Si es verdad lo que se dice y publica; los miembros de la Guardia Civil los van a dedicar a recaudar nuevos impuestos para las exhaustas arcas estatales y además los van a obligar (psicológicamente) a que se estimulen mucho, puesto que en ello les va a ir el cobrar más o cobrar menos cada mes; incluso en ello participar los oficiales ya que ellos también participan de ello. Aparte de cuanto se ha publicado en todo tipo de prensa y difundido por las ondas de radio y de algunas televisiones, que desde tiempo atrás vienen denunciando fuertes presiones para que aumenten las multas… “hoy hay que venir con tantas multas como mínimo”.
Pero y por cuanto se dice y publica el Cuerpo de la Benemérita, se ha rebelado de forma muy inteligente y para protestar por cuanto son de los peor pagados, de los servidores de la ley y el orden. Por ello han decidido dejar en descanso las libretas y los bolígrafos y se limitan a amonestar al infractor, salvo casos en que ello no es posible. Así cumplen el reglamento, que al parecer da opciones amplias antes de multar al infractor. Y ello lesiona no sólo los intereses estatales sino igualmente los del cuerpo, ya que según actuaciones hay unos pluses o no los hay.
Aparte de lo que se dice en los medios; en la red de Internet y del correo electrónico, se dicen muchas más cosas; tales como las que copio de un correo recibido: veamos.
Guardia que multa, guardia que cobra: La Guardia Civil sigue presionando para aumentar el número de denuncias . La supuesta huelga de bolígrafos caídos de los agentes de Tráfico y el consecuente descenso de denuncias realizadas está poniendo de los nervios al Ministro Rubalcaba y al Director General de Tráfico. Por ello, en respuesta a esta medida han ideado un maquiavélico sistema de puntos con el que valorar a los agentes de Tráfico y hacer que su sueldo dependa de ello.
Pese a que el Ministro Rubalcaba ha insistido en declarar que su única preocupación es la seguridad vial y no el afán recaudatorio, menospreciando incluso a quién insinúe lo contrario, lo cierto es que el baremo de puntos desacredita por completo las palabras del Ministro. Y es que resulta cuanto menos contradictorio que se puntúe hasta cuatro veces más por una denuncia en materia de transportes, con sanciones muy elevadas, que por un auxilio en carretera. Al margen de estas incoherencias, lo cierto es que el sistema propuesto es manifiestamente injusto y podría tener serias repercusiones. Al estar ideado como medio de coacción, los agentes podrían dedicarse más a proteger sus sueldos que a la seguridad vial, buscando puntos donde fuese fácil cometer infracciones que no causasen un grave peligro a la circulación. De este modo, una patrulla podría conseguir muchos puntos pero no haber logrado prácticamente nada en beneficio de la seguridad vial. Pero lo más grave es que no se sabe cuántos puntos son necesarios para cobrar el complemento de productividad. Además, por muchos puntos que consigan, los últimos siempre se quedarán sin ese complemento, porque no hay para todos. Es decir, no cobras aunque hayas puesto mil denuncias si otro puso mil una. Así se abre la veda de una frenética caza de puntos, cualquier infracción vale. Lo de menos es la seguridad vial y lo verdaderamente importante es proteger el máximo posible de nuestro exiguo sueldo. Por otro lado, este tipo de presiones no solo se dan entre los agentes de Tráfico sino que se están extendiendo de manera preocupante al resto de Unidades. Se insiste a los mandos con órdenes, siempre verbales, que hagan seguimiento de la labor de cada guardia civil y se le recuerde que la ley obliga a denunciar. Así queda claro que si no hay denuncias, serán los mandos los que pierdan sus complementos.
Visto estas cosas tan desagradables y que ocurren dentro del posiblemente mejor valorado de los Cuerpos del Estado, en estos momentos… imaginemos lo que ya debe estar ocurriendo, en las autonomías (sedientas o en la ruina) y en ayuntamientos, diputaciones, cabildos y todo aquel lugar donde el que manda sanciona “a su capricho”.
O sea que si seguimos así, paso a paso, va llegar a lo de tiempos remotos y que cuando “una tropa armada”, entraba en saqueo de bienes, una parte era para la tropa, otra más importante para los cabecillas de la misma y la más importante para el jefe o caudillo; y todo ello impuesto por la más vieja y vil de las leyes… LA LEY DEL MÁS FUERTE y que de mil formas diferentes sigue imperando en este pobre planeta.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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