Sabemos —y eso nadie lo discute— que el futuro de la humanidad depende en gran medida de la salud de nuestro planeta. Y en ese factor de mayor o menor salubridad, el agua juega un papel esencial. La cultura del agua no es un asunto baladí que deba afectar únicamente a los especialistas en la materia, sino que debería formar parte de la cosa cultural, de las entrañas de la sociedad, y por ende tendría que ser un tema asociable al acervo cultural de nuestras comunidades actuales. Hay que educar a los jóvenes, y aun a los adultos, en la cultura del agua.
Hace unos días, leíamos un estudio difundido por Plos One, publicación internacional de divulgación científica en red, donde se advierte que la escasez de agua impacta cada año de manera directa en más de dos millones y medio de personas. «El agua dulce es un recurso escaso: el acceso al líquido elemento resulta limitado y la demanda va en aumento», dijo Arjen Hoekstra, catedrático en administración del agua de la Universidad de Twente, en los Países Bajos, y coautor principal del trabajo titulado Escasez mensual global del agua: huella del agua dulce versus disponibilidad de agua dulce. «Hay muchos lugares en el mundo donde existe una merma seria del agua, ríos que se secan y una disminución en los niveles de los lagos y otros cuerpos de agua a nivel del suelo», agregó Hoekstra. El estudio destaca de forma clara cómo es que el agua que se utiliza para la agricultura, la industria y el uso de boca ha sobrepasado los niveles adecuados de consumo sustentable en numerosas regiones del planeta.
Tengamos en cuenta este dato: el noventa y cuatro por ciento del impacto hídrico de la humanidad está relacionado con la agricultura. Es importante que la tecnología consiga la producción de más y mejores alimentos con una menor cantidad de riego. La escasez de agua puede afectar gravemente a la economía de ciertos ámbitos, especialmente en los sectores relacionados con la producción eléctrica de los países industrializados, y hasta desequilibrar gravemente la paz social en ciertos lugares deprimidos del mundo.
En España, varias universidades y centros académicos están luchando por estudiar con precisión el origen y desarrollo de algunos problemas derivados de una deficiente distribución del agua sobre el territorio. «Para el logro de objetivos de mejora en la distribución del agua, es indispensable la máxima cooperación de gobiernos, empresas, agricultores y organizaciones ambientales», señala Juan Manuel Matés, profesor titular de la Universidad de Jaén y uno de los investigadores actuales más notables en este campo. «Solo con el apoyo de todos —añade— se conseguirán avances significativos en este ámbito y en otros que afectan igualmente a los recursos hídricos».
Existen publicaciones —algunas de nuevo cuño— donde se vierten los resultados de los estudios y novedades relativos a la cultura del agua en el mundo. Algunas de ellas son monográficas y otras abordan más temas. Vamos a destacar dos de ellas que tienen su ubicación en nuestro país y que nos parecen importantes por su seriedad, prestancia y rigor académico de los trabajos publicados y de sus firmantes y colaboradores. La primera es la Revista de Historia TST, Transportes, Servicios y Telecomunicaciones, editada por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, que en su número 26, de marzo de 2014, publica un espléndido dossier titulado «Abastecimiento de agua y desarrollo urbano en la Historia Contemporánea». Entre una larga nómina de autores participantes, se recogen trabajos de Juan José González Reglero, Alexandre Fernández, Giorgio Bigatti, Beatriz R. Solveira, Julio Contreras Utrera, Daniel Gómez Escoto, Rolando García Blanco, Inmaculada Simón y Juan Manuel Matés, que además dirige y coordina el dossier.
La otra publicación que queremos destacar es la revista Agua y Territorio. Se trata de una publicación semestral muy joven, aunque no por ello menos sólida, a la que auguramos un futuro magnífico y repleto de logros en su quehacer específico. El número 1 de la revista data de enero-junio de 2013, y está editada por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Jaén. En dicho número se publica un dossier titulado «Gestión y tecnología en el abastecimiento de agua potable». Firman trabajos, entre otros, Alberto Ruiz Villaverde, Patricia Méndez, Alicia Torres Rodríguez, Víctor Heredia Flores, y Miguel Casillas Báez. Se publica además una interesante entrevista, realizada por Frederico Alvim y Jesús R. Navarro-García, a Xabier Ballbé, director del Observatorio Nacional del Termalismo y Desarrollo Rural. La revista Agua y Territorio está patrocinada por el Seminario del Agua, Territorio y Medio Ambiente del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) y dirigida por el doctor Juan Manuel Matés Barco.
Terminaremos recalcando que el agua no es un bien inagotable ni un recurso optativo. Necesitamos el agua para el desarrollo de la vida. Por ello, hemos de colaborar todos, cada cual en la medida de nuestras posibilidades, en el cuidado de la salud planetaria. Desearíamos, pues, que se avance en el fortalecimiento de una verdadera cultura del agua para que las nuevas generaciones tuviesen clara la necesidad de mimar con celo este bien colectivo imprescindible.