Economía

La incongruencia del capitalismo, perdón, liberalismo económico

Vivimos instalados en pleno régimen capitalista, o como se le llama en los ambientes bienpensantes de hoy en día, liberalismo económico, y parece que el mercado, esa entelequia divina, todo lo resuelve gracias a sus mecanismos de ajuste tendentes siempre al equilibrio perfecto, un objetivo que nunca se alcanza por definición del mismo concepto.

Este liberalismo económico nos ha trasladado de las economías basadas en los bienes de producción que teníamos durante buena parte del siglo XX a la situación actual, en la que la economía se basa única y exclusivamente en los bienes de consumo.

Debido a esta traslación, la buena salud de la economía dependerá en gran medida de la capacidad de consumo que tengan los individuos que forman la sociedad. En una doble identidad, a mayor poder adquisitivo de los individuos, más volumen de bienes de consumo adquiridos en el mercado, y mayor crecimiento económico de la sociedad.

Por tanto, parece claro que el liberalismo económico buscará siempre, y en cada momento, el mayor poder adquisitivo de los individuos que conforman su sociedad para promover la producción de bienes de consumo.

Por otro lado, si escuchamos a los gurús de la economía actual, o si leemos a los eruditos de la ciencia económica, comprenderemos que su única receta para la crisis que estamos viviendo en estos momentos es la moderación salarial, es decir, impedir que los salarios de los individuos crezcan, al menos, tanto como la inflación.

¿Cuál es la primera consecuencia de esta medida? Como es evidente, el poder adquisitivo de los individuos se verá reducido. En este nuevo escenario cada individuo tendrá menos capacidad para adquirir bienes de consumo en el mercado, lo que provocará, ineludiblemente, un estancamiento de la producción de estos bienes y, en consecuencia, una desaceleración económica.

Llegamos, entonces, a una evidente incongruencia del sistema, que ataca directamente a su propia esencia.

Por tanto, el liberalismo económico sólo es efectivo en época de bonanza económica, pero se muestra incapaz e ineficaz ante cualquier situación de crisis, independientemente, del grado que ésta alcance.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.