Vivir en apariencia a veces no es una tarea fácil. En el camino a veces, el deseo se enfrenta con la realidad. Es decir, aquello que en ciertos momentos nos gustaría alcanzar es materialmente imposible en la rutina diaria. Así sucede en el plano del amor y también en el entorno laboral.
Tal vez por eso, debemos aprender a disfrutar con la realidad y limitar el campo de la idealidad, allí donde con la imaginación podemos recrear un mundo fantástico que poco o mucho tiene que ver con la vida concreta. Lo cierto es que aunque vivir no es una tarea fácil, existen personas que se complican la vida a sí mismas cuando adoptan el rol de tener una doble vida.
Es decir, cuando asumen que quieren vivir en la apariencia, ocultando algo, con el esfuerzo de voluntad que supone vivir de esta forma. Especialmente, cuando una doble vida se prolonga a lo largo de los años. Es algo que puede llegar a angustiar.
Existen muchos casos de personas que tienen una doble vida además en muchos sentidos diversos. Por ejemplo, una persona casada puede mantener una relación paralela con alguien fuera del matrimonio apostando así por la infidelidad. En el ámbito laboral también puede suceder que alguien esté atravesando un momento económico muy difícil y aun así, quiera aparentar riqueza y comodidades ante los demás. Incluso, ante los más cercanos.
La doble vida en última instancia remite a la ocultación de algún ambito de nuestra vida incluso con aquellas personas con las que existe la suficiente confianza como para vivir con naturalidad y poder compartir el presente en diferentes ámbitos, es decir, con la familia, la pareja o los amigos.
En una relación que es de verdad, no existe ocultación sino que dos personas se muestran tal y como son. Por supuesto, cada persona tiene su propia intimidad, es decir, su tesoro interior de vivencias. Sin embargo, es muy bonito poder compartir la intimidad de uno mismo con el entorno más cercano.
También existen padres de familia que en apariencia son ejemplares, parejas que parecen modélicas hasta que un día, por sorpresa, se produce el divorcio. Las consecuencias de tener una doble vida son, el sufrimiento. El sufrimiento aún a costa de algunos momentos de placer o alegría. Lo cierto es que en la balanza pesa más la mentira, el sufrimiento y la tragedia de vivir a medias.
Aprende a vivir y a mostrarte tal y como tú eres porque en la medida en que tú te respetes a ti mismo, los demás, también te querrán del mismo modo.
Imagen: Flickr-Chino