De todos los relatos breves literarios, escritos en verso o prosa, donde sus personajes adoptan capacidades del ser humano, este que aquí transcribo, es uno de los que más me gusta por el carácter instructivo, moralizante y didáctico de su moraleja:
Cuenta una leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga.
Esta huía rápida, temerosa de la feroz depredadora y la serpiente al mismo tiempo no desistía.
La luciérnaga huyó un día y la serpiente la persiguió, huyó dos días y volvió a seguirla allá por donde iba.
Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente:
–– ¿Puedo hacerte tres preguntas?
–– No acostumbro a dar este precedente a nadie pero como te voy a devorar, puedes preguntar––contestó la serpiente.
–– ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?––preguntó la luciérnaga.
–– No, contestó la serpiente.
–– ¿Yo te hice algún mal?–– inquirió la luciérnaga.
–– No, volvió a responder la serpiente.
–– Entonces ¿por qué quieres acabar conmigo?
–– ¡¡¡POR QUE NO SOPORTO VERTE BRILLAR!!!
Moraleja:
A lo largo de vuestra vida, muchos de vosotros os habréis visto envueltos en situaciones donde os preguntáis:
¿Por qué me pasa esto si yo no he hecho daño a nadie, ni nada malo?
Es sencillo de responder…
Por que no soportan verte brillar.
(Sigo transcribiendo lo que el antiguo texto transmite como conclusión de su obra):
Cuando te suceda esto, no dejes de brillar, continúa siendo tu mism@.
Continúa y sigue dando lo mejor de ti.
Sigue haciendo lo mejor que sabes hacer.
No permitas que te lastimen.
No permitas que te hieran.
Sigue brillando y no podrán tocarte… por que tu luz seguirá intacta.
Sé siempre auténtic@ aunque tu luz moleste a los depredadores…
Y aquí termina esta fábula donde le permitió dejar constancia,claramente a su autor,que la envidia es muy dañina.