Escenarios, 60
El pasado fin de semana han presentado Los Mancusos en el Teatro del Mercado su último espectáculo, ‘Los Mancusos y el BarÁ§a-Madrid’, una colección de cuadros cómicos y satíricos sobre la gran divinidad de los siglos presentes, su santidad el fútbol.
La acción transcurre siguiendo el ritmo de un partido de la máxima rivalidad, esos partidos del siglo de los que cada año hay por lo menos dos, entre el real fútbol club de Barcelona y el real fútbol club de Madrid.
Comienza la serie con una consulta psicoanalítica del árbitro del encuentro, lleno de miedo ante el reto que se le avecina. A continuación hay diversos lances de los cuales son protagonistas los aficionados, los directivos, las mujeres de algunos jugadores, los miembros de un partido político y hasta unos médicos, pendientes del resultado del partido en medio de una operación.
La concepción de la trama es ingeniosa, sin ser novedosa, pero tiene algunas deficiencias en cuanto a la sucesión cronológica que al principio parece ser el patrón de desarrollo escénico. Cuando el espectáculo va a acabar, aparecen pequeños sketches complementarios que perfectamente podrían haber sido intercalados en la trama. Hay también una escena bastante confusa en la que dos policías atienden y cachean a un ciudadano que, en realidad, es su nuevo jefe llegado de incógnito a la comisaría.
La base de la pieza son los textos, las miradas y la gestualidad, por lo que la escenografía es sumamente escueta y carece de relieve.
El lenguaje es definido, oportuno e hilarante en general. Pero hay dos citas que podrían haberse evitado, o al menos matizado: una alusiva a la etnia negra y la otra al estrabismo del director de cine Fernando Trueba. En ambos casos se desborda lo cómico para entrar dentro del capítulo de lo ofensivo, o al menos de lo incómodo. Son dos pequeñas nubecillas que, a mi entender, empañan un espectáculo globalmente luminoso.
