Hace sólo unos días compartí con vosotros un artículo sobre la tristeza que surge del desamor. Por esta razón, hoy me gustaría realizar una reflexión sobre la situación opuesta: la alegría que nace del amor. Por ejemplo, el enamoramiento produce una serie de síntomas también físicos que dificultan la concentración intelectual.
Por esta razón, a veces, un enamoramiento muy intenso puede hacer que una persona brillante académicamente obtenga peores notas en los exámenes de un semestre. Lo cierto es que el amor en su emoción inicial puede tener tales dimensiones que en cierto modo es incontrolable al cien por cien por la mente humana. Tal vez, este puede ser uno de los motivos por los que el atractivo inicial del amor también tiene una duración temporal en el tiempo.
El amor es una causa de alegría como bien han explicado diferentes filósofos a lo largo de la historia del pensamiento. Pero eso sí, el amor produce felicidad siempre y cuando sea correspondido. De lo contrario, nace el sufrimiento y el vacío interior. Cualquier persona debería sentirse valiosa por el simple hecho de haberse atrevido a amar más allá de cómo haya finalizado una historia. De hecho, nadie puede conocer el resultado de una historia de amor si no se anima a intentar dar el paso.
El amor es esencial en cualquier etapa de la vida pero todavía lo es más en la vejez cuando como consecuencia lógica de la edad, surge la debilidad y también el miedo. Miedo a la soledad, a la enfermedad y a la muerte. El amor en la vejez supone el magnífico regalo de poder echar la vista atrás para observar la evolución de una historia de dos y los momentos compartidos a través de fotografías que permanecen en la memoria por pura inercia.
Es imposible olvidar todo aquello que ha nacido del corazón de forma misteriosa puesto que nadie decide de quién se enamora, cómo ni cuándo.
A veces, en el amor también surgen fisuras aparentes a través de conflictos o distanciamientos. Conflictos que tal vez invitan a tirar la toalla a un ser humano demasiado orgulloso. Sin embargo, sólo aquel que persevera se da cuenta de que la compañía es mejor que la soledad del alma. Soledad entendida como soberbia y sentimiento de superioridad sobre los demás.
Es difícil saber cuál es la receta mágica para que una historia de amor dure toda una vida. Sin embargo, seguro que en tu entorno conoces el caso de parejas que llegaron a la meta juntas. Cada persona tiene su propio camino por eso, debes tomar el misterio como una fuente de motivación para aprender a vivir en contacto con la magia que cada día aparece en tu rutina diaria.
Imagen: Flickr-Eduardo Rodrígues
