En mi humilde opinión, no hay mayor horror que el incubado dentro de la psique humana. Es bastante complejo y arduo abordar los elementos represores del inconsciente que podrían manifestarse sin control, al tener un detonante agresivo. Planteado esto, Roman Polanski lo explora en una disección psicológica precisa hecha celuloide, ejecutando un personal ejercicio de terror.
Carol, una ensimismada muchacha que presenta aversión total –con énfasis en lo sexual- hacia los hombres, es el vehículo ideal para mostrar las intensas y desoladoras consecuencias del deterioro emocional, llegando incluso a la aniquilación de una identidad vulnerable y mal formada por las circunstancias. Aunque previo a tal declive, Polanski nos introduce ciertos detalles tanto semióticos como metafóricos que componen una sobrecogedora construcción de los síntomas esquizofrénicos, hasta la cúspide de su colapso mental. Ella en sus experiencias del dia a dia y la dificultad de la elemental interacción, son un coherente caldo de cultivo para una semilla perturbadora, un apunte de su pasado que ofrece un estremecedor giro argumental implícito. Lo previsto surge; siendo incapaz de expresar o expiar, se sobrecarga con difusas alucinaciones donde abstrae un espectro tangible, la violación.
Nos dejamos absorber en un viaje repleto de claroscuros, sin limitarme a los manejados en impecable cinematografía o al efectivo –algo tosco ahora- trabajo sonoro. Casi somos participes de un estudio sensorial que nos permite probar por destellos la angustia lacerante de Carol – interpretada brillantemente por Catherine Deneuve- en nada grandilocuentes escenas, olvidándonos de ser meros testigos pasivos. En verdad hay intimidad y conciencia al presentar coherentes detalles simbólicos de su deterioro, junto al lenguaje compuesto cuidadosamente.
Deseo ser breve en esta ocasión para recomendarles, mejor pedirles, se hagan el favor y denle una oportunidad a esta muestra formidable de su director, libre de atenuantes. Una segunda película de relato inquietante, aunque impecable al transmitir la visión de una mujer despedazada que se diluye, gracias a la crueldad e indiferencia del turbio entorno que la rodea.