puedan comprar sin receta, en provincias cercanas, y vender en el mercado negro después. Se debería legislar en común y con los mismos criterios, al menos en ese sentido tan importante para la salud. Aquí en España, la Ley que regula la venta de medicamentos es igual en todas las regiones, es decir, es nacional, aunque exista por desgracia el tan despreciable mercado negro.