El porvenir es inevitable, preciso, pero puede no acontecer (Jorge Luis Borges)
El accidente de Fukushima ha marcado un antes y un después en el devenir de la energía nuclear a nivel mundial, reconvirtiendo a devotos de la misma en escépticos y dando sólidos argumentos a todos aquellos que llevamos años criticando su aplicación por los efectos perniciosos, tanto aquellos conocidos como los que nos quedan por conocer, para la especie humana y el entorno en el que vivimos.
Cristina Narbona y Jordi Ortega abordan en «La Energía después de Fukushima» (Ed. Turpial) este tema con inteligencia y rigurosidad, aportando información inexorable que ayudará al lector a conocer más en profundidad las complejidades del mundo energético, con sus verdades y sus mentiras, con sus intereses creados y los que quedan por crearse, echando por tierra la demagogia más extendida a propósito de la energía nuclear y dando su apoyo decidido y sin paliativos al desarrollo de las energías renovables.
El libro echa por tierra la percepción general, fomentada por el lobby nuclear, de que la energía nuclear es más barata, ya que recuerda a los lectores que ésta se paga al coste marginal de otras energías y no de la suya, con lo que aunque la producción de la misma pueda ser más económica, ahora que ya están amortizadas las centrales gracias al esfuerzo impositivo de los contribuyentes, la realidad es que se está pagando al mismo precio que otras.
Analizando el caso alemán, y por comparación el español, pone de manifiesto como los germanos han sabido dar un paso atrás en sus errores y recomponer su mix energético abandonando la conquista nuclear tras el desastre de Fukushima, algo que España se está resistiendo a hacer perjudicando de manera notable nuestro sector económico de liderazgo internacional, como es el de las energías renovables.
Narbona y Ortega critican abiertamente la nueva política del Partido Popular que ha retirado las subvenciones a este tipo de energías retrasando el desarrollo de España a nivel internacional en un sector de alto valor añadido y en el que nuestras empresas están claramente posicionadas en todo el mundo. Una ceguera absoluta que repercutirá de manera negativa en la economía española en los próximos años.
En definitiva, «La Energía después de Fukushima» es un soplo de aire fresco que desempolva el viejo debate nuclear sobre las bases de la actualidad más recalcitrante y dota de esperanzas reales a los que creemos que un mundo movido por las energías renovables es posible, siempre y cuando, claro está, los políticos de turno apuesten por el bien común y no por los intereses creados.
¿Cómo evaluar los daños [de la energía nuclear] si muchas de las víctimas aún no han nacido?