Si no gritaras más
cuando el dolor se clava
en tu lecho vacío,
volverías
volverías a mí
y el recuerdo de tu risa,
sentiría de nuevo
vibrar mis nervios engarzados
a los tuyos.
Eres como la laguna
abierta a mis instintos
y buceo entre tus sentimientos
para alcanzar mis dudas.
Las algas en tu mente
se mecen y rebosan
libertad…
y los peces de colores
nadan contra corriente
en esta vida de sierpes
donde caminar despacio
supone no saber volver
al punto de partida.
Sorteando con destreza
los grandes e insospechables
designios de la belleza
en esta vida.