La obra de teatro, sobre la Inquisición en Sevilla, que provocó su defenestración literaria
Los fuegos de Santo Domingo fue interpretada por el régimen comunista como una metáfora peligrosa de la propia política represiva bolchevique frente a herejes
16 de octubre de 2014.- Los fuegos de Santo Domingo es una obra de teatro inédita en español, publicada por Berenice, sobre el drama de la Inquisición española. Un tema que le sirvió a su autor, Yevgueni Zamiatin, de excusa metafórica para asestarle un mandoble a la política represiva del soviet leninista. Pasó de su adhesión incondicional a la disidencia más feroz motivado por el rechazo que le generaban las tendencias totalitarias de la revolución bolchevique.
Será la ciudad de Sevilla el escenario escogido por este autor, como trasunto de su Rusia natal, para arremeter contra las políticas revolucionarias de Lenin, que convertían la simple disidencia en herejía, tal y como ocurre en esta trama teatral que recrea un proceso inquisitorial del siglo XVI, bien ambientado, en el que se enjuician y persiguen a herejes protestantes, que no son más que disidentes de la verdad oficial.
De hecho, Los fuegos de Santo Domingo fue interpretada por el régimen comunista como una metáfora peligrosa de la propia política represiva bolchevique frente a herejes. Su publicación y estreno, junto a su artículo Tengo miedo, de la misma época e incluido en este libro, fueron el detonante de las antipatías del régimen por un escritor hasta entonces totalmente identificado con el proceso revolucionario soviético.
Según su editor, David González Romero, Zamiatin “tenía una gran reputación por lo que impartía cursos oficiales de escritura y literatura, tenía abiertas las puertas de todos los órganos de expresión de la revolución y se permitió osadas caricaturas literarias de Lenin. Esa condición, doblemente peligrosa, hizo que su proceso fuera, más que una depuración directa, una lenta defenestración”.
Los fuegos de Santo Domingo incluye, como apéndice a esta obra, a parte del artículo Tengo miedo ya mencionado, su célebre y valiente carta a Stalin redactada en 1931, en la que el escritor rogaba al dictador su expulsión y exilio de la URSS, antes que la dolorosísima y prolongada muerte literaria que se fraguó con la publicación de esta obra teatral ambientada en Sevilla.
Con el tiempo Yevgueni Zamiatin ha ido ganando sitio y reconocimiento en el panorama literario, pues hay que tener en cuenta que su obra sufrió un carpetazo estalinista que supuso su olvido absoluto desde 1931 hasta que aparecieron nuevas ediciones rusas de su obra en 1989, gobernando ya Gorbachov con su Perestroika.
A pesar de haber participado en la Revolución y haber sido detenido en numerosas ocasiones por sus escritos revolucionarios, no pudo escapar a la ceguera de los totalitarismos: «Sé que aquí, debido a mi costumbre de escribir según mi conciencia y no por mandato alguno, se me considera escritor de derechas; mientras que allí, por esa misma causa, tarde o temprano me tildarán probablemente de bolchevique», comenta Zamiatin en su carta a Stalin.
Yevgueni Zamiatin nace en Lebedian en 1884. Ingeniero de profesión, participó activamente en el partido bolchevique, por lo que fue procesado en varias ocasiones. Publicó libros de relatos como La vida en provincia (1913), así como textos de reflexión y memoria: En el quinto infierno (1914), Los isleños (1918) y El pescador de hombres (1921).
Su gran novela Nosotros (1920) prefigura la distopía de Orwell. Su teatro obtendrá importantes éxitos: Los fuegos de Santo Domingo (1922), La pulga (1925) y Atila (1928). Publica además otro libro de cuentos: Relatos deshonestos (1927).
Sin embargo, su independencia crítica lo enemista con el poder, y se enfrenta a la imposibilidad de publicar; por ello, escribe a Stalin planteándole la alternativa para salir del país, como hombre libre si es inocente o como pena de destierro, si es un criminal. Finalmente, se le autoriza a irse del país con su mujer en 1932. Fallece en París cinco años después.