Consonancias, 55
Llegaron a Zaragoza después de haber tocado en Alcobendas, donde iniciaron su gira española el viernes 8 de noviembre, y en Las Palmas y Málaga los días siguientes. A continuación lo harán en Madrid, Barcelona, Murcia y Barakaldo, pasando por Austria y Eslovaquia antes de regresar a sus raíces en Cracovia. Estos polacos universales llevan dos décadas recorriendo el mundo y consiguiendo un éxito creciente porque su música suena a profundidad, a trabajo concienzudo, a respeto por las tradiciones y a riesgo en la innovación.
El concierto que ofrecieron en el zaragozano Teatro Principal, con el aforo casi lleno, el pasado día 12, martes, fue de una enorme densidad. Hora y media de entrega absoluta a una reflexión hecha música, ni un minuto desperdiciado, aprovechados los interludios para dar pequeñas explicaciones sobre la obra y hacer un guiño a los espectadores indicando los discos a los que pertenecían los temas a interpretar, ofreciendo de paso información sobre la decena de sus producciones grabadas.
Jerzy BawoÅ‚, al acordeón, Tomasz Kukurba tocando la viola, aunque comenzó con un flautín, y Tomasz Lato al contrabajo eléctrico, forman un trío especial, tanto que Nigel Kennedy ha llegado a afirmar que lo más atractivo de su música es su sinceridad y su autenticidad, en definitiva su realidad espiritual. Aprovechando los más sofisticados recursos de la electrónica, sus composiciones alcanzan una dimensión que traspasa las fronteras de la acústica convencional.
El orden de sus temas no es aleatorio, ni siquiera histórico. Los inicios de su aventura musical estuvieron vinculados al klezmer, que ahora es simplemente una referencia, como lo es la música balcánica y las alusiones al jazz, que forman un telón de fondo rítmico sobre el que van construidas unas melodías muy elaboradas; el orden es intencional, sumergiendo al espectador en una especie de proceso místico, si se deja conducir por las esferas inescrutables de la música profunda.
Kroke es algo más que un grupo, y sus conciertos superan la simple propuesta evasiva. Cuando los ritmos desbordan la periferia sensorial, las armonías conmueven la fibra sensible y las melodías ahondan en el misterio que explora la música, se trata de otra cosa. Estos artistas son en cierto modo embajadores de un mundo que está más allá, aunque vibre dentro de nosotros.