Pionero y promotor de la Astrofísica en España, el catedrático Francisco Sánchez ha dedicado su vida a impulsar la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Tras descubrir la extraordinaria calidad astronómica del cielo canario, fundó los Observatorios de Canarias, donde hoy en día se emplazan telescopios de más de sesenta instituciones científicas de dieciocho países, conformando en conjunto el Observatorio Norte Europeo (ENO).
¿Cómo justificaría ante el hombre de la calle la inversión en investigación y desarrollo tecnológico?
Es muy difícil, porque todavía nuestra cultura es una cultura de Letras. Lo digo porque todo el mundo siente vergÁ¼enza al no saber algo de Historia o de Literatura o de Arte, pero hacia las ciencias hay mucha gente que tiene hasta desprecio, sobre todo si tuvo mala suerte en Matemáticas. Además, en los medios de comunicación -no hay más que ver películas- todavía el sabio se asocia con el chalado, que puede convertirse hasta en un personaje peligroso y aparecer casi cercano a los terroristas. A partir de esa visión disparatada del científico, para mucha gente la inversión en ciencia supone un despilfarro enorme. Sin embargo, hay personas que sí saben qué representa el conocimiento científico y cómo va ligado al desarrollo tecnológico, y cómo el gasto es pequeño si se compara con los presupuestos de Defensa. Cualquier avioncito sale más caro que los grandes telescopios. No hay duda de que si somos capaces de explicar bien las cosas, la gente entenderá que gracias a la ciencia se puede vivir más y mejor, e incluso acabar con la hambruna, pero tiene que hacerse un esfuerzo muy completo, también por parte de los medios de comunicación.
¿Cómo valora el papel de la divulgación científica en un Consorcio Público como el IAC?
Yo lo valoro en altísima medida, pero además con obras y no con palabritas. Desde que empezamos, en la década de los 60, estamos implicados en la difusión de la ciencia. Tuvimos muy claro desde un principio que teníamos la obligación de explicar a la gente nuestros descubrimientos –en definitiva la sociedad nos paga- de la forma más directa y más asequible posible. Y además, ir más allá, contando no sólo lo que hacíamos nosotros sino el papel de la ciencia en el mundo actual. El IAC ha sido pionero en embarcarse seriamente en la difusión cultural, en conseguir que en la cultura popular entren también la ciencia y la tecnología. Si esto no lo hacemos, la brecha que hay entre la cultura de la calle y la cultura de los científicos va a ser cada vez más grande. No olvidemos que en el Renacimiento se produjo algo parecido. Fue un salto tan grande de conocimiento con respecto a la Edad Media, que la sociedad establecida no lo asumió y persiguió a los científicos. Y ahora, si no hacemos algo, la gente no va a entender lo que se está haciendo. Hoy en día la ciencia está tocando los genes y hay que entenderlo muy bien y saber dónde estamos y qué estamos haciendo. Es fundamental, en resumen, que todos los investigadores individualmente, los centros de investigación colectivamente y los medios de comunicación solidariamente expliquemos y expliquen la verdad sobre la ciencia.
¿Qué beneficios sociales y económicos tendrá para Canarias la posible instalación del Telescopio Europeo Extremadamente Grande (por sus siglas en inglés, el E-ELT) en el Observatorio del Roque de Los Muchachos?
La lista es larga, tan larga que hemos encargado a una consultoría que haga un estudio muy riguroso sobre sus posibles repercusiones económicas y sociales. Está claro que una inversión de más de mil millones de euros y unas operaciones que pueden resultar muy caras cada año dejan de forma directa o indirecta un poso en el entorno. La Palma lo va a notar. Es un “superregalo”, sin más. Pero es que a nosotros nos importa lo que hay de más. Si se instala finalmente en el Roque de Los Muchachos, significará que nuestras observaciones estarán en primera línea este siglo. Tendremos un telescopio “de primera”. Es algo espléndido para la ciencia y para la tecnología, para la industria y para el prestigio. Y un prestigio no sólo científico, sino además cultural y social, aspectos que considero muy beneficiosos. No es fácil y entiendo que todos, incluidos los científicos, los políticos y hasta los empresarios, tendrían que unirse muy bien unidos para conseguir que esto se hiciera en Canarias.
¿Cree que el Gran Telescopio CANARIAS (GTC) acabará con el complejo histórico, demostrando que se pueden liderar desde el archipiélago canario proyectos de Gran Ciencia? ¿Servirá de incentivo en el futuro a otras empresas e instituciones?
Estoy absolutamente convencido de que es así. Sobre todo recuerdo que cuando nosotros comenzamos con la idea de construir el Gran Telescopio CANARIAS nadie se lo creía, pero ni siquiera nosotros mismos. Así que demostrar y demostrarnos que sí somos capaces nos quitará complejos. Esto lo estamos haciendo bien, es muy importante y no hay duda de que nos dará mejores condiciones y perspectivas. Hablamos de futuro, pero también podemos hablar de presente. Las propias empresas y centros de investigación que han cooperado con nosotros en la construcción del telescopio están realizando ya ahora contratos internacionales, de modo que son más conocidas y más competitivas.
El Instituto de Astrofísica de Canarias acaba de recibir un galardón más: el Premio Canarias 7 por su labor de Investigación, Innovación y Desarrollo. ¿En qué medida cree que el IAC ha contribuido a posicionar al archipiélago canario a la vanguardia de la ciencia?
Desde luego y sin ninguna duda, el IAC ha colocado al archipiélago a la vanguardia de la Astrofísica. Y no sólo en ciencia, sino también en tecnología asociada y en algo muy importante: en la formación de investigadores y tecnólogos. No hay que olvidar que estamos en plena simbiosis con el Departamento de Astrofísica de la Universidad de La Laguna. Ahí hay un Máster de Astrofísica que es el primero que se hizo en Canarias y es además un máster de excelencia. Yo creo que de alguna manera el IAC ha contribuido al desarrollo de la ciencia por contagio y por sinergias, y estoy convencido de que el entorno de un centro de investigación como el nuestro, que tiene mucho tirón y mucho agarre, tiene que influir en todo el entorno.
Fuente: SINC / IAC.