La tristeza infinita de tus ojos,
esa mirada al fondo del la nada,
¿es dicha o es desgracia? No se sabe.
La delgadísima línea de tus labios
musita una palabra misteriosa
que roza el silencio y no lo alcanza.
Tu mano delicada apenas toca
la seda del vestido; lo acaricia.
Al fondo, el mundo asoma como bruma
inhóspita, apenas existente.