Permitamne que inicie este artículo diciendo que en literatura ya casi no me sorprende nada. Y no es porque considere que está todo escrito o inventado, sino porque casi todo lo que cae en mis manos de lector voraz y apasionado, aún estando bien o muy bien en muchos casos, me resulta redundante y poco »novedoso».
Pero de cuando en vez, como regalo del cielo creador, encuentro al azar alguno de esos libros redondos; maestros, sin mácula, geniales. La penúltima vez que me ocurrió eso fue con La Habitación Enorme, de E. E. Cummings, aunque esta obra sublime data del año 1922, ergo la considero ya un clásico inigualable del genio de Cambridge.
La última fue hace pocas fechas, por casualidad, vía internet y sus musas. Les presento, señores y señoras, a un genio español contemporáneo y a su Historias de un Bobo con Ánfulas, de José Antonio Del Pozo.
Podría dejar la reseña así, tal cual, tan convencido estoy que me encuentro ante un escritor en mayúsculas y un libro de diez, que a veces pienso que todo el mundo lo ha leído ya, de forma ineludible. Pero por desgracia no es así. El »ingeniero» D. José no es un lector de masas, ni acaudala elogios encendidos de parte de esa »crítica especializada» que no lee más allá de sus sueldos de editorial a conveniencia de quienes lo pagan. No, D. José es un genio de la literatura que vive en el lado oculto de la prensa y el Establishment literario, no sea que rompa moldes y algunos queden en ridículo.
Segoviano de nacimiento, genio literario, »cabroncete» e incisivo, domador de letras y humilde amigo de sus amigos, Del Pozo ha osado con éxito materializar en este su primer libro un conjunto de historias en torno a un personaje que bien podría ser real y el nuevo Lázaro de Tormes del siglo XXI. Recrea el escritor las aventuras y andanzas de Armando, que yo definiría como un hombre a su pesar, o a sus circunstancias pegado.
De lectura amena, tronchante y delirante a partes iguales, producto patrocinado por alguna empresa de clinex por las lágrimas de la risa que provoca, esperpéntico hasta cierto punto, del mismo Quevedo envidia, tierno y espejo de muchos, así es este libro que la literatura española necesitaba. Y no porque D.José nos regale un invento nuevo, sino porque de manera audad y un profundo respeto hacia el oficio de escritor, el autor conjuga narrativa, imaginación, dominio de las letras y, lo más importante: talento a raudales.
No soy amigo de anticipar argumentos ni de elogiar sin fundamento. Es por eso que, simplemente, les digo a todos ustedes que si están interesados en leer uno de esos libros que se convierten de cabecera, busquen al autor y compren el libro. Pero les advierto; no respondo de posibles adicciones ni que se queden con ganas de más, que son los efectos secundarios de quienes hemos leído Las Historias de un Bobo con Ánfulas y estamos que trinamos porque se nos hace larga la espera de una segunda entrega, y una tercera, cuarta, quinta…