EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Vistas las medidas que se recomiendan para paliar o acabar con la crisis da la impresión de que los orígenes del mal se fundamentan en la indemnización por despido, dicen que hay que abaratarlo y ya lo han hecho; en los salarios, hay que bajarlos y se ha comenzado por los funcionarios; en las pensiones, ya se han congelado para el próximo año; en subir la edad de jubilación tanto en el mínimo exigido y en el definitivo; en aumentar los años cotizados; en alargar los años para hallar el cálculo de la pensión y que se considere toda la vida laboral en vez de los 15 años que se exigen actualmente y que de algún modo vienen a propiciar el que la pensión sea de miseria y no de hambre, aunque las de hambre existen. Con esto la conclusión a que se puede llegar es la de que los obreros no son la savia que mantiene viva a las empresas y por tanto a la economía de un país sino que por el contrario vienen a ser la carcoma que destruye ambas cosas.
Al parecer estos son los males que nos han llevado a la crisis galopante que se viene sufriendo a nivel mundial. Nada tiene que ver el que se haya llevado una política económico-financiera totalmente errónea y el haber vivido y gastado todos, desde el más rico al más pobre, por encima de nuestras posibilidades gracias a una política bancaria propia de un encantador de serpientes. Pero no, según se puede ver los causantes de la crisis son los trabajadores y los pensionistas. No creo que los trabajadores y pensionistas sean la causa de este crack que más que esto ha sido un naufragio de la economía de los países desarrollados, los subdesarrollados y los del tercer mundo no han sufrido esta crisis porque desgraciadamente para ellos la viven de continuo.
Siempre lo he dicho, los de abajo a cascar y a pagar los platos que han roto los de arriba. Es de esperar que la cosa pare ahí y que la abolición, hace siglos, del derecho de pernada no piense algún sesudo varón que sea un factor más que haya podido contribuir a conformar la crisis, porque si es así nos exponemos a que los poderosos lo quieran recuperar. Los señores feudales, algunos empresarios y la banca, salen indemnes del trance, sobre todo el sector bancario, son los de siempre, los siervos, los que sufren las consecuencias. Hay que rezar para que la cosa no pase más de allá de las medidas que se quieren tomar, algunas ya se están aplicando, porque nos exponemos, independientemente del sexo, a que nos dejen preñados. Eso ya sería el no va más. Pero quien sabe, a lo mejor alguien recoge esta idea que me atemoriza y la incluye entre las medidas para acabar con la crisis. Son tan inteligentes y tan clarividentes, tanto los unos como los otros, que vaya usted a saber.