Escenarios, 48
El Teatro de las Esquinas de Zaragoza ha ofrecido durante el último fin de semana un excepcional texto dramático de David Mamet en el que dos mujeres, dentro de un centro penitenciario, enfrentan sus posturas vitales.
MagÁ¼i Mira y Ana Wagener dan vida a una reclusa anarquista, Cathy, y a una funcionaria de prisiones, Ann, encargada de hacerle el último examen de conciencia antes de realizar un informe que puede concederle la libertad.
Salvadas las pequeñas diferencias entre el sistema penitenciario norteamericano, donde ocurre la acción, y el español, donde se ha estrenado bajo la dirección de José Pascual, este drama de corte filosófico no tiene desperdicio. La trama, que en principio corre el riesgo de parecer reiterativa, va adquiriendo dimensiones insospechadas tanto por la fuerza del texto como por la capacidad interpretativa de ambas actrices. Se produce entre ellas una empatía al mismo tiempo que un enfrentamiento dialéctico sobre temas tan trascendentes como la ideología política, la acción consiguiente, los métodos a utilizar para la transformación social, el castigo, el arrepentimiento, la redención de penas, el cambio de mentalidad, las intenciones ocultas y en definitiva el sentido de la vida de cada una de las interlocutoras.
Hay algunos aspectos un tanto lejanos para el espectador español, como la conversión de la protagonista del judaísmo al cristianismo, y la trasgresión de un principio jurídico fundamental en los Estados Unidos relativo a la inviolabilidad de la conciencia religiosa de los encarcelados.
La reciente obra de Mamet es un ejemplo magnífico de lo que denominamos teatro de ideas, en el que el texto lo es casi todo y por él mismo sustituye a cualquier escenografía
El diálogo transcurre en medio de un espacio vacío, de gran alcance simbólico, con un mínimo mobiliario consistente en una mesa y dos sillas. Las sucesivas tensiones que se producen entre los personajes quedan aplacadas de vez en cuando por una llamada telefónica de contenido impreciso; claramente es un recurso para rebajar la carga emocional del texto.
En el transcurso del diálogo se desliza sutilmente la idea de la conciencia, o de la concienciación, como vía de respuesta a las contradicciones y conflictos que jalonan la historia de la humanidad.
Al final de la obra, el día del estreno, hubo un interesante diálogo entre MagÁ¼i Mira y el público que se quedó al coloquio.
Hay que resaltar que las actrices estuvieron dispuestas a interpretar ‘La Anarquista’, de forma gratuita y solidaria, en el Centro penitenciario de Zuera, en sesión matinal del sábado día 8. Finalmente, dificultades ajenas a su voluntad, lo impidieron.