Escenarios, 58
Cuesta entrar en el flamenco como no hayas nacido en un ambiente predispuesto al cante o hayas realizado un esfuerzo continuado para descubrir su duende. Yo he hecho lo segundo desde hace bastantes años y he conseguido una suficiente aproximación a esta extraordinaria expresión artística.
La ciudad de Zaragoza cuenta con una notable trayectoria en cuanto a escuelas e intérpretes, además de los sucesivos ciclos de flamenco que ofrecía el Auditorio –lamentablemente interrumpidos de momento por la crisis económica– y de otras actividades promovidas por la Casa de Andalucía y las asociaciones dedicadas a potenciar este arte.
En el Teatro Principal de Zaragoza se ha ofrecido el pasado fin de semana un espectáculo de gran densidad cómica y artística. ‘La gloria de mi mare’, realizado por Choni Cia Flamenca, dirigido por Estrella Távora, con el patrocinio del Instituto Andaluz del Flamenco, es una fusión muy bien conseguida entre el teatro, el baile, la música y el cante. La trama es sencilla pero consistente: una madre, que no ha podido desarrollar sus ambiciones artísticas por las circunstancias de la vida, se vuelca en la promoción y protección de su hija dedicada al espectáculo flamenco.
La acción se desarrolla a lo largo de 14 números escénicos, alternando los episodios cómicos con los musicales. Hay cierta reiteración en algunas escenas, aunque en conjunto la obra resulta suficientemente fluida. Los personajes están muy bien dibujados, particularmente el de la madre de la artista que interpreta un hombre, alternativamente Juanjo Macías o Juanfra Juárez, según indica el programa. El guitarrista Raúl Cantizano desempeña su papel a la perfección, con un toque seguro, luminoso y lleno de matices. Uno de los episodios más notables es el reto de castañuelas entre la bailaora, Asunción Pérez, y la cantaora, Alicia Acuña. La comicidad reposa por completo sobre la madre de la artista, que con su acento, sus giros lingÁ¼ísticos, su mirada y sus posturas hace girar en torno a si todo el espectáculo. Espléndido el vestuario. La escenografía y la iluminación están igualmente muy bien conseguidas.
