La Virgen de luto. Eduardo Fernández Merino.
“Considero muy enriquecedor el conocimiento de las alegorías y códigos visuales que utiliza el ser humano a la hora de plasmar conceptos teológicos, filosóficos o espirituales y la forma en que el arte ha hecho llegar tales ideas abstractas al pueblo llano, analfabeto en la mayoría de los casos, mediante la utilización de colores, atributos o gestos en las imágenes sagradas que en ocasiones se repiten en creaciones artísticas de culturas y religiones muy diferentes, alejadas social y geográficamente”.
Página 13.
“El vestuario de luto en los siglos XVI y XVII en España estaba asociado indefectiblemente a las prendas largas y sobrias que caían con languidez por el suelo, tanto en hombres como en mujeres. Visualmente estas ropas producían una gran impresión de seriedad y tristeza, al ver tantos metros de tela negra deslizarse por el suelo, cubriendo a las abatidas viudas o a los deudos el difunto”.
Página 88.
“Si hay una pieza de orfebrería que sintetiza e identifica por excelencia la idea de los Dolores de la Virgen María es, sin lugar a dudas, el corazón inflamado y atravesado por hirientes espadas, dagas o puñales”.
Página 192.
Hay libros que sorprenden por ir mucho más allá de lo que se infiere por su título. Incluso por su temática. O lo que uno imagina o prejuzga que es su temática. Hay libros que te demuestran que ser simplista no es hacer la vida mejor, sino perderte muchas veces lo mejor de la vida. Y que dar por hechas las cosas, sin cuestionarlas, sólo lleva a una ignorancia contumaz. Hay libros que abordan la investigación desde la experiencia y el sentimiento, desde el sobresalto artístico interno y son capaces de comunicarlo. Y en definitiva hay buenos libros que se nos presentan una vez en la vida y en los que podemos encontrar tanto, en los que se ha volcado tanto esfuerzo, amor y dedicación, que al final es imposible ignorarlo.
Uno de esos libros es, sin duda La Virgen de luto, un ensayo de gran calidad, basado en una documentación ciclópea pero digerida hasta la extenuación para hacer la lectura amena y fácil al lector. Sorprende la juventud del autor quien, a pesar de la misma, lleva cinco años estudiando el tema sobre el que ahora ha publicado.
Un tema, por cierto, que rescata los orígenes de una tradición centenaria, que se sigue practicando en nuestros pueblos e iglesias sin que se supiera ya muy bien por qué en muchos casos. La historia (Historia) que subyace a esta tradición nos remontará a la polémica corte de Felipe II, allá por las «Españas» donde no se ponía el sol, y a su tercera esposa, Isabel de Valois. Pero también nos llevará a encontrarnos con personajes que seguramente nos resultaban desconocidos, aunque hubieran sido importantes en aquella corte ingente, y por quienes, de la acertada palabra del autor, sentiremos al final cierto cariño.
Después de explicarnos la raíz de este árbol que se ha ramificado muchísimo, el autor nos llevará por los libros y los escritores más insignes de la Literatura española, de Quevedo a Lope, pasando por Cervantes, Calderón o Benito Pérez Galdós, donde beberá para explicarnos y demostrarnos la existencia de esta tradición y su sentido de forma continuada en el tiempo.
¿De qué estamos hablando? De la forma de vestir a aquellas imágenes de la Virgen que responden a sus advocaciones Dolorosas, llámense Dolores, Soledad, Angustias, etc. y que, en fin, representan a la Virgen en los momentos de pesar por la muerte de su Hijo. ¿Por qué muchas de ellas lucen ese traje negro, con un gran manto, y a veces, muchas veces, se acompañan de una saya negra y unas tocas y rostrillos blancos? ¿Por qué se enjoyan y bordan sus trajes? ¿Cuáles son los elementos originarios de ese atuendo y por qué han sobrevivido? ¿Qué significan? En este libro se nos aclararán las equivocadas ideas que relacionan su figura y colores por ejemplo a las monjas.
Sobre todo esto nos hablará Eduardo Fernández Merino con gran soltura, explicándonos los patrones del S. XVI e incluso reproduciéndolos a escala con una pequeña talla para que se pueda entender el porqué y el cómo de cada prenda, terminando por ilustrarnos con múltiples ejemplos y particularidades de cada una de las Comunidades Autónomas de nuestro país. Todo ello estará acompañado de un gran número de grabados, dibujos, cuadros y fotografías de Vírgenes que no sólo harán mucho más visual la lectura, sino que la ilustrarán continuamente, lo que nos ayudará a entender aquellos términos o costumbres que sean actualmente poco comunes.
El ensayo está escrito desde la humildad y la sencillez y esto se nota desde el comienzo, en que el autor nos hará partícipes de una experiencia personal infantil que, sin él saberlo entonces, marcaría el inicio de esta pasión y de este proyecto (que se acompaña de página web y documental explicativo). Ese estilo nos acercará a todo lo que se nos cuenta de una forma vívida, nada academicista, aunque siempre rigurosa y exacta. La investigación, que le ha llevado por numerosas ciudades de España: Requena, Medina del Campo, Toledo, Cuenca, Valencia, Arganda del Rey, Córdoda, Madrid (donde surgió esta forma de vestir a las imágenes)… pero también por ciudades italianas como Milán o Palermo, llegando el estudio hasta “Flandes”, en concreto Bruselas y Brujas.
El libro palpita a veces de la mucha pasión que se ha volcado en él siendo uno de sus rasgos más destacables, sin duda, el evidenciar que la investigación nace de una sana curiosidad y de un amor que no se agotan, que necesitan compartirse; y que es esta curiosidad la que evita que se pierda el sentido de las tradiciones y los símbolos, y por tanto, nos sigue ligando a nuestras raíces.
Una gran obra escrita de una gran manera. Un ensayo que nos guiará por los siglos desde el XVI hasta nuestros días, contemplando una evolución que, a pesar de los nuevos ornamentos, no ha traicionado la figura originaria, aparentemente sencilla pero muy elaborada y llena de significado. Profesional, cercano, divulgativo, sentido y delicioso.
