Cultura

La «femme fatale» rusa por excelencia: Anna Karenina

El amor es como la escarlatina, todos lo pasamos una vez en la vida.

Anna Karenina, de Leon TolstoiDecenas de veces había querido conocer a Anna, pero cada vez que en casa se hablaba de los rusos se nombraba a la Garbo, o a la Karenina, como la denominó el propio Tolstoi. Y la respuesta siempre era la misma: Anna Karenina es la historia de un adulterio, no es apto para niños. Así que, aprovechando los meses de verano, que siempre son buena ocasión para leer, decidí conocer de verdad a la pobre Anna Karenina, la mujer que tantos corazones había conquistado desde su creación en 1877 hasta el momento. Me dejé de películas, versiones, y adaptaciones y ataqué la novela, un libro de casi mil páginas no podía ser solo un adulterio, y efectivamente, la vida no es tan sencilla.

Cuando Tolstoi se sentó a retratar la sociedad rusa con realismo en pleno siglo XIX, eligió el mito de la femme fatale en toda su crudeza, un romance de la alta sociedad con su desenlace, ajeno a los finales felices. En los primeros capítulos me di cuenta de que Anna Karenina es la historia de algo más que una pasión, es la vida de cualquier mujer que infeliz con su pasado y consciente de su vacío existencial, busca recuperar el tiempo perdido. El príncipe Stiva es un alto funcionario que le ha sido infiel a su mujer Dolly, y para convencerle de que no le abandone llama a su hermana Anna Karénina. La llegada de Anna a Moscú predeterminará el fatal desenlace al coincidir con un terrible accidente en el tren. Mientras tanto, un amigo de la infancia de Stiva, le propone matrimonio a la princesa Kitty que lo rechaza esperando una oferta del oficial Conde Vronsky. El enamoramiento de éste hacia Anna y la correspondencia de la misma, pese a su amor por su hijo Seriozha, desencadenarán la tragedia de la vida. Llegado un momento en que el adulterio es insostenible Anna reconoce ante su amante: “No tengo paz que dar. No puede haber paz para nosotros… Sólo miseria o la felicidad más grande”.

Tolstoi tiene una cualidad que muchos otros escritores rusos copiaron a posteriori, la honestidad. La virtud de saber plasmar el daño y el dolor que provoca un adulterio en los matrimonios, el sufrimiento oculto de las mujeres, de los hijos, y el dilema del cónyuge engañado; las consecuencias, en definitiva de dejarse llevar por la desordenada pasión. La mujer fatal ha sido en los últimos siglos uno de los referentes de la literatura rusa, pero siempre, a diferencia de otras muchas novelas de Occidente, tratada con realismo. Irene Nemiróvsky, años más tarde nos propone otra femme fatale, “Jezabel»: “La juventud podía dejar que las lágrimas resbalaran por unas mejillas a las que embellecían, como la lluvia a una flor. Ella, en cambio, tenía que recordar que el llanto hace que se corra el maquillaje”. El llanto de la infelicidad e insatisfacción consigo misma.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.