Cultura

Las rejas de la libertad

En numerosas ocasiones se considera que la libertad es aquella posibilidad en la que cualquier individuo tiene la potestad de dejar vagar libremente sus derechos sin tener necesariamente obligaciones ni deberes.

La libertad, así entendida, pasa con extrema facilidad de ser libertad a libertinaje, de amor propio a egolatría, de crecimiento en hundimiento en apegos y creencias de otro tiempo donde, tal vez tuvieron su éxito analizadas desde el futuro de aquella historia y que, dado que no son corrientes  ni de uso habitual tal vez cabe comprender que no son del todo positivas para el individuo en general ni para el colectivo que conforma la raza humana.

Es sabido también, gracias a los avances tecnológicos que somos capaces de medir la felicidad gracias a determinados parámetros y lóbulos cerebrales donde se ve que hay crecimiento o decrecimiento según se sea más feliz o menos. En este sentido, se han hecho mediciones en todo tipo de personas y circunstancias, y curiosamente, el hombre más feliz del mundo, aquél cuyos parámetros de felicidad son más altos apenas si vive en cuatro metros cuadrados en una celda de un monasterio en plenos Alpes, en soledad la mayor parte del tiempo y sin más compañía que la naturaleza y sus cuatro paredes.

En estas circunstancias cabe cuestionarse si a este buen hombre, un monje tibetano, anteriormente agente comercial experto en marketing y finanzas, no sabemos si le afectará especialmente la crisis económica, social y política que sufre Europa… tal vez, sencillamente, viviendo el presente es la única manera de estar plenamente en una felicidad constante ya que, aunque suene algo redundante somos el futuro de nuestro pasado y estamos trabajando el pasado d enuestro futuro pero, en ambos casos seguimos estando en el aquí y ahora a cada momento.

Con todo este abanico de ideas deambulando libremente por mi escritorio, recordé una frase que oí al Maestro Zen Dokushó que dijo «vivir en el presente es vivir la eternidad pues, siempre es AHORA», y tal vez esa sea la opción más rentable intentar no estar pre-ocupados, no trabajar hoy recordando el ayer para preparar un mañana que, en muchas ocasiones no llega, sino vivir en el hoy desde hoy y para hoy, sin apegarnos a otros tiempos que fueron y a otros qu evendrán son los que son los demás pueden llegar a ser o tal vez incluso fueron, si bien el tiempo todo lo difumina y lo disipa.. la libertad pues no siempre va en función de la felicidad y la felicidad no siempre te lo da la libertad… pues en circunstancias la propia libertad te genera una serie de ilusiones, de previsiones y perspectivas de futuro que, primero no son reales, y segundo nos condiciona a perdernos el presenten pensando en el futuro  y lo que es más grave, olvidándonos del pasado.

Ya se decía antiguamente «un pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirlo». En este sentido los pueblos orientales, China, Japón etc… tienen un gran respeto por todo lo antiguo, lo ancestral y lo culturalmente suyo porque esa es la raíz de la que todos en su familia han mamado y les ha traido hasta el dí ad ehoy, y ello merece un respeto y una atención. Cosa que en Europa lamentablemente se está perdiendo y nos estamos volviendo dependientes de la tecnología el consumismo, el merchandissing… y todo ello nos aboca a caer en una espiral descendente que nos genera la más dura prisión en la qu epodemos entrar: la de la desilusión por la propia vida.

Por eso comprar es útil, válido, incluso interesante pero como decía Paracelso: «El veneno no está en las sustancias sino en la dosis», el veneno de esta sociedad está en la desmesura que nos ha llevado a un consumismo que no sabemos frenar y que al final se ha vuelto en forma de crisis económica y social. Son rejas sí, sin duda, más fuertes y tortuosas que las de acero de la más cruel de las prisiones de máxima seguridad, ya que esas rejas físicas son vulnerables, las otras son psicológicas y blandirlas no es cuestión de fuerza ni de tanques sino de voluntad y fortaleza de espíritu… así pues, si pretendemos salir de esto necesitamos fortaleza personal, individual, abierta a nuevas corrientes, ideas más flexibles, menos dominadoras y restrictivas que nos permitan movernos como pez en el agua suave y ligeramente.

Podemos, soy plenamente consciente de que podemos, pero para todo gran viaje hay que empezar por un pequeño paso, tal vez este artículo sea el primer paso que algunos no han dado y para otros un descanso en la confianza de un trabajo bien hecho, suerte y a por ello

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.