Amo los tiempos de la poesía,
como a ti en aquél fatídico día, cuando surcábamos
las ilusiones más contradictorias, pero ahora
mira que ha sido de las mismas.
Ayer me fijé y el reloj de la Puerta del Sol
se ha quedado clavado en la misma hora y el mismo minuto,
ya sólo luce de día porque de noche
ya sólo lucen las luces de las avenidas.
Que contradictorio es todo y más lo eres tu
a todas horas,
ya no están clavadas,
ya no están a solas.
Te quiero y quiero encontrarte, donde nadie podrá
ni pudo imaginar,
sentirte,
tocarte,
ser tú y yo,
nadie más.
©Roberto Zarco.
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