La Real Sociedad Económica de Amigos del País congregó a los rectores de las universidades públicas valencianas para hablar sobre el reto del cambio de modelo productivo y el papel de la Universidad en ese proceso. Todas las universidades valencianas promueven activamente las relaciones con el entorno empresarial. Sin embargo, los rectores coinciden en que han de redoblar esfuerzos en el ámbito de la transferencia de conocimiento.
“Las relaciones con la empresa se tienen que producir por necesidad, no hay otro camino. Además, la Universidad ha de ser muy consciente de que, o cumple su función social, o a lo mejor alguien nos sustituirá. De modo que debemos liderar el cambio”, estas fueron las contundentes palabras que el rector de la Universidad Miguel Hernández de Elche, Jesús Rodríguez Marín, pronunció la semana pasada en el marco de mesa redonda en Valencia.
Los rectores de las universidades públicas valencianas con el director de la «Económica», momentos antes de la mesa redonda. Imagen: Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia.
Esteban Morcillo, rector de la Universidad de Valencia, se refirió a varios documentos europeos en los que insisten en la importancia del conocimiento, la formación, investigación e innovación, para lograr el cambio del modelo productivo.
“En el año 2000 teníamos un déficit tecnológico (la diferencia entre las exportaciones e importaciones de bienes de media y alta tecnología) de 8.000 millones de euros y una tasa de cobertura tecnológica de algo más del 50% lo que nos situaba en el ranking de los 30 primeros países en índice de competitividad», recordó Juan Juliá, rector de la Universidad Politécnica de Valencia.
Caída en el ranking de competitividad
En 2008, el déficit tecnológico fue de 20.000 millones de euros y la tasa de cobertura fue tan solo de un 28% -uno de los indicadores de un país en vías de desarrollo es que dicha tasa es inferior al 25%-, y hemos caído al puesto 42 del ranking de competitividad”.
Para invertir esta tendencia, el rector de la Universidad de Valencia incidió en que «todos han de aportar su grano de arena». En este sentido, las administraciones deben aportar mayores fondos, las empresas incorporar mejoras tecnológicas, y las Universidades acercarse a la empresa.
«Creo que la sociedad se puede sentir satisfecha de cómo las universidades públicas hemos dado respuesta a las demandas sociales al ido asumiendo funciones nuevas como el hacer buenas publicaciones”, opinó Morcillo.
Hacia la tranferencia del conocimiento y la innovación
“Actualmente ocupamos el noveno puesto a nivel mundial por delante de lo que nos correspondería según el PIB de España y producimos aproximadamente el 75% de toda la ciencia que se produce. La trayectoria que nos queda por recorrer es potenciar la transferencia de conocimiento e innovación y superar algunas reticencias internas”.
El rector de la Universidad de Alicante, Ignacio Jiménez Raneda, recordó que, aunque es cierto que hay cabida para la mejoría en cuanto a la transferencia, la mentalidad ha cambiado radicalmente en los últimos 20 años.
“Todas las universidades tenemos claro que la transferencia de conocimiento hacia la sociedad y la empresa es imprescindible, se han incrementado los contratos firmados y las instituciones damos mayor importancia a la investigación aplicada. Esto significa que permitirá que en los próximos años el déficit se vaya cubriendo poco a poco”. Introducir sexenios de transferencia para estimular esta actividad entre el profesorado universitario, fue una reivindicación común.
La industria local requier un nuevo cambio tecnológico
Vicent Climent, máximo responsable de la Universitat Jaume I (UJI) de Castellón, puso como ejemplo de buenas prácticas las fluidas relaciones entre su centro, especialmente desde el Instituto de Tecnología Cerámica (ITE), y la industria cerámica. “El sector empresarial siempre ha sido consciente de la introducción del conocimiento para mejorar el producto y ha reconocido la importancia de la Universidad en la transferencia de conocimiento y en la formación de titulados. Sin esta trayectoria de colaboración, el impacto de la crisis habría sido todavía mayor en este sector”.
Sin embargo, explicó, la industria local ha alcanzado su punto de madurez y requiere un nuevo cambio tecnológico para mantener su competitividad. “La UJI puede contribuir a esa transformación a corto plazo a través de nuevos planes de marketing y creando observatorios para abrir nuevos mercados y, a medio plazo, puede contribuir con el diseño de nuevos productos”, concluyó.
“La universidad no ha de explicar a los empresarios el camino para conseguir el cambio de modelo productivo, sino ayudarles a ello”, aseguró Jesús Rodríguez Marín. Y el único camino, según el rector, es a través de la innovación. Entre las medidas que citó: incrementar la prospectiva tecnológica, fomentar el emprendedurismo, la creación de spin-offs y nuestra participación en ellas.
Además, aseguró que, aunque las OTRI están haciendo un buen papel, deben ser más proactivas. Es decir, no limitarse a ser gestores de proyectos que proponen grupos de investigación, sino salir del centro y escuchar las iniciativas de las empresas a la vez que presentarles la oferta tecnológica de la Universidad.
Algunos ejemplos de colaboración
Entre los mecanismos que se han ido creando para favorecer la colaboración, además de las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI), figuran los parques científicos y las Fundaciones Universidad-Empresa, como es el caso del ADEIT de la Universitat de ValÁ¨ncia. Las cátedras empresariales también han proliferado, así como programas específicos para el fomento del emprendedurismo como es el caso del programa IDEAS en la Universidad Politécnica de Valencia a través de la cual se han creado más de 400 empresas.
Otros ejemplos incluyen iniciativas como la de la Universidad de Alicante que se ha especializado en Propiedad Intelectual e industrial y asesora a empresas, los Desayunos Tecnológicos que organiza la Universidad Miguel Hernández donde grupos de investigadores exponen sus resultados a empresarios de distintos sectores, o jornadas como Enrédate de la Universitat Jaume I que reunió recientemente a empresarios y emprendedores de la provincia.
RUVID // Lauren Wickman