Cultura

Las Memorias del Silencio

 

LAS MEMORIAS DEL SILENCIO

 

Por mi Madre, Bohemios… Por todas las Madres…

EL BRINDIS DEL BOHEMIO

http://www.poesia-inter.net/gag001.htm

http://www.youtube.com/watch?v=zdbRheRA33c

MADRE ALMA

Por: Belisario Rodríguez Garibaldo

Panamá, 8 de diciembre de 1991.

A mi Madre, profesora Doña Alma Esther Garibaldo de Rodríguez (Q.E.P.D.); 23/12/1952 + 22/03/2011.

En las manos de Dios, elevo en su memoria la luz y el amor del mundo y de la vida…

Madre que brota la esperanza,

amo tu sonrisa

y tus manos

que me cuidaron desde niño.

Amo tus ojos

que me vieron nacer,

en este nacer uniforme;

sin embargo nunca me faltaste.

Recuerdo las noches

de agonías que sufrías

al ver un hijo enfermo;

las noches de torturas que sufres

al ver un hijo ausente.

Yo, el hipócrita y el rebelde,

tú, la madre silenciosa y abnegada;

tus lágrimas se vertían

como un puñal que daba por la espalda.

Hermosa y joven,

risueña, cabellera negra;

luego, cabellera blanca…

Que tarde se da cuenta el hombre

la falta que le hace la madre;

y cuando uno se da cuenta,

ya no somos hombres,

somos niños,

hambrientos de cariño…

Del Poemario “Las Memorias del Silencio”, Belisario Rodríguez Garibaldo, Editorial CIEN, Panamá, 2006.

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FRENTE CARMESÁ 

 

Por: Belisario Rodríguez Garibaldo

 

Por que fuimos uno solo bregando en el silencio,

de transmutar las horas y los días contrapuestos,

fuiste llenando el vacío y la ausencia de tenerte,

como tiene al río aquel que nada contra la corriente.

 

Inspirador fue el aroma de perfume Rosa y fresco,

resplandece aún en mi alma el brillar de tu mirada,

donde la ausencia se convierte en carmesí en la frente,

y en la espera de encontrarte he navegado hacia el poniente.

 

No te me vayas más, si necesito tu simiente,

para edificar mis sueños en el interior de tu mirada,

si te vas ahora no te encontraré de frente, – y pienso –

que sólo el lecho y el caminar andante me permitirá tenerte.

 

Del Poemario “Las Memorias del Silencio”, Belisario Rodríguez Garibaldo, Editorial CIEN, Panamá, 2006.

 

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UNA CITA CONMIGO

 

Por: Belisario Rodríguez Garibaldo

 

A José de Jesús Martínez,

In Memoriam.

 

Hay un teléfono, pero no suena,

espero solo una llamada,

tengo una cita aquí conmigo,

espero mi llamada en el teléfono,

mi mirada se pierde en el silencio,

en la mesa hay un jarrón de florero,

el teléfono, los libros, un cenicero y un cigarrillo,

la flores del jarrón no se marchitan y están bellas,

en la mesa también están mis lentes redondos,

mis lentes de aro negro y el paquete de cigarrillos,

y a lo lejos una música que dice más que las palabras,

y estoy solo, solo conmigo, espero mi llamada,

para ver a lo mucho si me acuerdo de que existo,

me canso pues el teléfono no existe,

los cables están en mi mente,

tomo un cigarrillo y me lo fumo lentamente,

me canso y no llamo,

me quede esperándome,

entonces me paro y me voy,

camino por las calles sin sentido,

hacia el espacio reducido de la vida,

me canso de esperarme a mi mismo,

el teléfono no suena, no me llamo,

me quede esperándome,

mi tiempo no contempla mi existencia.

 

Del Poemario “Las Memorias del Silencio”, Belisario Rodríguez Garibaldo, Editorial CIEN, Panamá, 2006.

 

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SUENA EL ENCUENTRO

 

Por: Belisario Rodríguez Garibaldo

 

Buscando irías,

cuando la avenida se perdió,

entre tanques de oxígeno

y flores nebulosas,

se escucha el ruido del tren,

¿lo oyes?,

se escucha un jazz,

de ideas, mentiras y verdades,

cavilando vas en un cuarto de música,

un minuto para más tarde,

figuras de mujeres

entre naranjas podridas,

se acerca lo empañado de los lentes,

¿oyes el tren?,

se acerca, nos engulle,

y se nutre de tu sonrisa,

de tus palabras,

busca el faro, la luz,

y el pito que suena,

ni un pito toca;

la neblina se riñe,

la calle esta húmeda,

la llovizna canta,

y entre cruces se va al pasado,

un día, señor o señora,

te mueres, y entonces ¿qué pasa?: nada,

sólo te comes un biscocho en el cielo, y basta;

lamento haberte gritado,

por ti he llorado, y he visto el sol,

después de la niebla,

cuando las ortigas florecen,

y todavía escucho el tren…

 

Del Poemario “Las Memorias del Silencio”, Belisario Rodríguez Garibaldo, Editorial CIEN, Panamá, 2006.

 

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PRISIONERO DE LA NOCHE

 

Por: Belisario Rodríguez Garibaldo

 

La noche sigue sola y gigantesca,

y he intentado de esquivar las llamadas de la noche,

pero me es casi imposible,

pues mis ojos desorbitados siguen mirando

a las aves que vuelan a lo lejos,

siguen mirando las estrellas que tiritan solitarias,

siguen sintiendo el viento que revuelve mis cabellos,

siguen sintiendo el frío que se cala hasta mis huesos,

y a través de la mirada complaciente del espacio,

un jazz sigue tocando dentro de mi alma,

y no puedo hacer nada,

pues las luces que se desprenden de los cielos,

las he de seguir contando y recontando,

y he de tejer de ellas un mantel bordado de mis sueños,

y al observar lentamente, en un descuido,

los ventanales que se abren por los vientos,

y los árboles que danzan suavemente,

como si quisieran cantar un verso a los cometas,

y bailar con todo y la humedad

que endulza las rosas con espinas,

las cuales me inundan sus fragancias,

hasta perderme en el acertijo de la noche,

una noche de inmensa oscuridad dormida,

donde sólo la luna penetra una luz

para que sueñen los poetas,

para que duerman los ausentes,

mientras que yo, el soñador,

el testigo mudo de los hombres,

he de fusionarme con la noche,

hasta formar dentro del universo,

un solo cuerpo sumergido en el silencio…

 

Del Poemario “Las Memorias del Silencio”, Belisario Rodríguez Garibaldo, Editorial CIEN, Panamá, 2006.

 

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DIATRIBA CONTRA UN DIOS QUE YO NO ENTIENDO
(O UN SIMPLE POEMA DE AMOR PARA ELLA, QUE YO NO ENTIENDO)

 

Por: Belisario Rodríguez Garibaldo

 

Si esculpiese fuego,
en las estatuas verdes del eterno,
nacería nuevamente derrotado,
pues he querido sangrar
sin cicatrices,
esculpidas en oropel de sueños.

 

Buscando silencio,
y sólo ese mar de musas inconclusas
en que he naufragado, riendo;
porque quiero verme
en mis ojos midiendo
el sentido nostálgico del tiempo.

 

Pero el Amor se fue, se va
por veredas infinitas,
formando puntos en la arena,
granos incesantes de arena y tiempo,
porque de ellos son los vericuetos
por donde transitas, transito,
como un aprendiz veleta en el viento.

 

¿De qué se puede arrepentir
el intrépido hacedor de cosas?,
que se desvanece y sólo queda
en el recuerdo fútil;
si acaso forma una coral
que gime en la historia,
en un espacio vivo y muerto.
Llámame si te acuerdas
que en algún momento
fuimos viento,
si en medio de desiertas tierras
naufragaste tú, como naufrague yo
en tu pecho.

 

Y si por extraña coincidencia
apenas nos mencionamos,
ligeramente en fracciones tímidas
de un momento,
o que por casualidad, un arrojo,
un huracán sopló diciendo: no lo quiero,
o si lo quiero, o mejor aún,
lo quiero tanto que no lo quiero;
pues así amamos nuestras vidas,
significando que amamos y odiamos,
y como odiamos, queremos;
entonces llámame,
si nos encontramos en ese laberinto
preparado para purgas
de aquello que un día fuimos;
y allí, al igual que aquí,
estoy seguro, lo sé, lo sabemos,
nos volveremos a ver, siempre,
siempre lo veremos, lo buscaremos.

 

Y es así en el camino del tiempo,
porque no hay veredas
por la que transitas, transito, transitamos,
sin que ya estemos saltando
como niños en un juego,
no porque seamos niños, no,
sino porque solo existe un juego.
 
 
Así que llámame, Amor, búscame,
que yo te busco,
tanto como te he encontrado en todo lo que he hecho,
a ver si por extrañas apariencias,
por el destino, porque esta escrito,
entonces nos encontremos todos,
miles y millones, todos; tu y yo, todos.

 

Entonces y solo entonces
en un pasto verde descansemos,
contemplando el oropel de aquel encuentro,
en un universo donde nadie se imponga,
solo el amor, la armonía, el tiempo.

 

Del Poemario “Las Memorias del Silencio”, Belisario Rodríguez Garibaldo, Editorial CIEN, Panamá, 2006.

 

 * El libro esta compuesto de una selección antológica poética personal del autor con un total de 160 poemas.  De la obra nos dice el mismo autor en el Prefacio del libro: “Los hombres de este tiempo son esclavos de los tiempos en que vivimos. Tiempos posmodernos, tiempos inconclusos, transición de nuevos tiempos. El problema fundamental del hombre de este tiempo, donde hay tanta técnica de comunicación, es justamente la incomunicación. La terrible soledad del hombre posmoderno, la constante búsqueda del otro, la imposibilidad de una relación profunda con los otros… La vida del hombre posmoderno, de todos y todas, esta encerrada en una cotidianidad asfixiante, entre problemas sociales y humanos, que también se alimentan en la memoria colectiva.”

 

 

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.